Rosa Nassif
Este acto es en sí mismo la expresión de la resistencia y la disposición de lucha de un pueblo que no ha podido ser doblegado por la dictadura más sanguinaria, más antipopular y entreguista, que recuerde nuestra Patria.Esa dictadura, a pesar de la represión y del revanchismo antiobrero más feroz, ha fracasado. Como han fracasado también los planes de Videla Viola de coronar a favor del grupo terrateniente y monopolista prorruso el proceso dictatorial iniciado en el 76.
Rosa Nassif
Este acto es en sí mismo la expresión de la resistencia y la disposición de lucha de un pueblo que no ha podido ser doblegado por la dictadura más sanguinaria, más antipopular y entreguista, que recuerde nuestra Patria.Esa dictadura, a pesar de la represión y del revanchismo antiobrero más feroz, ha fracasado. Como han fracasado también los planes de Videla Viola de coronar a favor del grupo terrateniente y monopolista prorruso el proceso dictatorial iniciado en el 76.
Y acá estamos!
A pesar de la dictadura y de los que colaboraron con ella.
Muchos de los que aquí estamos hemos compartido durante más de una década la misma trinchera popular, antiimperialista y democrática. Muchos de los que aquí estamos hemos sido protagonistas de heroicas luchas obreras y populares que sacudieron el país desde mayo del 69. Desde ese glorioso Cordobazo que hizo que nada volviera a ser igual en nuestra Patria y que estremeció los fundamentos de la Argentina dependiente y latifundista representados por la dictadura de Onganía, Levingston y Lanusse.
Estamos aquí quienes nos enfrentamos desde el 74 con las fuerzas golpistas, proimperialistas y proterratenientes y planteamos que frente al golpe prorruso o pro-yanqui había que defender al gobierno de Isabel Perón; que ese era el único camino para avanzar en la liberación de nuestro pueblo y nuestra Patria.
Luchamos junto al pueblo peronista para impedir otro 55. Y la sangre de nuestros mártires, derramada por los golpistas, selló para siempre nuestra suerte junto a la suerte de lo más explotado y oprimido de nuestro pueblo.
Por eso somos lo que nunca tuvimos expectativas en el golpe. Como no la tuvo la mayoría de la clase obrera argentina que retrocedió combatiendo. Y comenzó a organizar la resistencia a la dictadura desde el mismo día del golpe. Aprendimos con los obreros del automotor, de Luz y Fuerza, portuarios y ferroviarios, durante el 76 y el 77, a luchar en el fascismo. Y esa resistencia fue creciendo y generalizándose y fue haciendo fracasar uno a uno los planes dictatoriales.
Porque más allá de la imagen del tirano Videla triunfante en el Mundial de fútbol, estaba la realidad de una Argentina que nunca tuvo un pueblo que bajara la cabeza ante ningún tirano de la tierra.
Y a pesar de la dictadura y de los que colaboraron con ella estamos aquí, confluyendo desde todos los rincones del país (…) Estamos aquí con las heroicas madres de Plaza de Mayo que encarnan el dolor y la lucha de todo el pueblo argentino.
Estamos con los jóvenes que junto al pueblo ganaron las calles para oponerse a la guerra fratricida contra nuestros hermanos de Chile. Y que luego se manifestaron dispuestos a dar su vida para defender el territorio de la Patria del imperialismo británico.
Están acá las mujeres que se han organizado para decir basta a las bolsas vacías, basta al hambre de nuestros niños. Están nuestros presos, arrancados después de años, de las cárceles de la dictadura.
Y está también nuestro dolor, que es nuestro compromiso de lucha, por los que no están, por nuestros presos aun no liberados, por nuestros detenidos-desaparecidos y por nuestro muertos, mártires y héroes de la lucha antigolpista, de la lucha antidictatorial y de la lucha nacional por la recuperación de Malvinas.
El verdadero objetivo de la dictadura.
