José nació en Santa Fe y llegó de muy chico, siendo adolescente, a Berisso, supo lo que es vivir de prestado por no tener un lugar donde dormir y además cartonear para sobrevivir y llevar un plato de comida a la mesa.
La vida como hijo de originarios no le ha resultado fácil, en su cuerpo se instalaron las huellas del trabajo duro al que tuvo que exponerse para que no falte el pan en la mesa de su familia y por ello le brota desde lo más profundo la necesidad de luchar por la tierra que por derecho les pertenece y algún día poder heredarla a sus hijos e hijas.
A medida que pasa el tiempo la comunidad va creciendo en integrantes, muchos migran desde el interior del país hasta este lugar, Berisso, como si fuera la “tierra prometida”, porque aquí tienen algo, porque los pioneros con la fuerza y el empuje de las mujeres, un día se animaron a luchar. Todavía recuerdan cuando una compañera del Partido se acercó al asentamiento donde vivían y al observar sus rostros les dijo: “¿Ustedes son originarios?¿Saben que tienen derechos?”. Les propuso a las mujeres afiliarse, leer el hoy y organizarse para dejar de ser huérfanos de tierra.
-¿Qué expectativas tenías al viajar hacia Neuquén al 14 ° Encuentro de Naciones y Pueblos Originarios?
-Encontrarme a personas en el Encuentro, pero al llegar ahí no me imaginé tanta gente junta, unida en un solo reclamo, y fue la verdad muy impactante y conmovedor a la vez. Me gustó mucho la unidad que tiene cada uno. También de la organización, vos lo veías tan simple pero es un trabajo muy bueno. No me imaginé con tanto movimiento de gente que ellos hagan tan sencillo el tema de la comida y las meriendas. Estaban en todo, eso también fue muy llamativo porque yo no me imaginaba que fuera tan organizado y que cada cosa tenía su tiempo: la comida, los talleres. También me llamó mucho la atención el tema del orden.
-¿Cómo era el clima y el trato entre los asistentes del Encuentro una vez que terminaban los talleres?
-Me sentí muy cómodo, hice muchos compañeros, interactué mucho con los otros pueblos que tienen una historia muy buena y muy rica. Me pareció muy interesante y en todo momento me sentí cómodo. Como para no sentirse si te trataban como si estuvieras en casa o mejor incluso. La solidaridad de todos también me llamó mucho la atención. Igual creo que entre los hermanos, todos los hermanos que somos, está bueno eso. Que seamos todos unidos y solidarios a la vez.
-¿Pudiste ir a algún taller?
-Sí. Yo fui al taller de territorio y en el debate que estuvimos estuvo muy bueno. Nosotros pudimos aportar que lo que conseguimos, lo que sea tierra o territorio, lo conseguimos con la lucha. Nosotros tenemos que luchar. Si no luchamos no vamos a conseguir nada. Hay que luchar y cortar para que nos escuchen y se llegó a un acuerdo: va a haber una marcha nacional el 19 de abril.
-¿Alguno de tu grupo habló en el taller y pudo contar la experiencia de ustedes como comunidad mocoví?
-Sí. De nosotros hablé yo y habló Javier, que también contó la experiencia de la lucha que tuvimos nosotros para conseguir las tierras que tenemos hoy. La mayoría habló de eso y de la lucha para no perder las tierras que nos pertenecen.
– Se hizo la marcha de los pueblos originarios ¿Qué sensaciones te llevás?
-La marcha estuvo muy buena, fue muy coordinada, pueblo por pueblo, y no pensé en encontrarme con otros mocovíes. Y fue muy bueno encontrarlos. A pesar que la mayoría eran mapuches y qom, hubo uno que otro mocoví y fue muy buena la experiencia de poder interactuar y conocer un poco más la historia y la realidad que se vive. Hay mucha explotación y pueblos cercados que no tienen agua. Vemos que en otros lados son más marginados, y que lo único que nos queda es luchar.
Escribe Juliana
Hoy N° 1938 09/11/2022