Compañeros, si de algo podemos estar seguros es que el principal objetivo de esta dictadura fue llevar adelante una política de superexplotación y hambre para la clase obrera y el pueblo. Y los resultados están a la vista: decenas de miles de obreros están desocupados y deben changuear para llevar un mísero jornal a sus hogares. Todas las mañanas, en los galpones del Puerto, llamados “galpón del hambre”, más de seis mil obreros esperan que el dedo del capataz señale quién trabaja y quién no. En Berisso, de 5.200 obreros que trabajaban en el Swift en el 75, quedan sólo 600… A la mujer trabajadora se le hace cada vez más difícil conservar un empleo, imposibilitada de cumplir con las exigencias de asistencia y producción.
Se han extendido las ollas populares y miles de familias trabajadoras han sido desalojadas. Los campesinos pobres y medios están en la ruina, sin precio para su producción y a punto de perder sus tierras por la usura.
La dictadura ha arrasado con conquistas obreras que tenían varias décadas. Y ha destruido Cuerpos de Delegados y Comisiones Internas, reprimiendo, deteniendo, matando y secuestrando a cientos de dirigentes obreros y populares. Y ha llevado a la educación, a la salud, a la cultura amordazada a una situación de crisis sin precedentes.
La crisis más profunda que recuerde el país.
Estamos sumidos en la crisis más profunda que recuerde nuestro país en lo que va del Siglo, agravada por la política de la dictadura. Y decimos de la dictadura y no de Martínez de Hoz como gustan decir algunos para salvar al régimen…ya que Martínez de Hoz aplicó la política de Videla-Viola… Política que como la de Sigaut o al de Cavallo, más allá de sus diferencias instrumentales, coinciden en el arte de descargar todo el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y en no tocar los intereses oligárquicos-imperialistas.
Pero no debemos engañarnos, la crisis que hoy padecemos no es sólo la crisis de la política de la dictadura; esta crisis es fundamentalmente una crisis de estructura. De la estructura dependiente y latifundista argentina. De una estructura perimida, agotada, incapaz de permitir ya el desarrollo de las fuerzas productivas.
Esta crisis no es un “episodio circunstancial” como quiso hacer creer Martínez de Hoz, ni es tampoco el producto de la obstinación de un Ministro como la quieren presentar Alsogaray o Frigerio… Por eso no se resolvió, ni se resolverá cambiando ministros, porque esta crisis es imposible de resolver sin tocar los dos grandes males que la producen: el latifundio y la dependencia al imperialismo.
Y cuando hablamos de latifundio en la Argentina, estamos hablando de 100 mil, 200 mil hectáreas. Estamos hablando de millones de hectáreas de la tierra más fértil del mundo monopolizadas por un puñado de familias que concentran en el 1% de las explotaciones más del 50% de la tierra cultivable… Este monopolio es el que hace que se aproveche sólo el 30% de las tierras cultivables… ¡Más de 140 millones de Has. se mantienen improductivas!
Si no se les quita este monopolio y se entrega la tierra a los campesinos sin tierra, a los peones y obreros rurales, a la juventud agraria que debe abandonar el campo, no atraída por progreso de la ciudad, sino corrida por al falta de tierra y por el hambre; si no se entrega la tierra al que la trabaja y al que la quiera trabajar como plantea el programa del Partido del Trabajo y del Pueblo, es imposible aumentar la producción y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores de la ciudad y del campo.
Y esto no lo va a hacer la dictadura ni ningún gobierno que sirva a idénticos intereses. Como tampoco van a resolver la dependencia…Y queremos aclarar que cuando hablamos de dependencia no nos referimos sólo a las multinacionales en general, ni exclusivamente a la Deuda Externa que nos ata al FMI y a la dependencia tecnológica que nos ata a los vaivenes económicos de los yanquis, de los europeos y japoneses. Nos referimos también a la nueva dependencia: al yugo que nos ha ido atando al socialimperialismo ruso, socialista sólo de palabra, que ha amarrado el comercio exterior del país al mercado soviético como en la década del 30 a Inglaterra. El 75% de nuestras exportaciones cerealeras de 1981 fueron a la URSS; y ésta ha ido penetrando a través de testaferros como Gelbard, Broner, Graiver, Bulgueroni y ha ido conformando una trenza de burguesía monopolista intermediaria que controla palancas decisivas como el aluminio con Aluar, el acero con Acindar, Gurmendi, Koll, el petróleo con Bridas, Astra, el papel con Papel Prensa y Celulosa…y que asociado a terratenientes se han constituido en el principal enemigo a batir en nuestra Patria.
Es esta dependencia de las grandes metrópolis, especialmente de la URSS y EEUU, que disputan por el dominio de nuestro país, la que agrava aún más la crisis estructural ya que asistimos desde mediados de la década del 70 a una crisis global del sistema capitalista mundial. Se ha cerrado el ciclo de desarrollo continuado que desde 1945 al 70 caracterizó las economías capitalista y que llevó a los economistas de la burguesía y a muchos que se decían marxistas a pontificar sobre la caducidad de los planteos marxistas sobre el carácter inevitable de las crisis cíclicas en el capitalismo.
La crisis del petróleo en 1973 demostró que había tocado fin el período en que las superpotencias y los monopolios podían disponer a su antojo de materias primas y energía barata en los países del Tercer Mundo. A partir de este momento la economía de los países capitalistas, incluida la de loa países donde se restauró el capitalismo como lo demuestra el caso polaco, han entrado en un período de inestabilidad y crisis y de grandes conmociones sociales que seguramente van a durar varias décadas (…)
La crisis tiene solución
Esta crisis no la puede resolver la dictadura ni el programa de la multipartidaria que no ataca las causas de fondo. Pero la crisis tiene solución:
El PTP plantea que es posible resolver la crisis en beneficio del pueblo y de la Nación partiendo en primer lugar de que la crisis la paguen los que la han provocado y no como siempre, el pueblo…Ya es hora de que paguen los terratenientes y los grandes monopolios imperialistas.
Es posible tomar medidas que eleven de inmediato el nivel de vida del pueblo y termine con la inflación a través de una Reforma Monetaria que no sólo cambie el signo monetario sino que expropie al hacerlo a los especuladores, a los que amasaron grandes fortunas a costa del pueblo. Que junto con esto otorgue un aumento inmediato de salarios y se entregue tierra y ayuda crediticia a los campesinos, con lo que será posible constituir un fuerte mercado interno, basado en la elevada capacidad adquisitiva del pueblo y en una producción industrial independiente y diversificada.
Para garantizar que el dinero se maneje en beneficio del pueblo se nacionalizarán los Bancos. Esto es posible con un poder popular. (…) Se nos dirá que para hacer lo que el PTP propone es necesario llevar adelante una verdadera revolución. De acuerdo, ya que sin esto no hay solución ni para el país, ni para el pueblo.(…)
Una verdadera democracia
Por eso frente a la dictadura y sus elecciones tramposas levantamos la necesidad de gestar un proceso de democratización profunda y de unidad antidictatorial que nos permita avanzar hacia las transformaciones de fondo que el país reclama.
Este es el único camino real para el pueblo. EL que pasa por garantizar una verdadera democracia en las fábricas en las asociaciones campesinas, en los colegios, universidades y en los barrios.
Tuvimos en la Argentina momentos en que el pueblo logró desde abajo avanzar en una democracia grande como fue durante el extraordinario auge de masas del 69 donde se organizaron Consejos de Fábrica, y en muchos pueblos del interior como en General Roca se constituyeron Asambleas populares que tomaron el gobierno en sus manos, donde el pueblo reivindicó el derecho a ser protagonista directo de su destino. Esta es la democracia que el PTP propone como único camino.
Pretenden una democracia con desaparecidos y chupaderos
Porque, puede haber democracia con detenidos desaparecidos, con Estado de Sitio, con un Estatuto fascista de los partidos políticos que mantiene proscrito a partidos como el PCR y a dirigentes políticos como Isabel Perón? ¡¿De qué democracia nos hablan?! (…) En la lucha por una democracia grande, la vigencia de la Constitución del 53 que hoy está suspendida es un objetivo inmediato a conquistar con la lucha, como el levantamiento del Estado de Sitio, la derogación de la legislación represiva, el levantamiento de proscripciones e inhabilitaciones, la libertad de los presos políticos y, sobre todo, que aparezcan con vida los detenidos desaparecidos, como dicen las madres de Plaza de Mayo: con vida los llevaron, con vida los queremos y que paguen los responsables! (…) Que los que ordenaron matar, hacer desaparecer, torturar a miles de jóvenes, de obreros, de delegados clasistas, estudiantes, obedeciendo en muchos casos al mismo patrón que los jefes del terrorismo, deben pagar por lo que hicieron. Porque este mismo patrón es lo que explica por qué la URSS defendió en todos los foros del mundo a la dictadura de Videla-Viola. (…) Quieren impedir que se investigue el caso Graiver porque se descubriría que éste, amigo dilecto de Carcagno, de Viola y de Videla era el que manejaba la plata de los jefes Montoneros: Quieto y Firmenich…quieren impedir que se llegue a descubrir que los que ordenaron matar y secuestrar obedecían al mismo patrón que muchos de los jefes del terrorismo.. Y si se investiga, por ejemplo, los casos de secuestro como el de nuestros queridos compañeros Angel Manfredi y Ana Sosa, secuestrados en las colonias del Ingenio Concepción mientras realizaban una fiesta para el día del niño, se descubrirá que quienes lo hicieron obedecían órdenes del General Bussi, de ése a quienes los dirigentes de la Federación Juvenil Comunista han llamado el Fidel Castro de la Argentina!!
¡Queremos que los responsables rindan cuentas y paguen! Sean sirvientes de los yanquis, de los rusos o de cualquier otro … Porque aquí como dijo el General Rivero no se secuestró, no se detuvo ni se mató a nadie sin órdenes expresas de los organismos superiores. ¡¡¡Ellos deben recibir el castigo que se merecen!!!
Porque aquí lo que está en juego no es sólo el dolor de miles de argentinos. Aquí lo que se juega es el presente y el futuro de la sociedad argentina. Porque hay quienes dicen que pidiendo justicia se está cerrando las puertas a una salida democrática, que hay que conformarse con que se esclarezca…Que ellos den las listas y nosotros pongamos la otra mejilla y que tendiendo un piadoso manto de olvido marchemos todos unidos, hermanados en una gran reconciliación nacional… Se nos dice que este es el único camino a la democracia… ¡¡¡Para nosotros es el camino de la traición!
No nos extraña que quienes han colaborado con la dictadura como Frigerio, Frondizi, Athos Fava, tengan tan poca consideración con la sangre del pueblo con la que trafican como con una mercancía sin valor; que tengan una idea tan peregrina de la democracia. Con esos mismos argumentos se planteó en el año 30 que si se denunciaba la picana, flamante instrumento de tortura incorporado en esa década infame, se cerraba el camino a la democracia. (…) Había que aprender a convivir, según ellos, con los instrumentos de tortura, y a partir del ‘30 tuvimos una democracia con Estado de Sitio y picana! (…) ¿Y ahora que nos dicen? Que tenemos que prepararnos para una democracia con Estado de Sitio, con picanas, con capuchas y chupaderos!
No compañeros! Eso será cualquier cosa menos democracia!
La Argentina ante un grave peligro
Ese camino no hará más que agravar los sufrimientos del pueblo y ahondar los peligros que hoy acechan a nuestra Nación. (…) Hoy se puede decir que la Argentina depende de los granos y éste del mercado ruso. La dictadura nos ha transformado en los cantineros del ejército que ocupa Afganistán y reprime en Polonia (…) Estamos sujetos a todo tipo de chantaje, con el poder que les da ser nuestro principal comprador como se vio en la guerra de Malvinas. Estamos también sujetos al chantaje del imperialismo yanqui y del FMI a través del yugo de la deuda externa (…) A esta dependencia se suma hoy la agresión armada del imperialismo británico que mantiene su flota y una zona de exclusión sobre aguas argentinas (…)
Una guerra justa
Respecto a la guerra de Malvinas nosotros reivindicamos que fue una guerra justa, independientemente del carácter tiránico del gobierno que recuperó las Islas. Fue una guerra justa porque fue una guerra nacional, antiimperialista y anticolonialista. Por eso nuestro pueblo la apoyó con fervor y por eso los pueblos del Tercer Mundo estuvieron junto a nosotros, comprendiendo el carácter heroico de una gesta que resistió 70 días a la tercera potencia del mundo.
El pueblo estaba dispuesto a ir mucho más lejos en esa guerra. (….) Pero debemos diferenciar a un Astiz, muy valiente para secuestrar madres de Plaza de Mayo pero que le sobraron 45 minutos para rendirse ante los ingleses en las Georgias, de los que, sean cuales fueran las ideas que tenían, hundieron el Shefield o dieron su vida por la Patria como cuando Jusik estrelló su Pucará contra la arrogancia imperial del Hermes.
La guerra de Malvinas ha abierto un gran debate de masas sobre cuestiones de fondo. Se plantea si es posible que un país pequeño pueda derrotar a un país poderoso sin apoyarse y caer en manos de otro poderoso… Nosotros pensamos que es posible. Así lo demuestra nuestra historia en las Invasiones Inglesas y en la Guerra de independencia, y así lo demuestra la experiencia de muchos otros pueblos. Como dijo Mao Tsetung: “siempre que el pueblo de un pequeño país ose levantarse en lucha, se atreva a empuñar las armas y tome en sus manos el destino de su propio país podrá indefectiblemente derrotar la agresión de un país poderosos”.
La guerra de Malvinas a puesto también en debate qué Fuerzas Armadas tenemos y al servicio de quién. (…) Se necesitan Fuerzas Armadas no para la represión del pueblo sino para la defensa de la Patria. Por eso el PTP plantea una defensa nacional basada en la democracia y la movilización patriótica del pueblo, en una economía independiente y en Fuerzas Armadas patrióticas, modernas y al servicio del pueblo.
Que la dictadura no elija el camino de su retirada
Estamos convencido y lo decimos con franqueza que no existe otro camino para resolver los grandes problemas de nuestro pueblo y de nuestra Patria, que un poder popular capaz de garantizar un auténtico régimen republicano. Nos parece equivocado y demasiado pronto aceptar que la dictadura elija tranquilamente el camino de su retirada y que el pueblo se resigne a sus elecciones tramposas.
Somos un partido de izquierda verdadera
Somos un Partido de izquierda. De izquierda verdadera, antiterrateniente y antiimperialista. No somos un Partido que llama dictadura a la de Pinochet y gobierno socialista a Brezhnev. Somos un Partido que llama dictadura a Pinochet y a Brezhnev.
No somos un Partido que llama agresión imperialista a la de los yanquis en El Salvador y “ayuda socialista” a la invasión soviética a Afganistán. llamamos agresión imperialista a la de los rusos en Afganistán y a la de los yanquis en El Salvador.
Por eso somos un Partido de izquierda que nos identificamos con el objetivo histórico del proletariado: el fin de la explotación del hombre por el hombre, el socialismo y el comunismo. Y en esa perspectiva luchamos hoy por la democratización profunda y real del país….Que pasa por decirle, No a la dictadura!, No a la convergencia cívico-militar y a la concertación!
Pasa por unir todo el torrente de estos años, que creció en los cauces abiertos por el Cordobazo, con la lucha antigolpista, con la heroica resistencia antidictatorial y con la lucha nacional por las Malvinas !
Pasa por unir todo ese torrente en un poderoso movimiento antidictatorial, liberador, para que no quede piedra sobre piedra de la dictadura fascista y para hacer realidad las grande aspiraciones del pueblo argentino de: Independencia Nacional, Pan Trabajo, Tierra y Libertad!
Otto Vargas
Quiero agradecer a los compañeros de la Junta Promotora del PTP que nos permitan saludar a este combativo acto. Traemos el saludo de los militantes que a fines de 1967 rompimos con la dirección oportunista del Partido Comunista, que había atado a ese partido como furgón de cola de la oligarquía terrateniente y de la gran burguesía, levantando la defensa de los principios de la doctrina inmortal de la clase obrera, la doctrina marxista leninista. Levantando los principios y la acción de miles y miles de obreros, de intelectuales y de revolucionarios que durante más de un siglo trabajaron por integrar las verdades de esa doctrina con la práctica de la revolución en la Argentina. Desde entonces, hemos estado en la lucha. Primero contra la dictadura de Onganía y de Lanusse; luego, en la avanzada de la denuncia del golpe que se tramaba contra el gobierno peronista de Isabel Martínez de Perón, y, posteriormente, en la resistencia contra la dictadura establecida el 24 de marzo de 1976.
Una vieja teoría hace quince años
Cuando nosotros rompimos con aquella dirección, cuando constituimos un partido que hoy no se puede nombrar –mejor dicho: que está prohibido nombrar–, en ese entonces existía en la Argentina una situación semejante a la actual. Había en el gobierno una dictadura fascista. y estaba planteado el camino que el pueblo debía seguir para acabar con esa dictadura y abrir el cauce a una democracia auténtica y profunda. Nosotros rompimos con una teoría que todavía hoy sigue en práctica. O en vigencia, que decía que la clase obrera y el pueblo debían apoyarse en los militares “buenos” o en los militares “blandos” que, dentro de la dictadura, organizaban la salida electoral para la misma. Que había que conquistar una apertura democrática y ensancharla hasta conseguir una democracia estable. E, incluso, se decía, que abra el camino al socialismo. (Y lo dijo hace pocas semanas Athos Fava en el Luna Park).
Esa gente, no solamente la dirección del P”C”, concebía la lucha de liberación popular y nacional como un baile de salón. No negaban que la oligarquía y el imperialismo preparaban ese baile. No lo negaban. Pero decían que la clase obrera debía vestirse de etiqueta, debía trajearse y ponerse corbata, y hacer todos los esfuerzos posibles para entrar a ese baile. Porque una vez que se estuviese adentro nos íbamos a sacar los sacos, íbamos a arrojar las corbatas e íbamos a bailar a la plebeya.
Con esa doctrina rompimos, en 1967. Años después, cuando el teniente general Lanusse fue designado comandante en jefe del Ejército y presidente de la Nación; años después, cuando supimos que la patria de Lenin y de la revolución socialista se había transformado en una potencia imperialista, y que los partidos comunistas y fuerzas que la apoyaban, se habían transformado en vulgares quintacolumnas de ese imperialismo, (al igual que aquellos que hace poco en Afganistán abrieron las fronteras para la entrada de los tanques rusos en ese país), entonces comprendimos que esa teoría no era una teoría tan ingenua. Porque en realidad de lo que se trataba era de sobornar o de comprar a los custodios de ese baile. A los jefes de las Fuerzas Armadas. Y de comprar y sobornar, que es lo principal, a los que organizaban el baile: a la oligarquía terrateniente y proimperialista. Triste situación de un país dependiente. A esos oligarcas, que los compran por monedas, como los compraron los Gelbard, los Graiver, los Trozzo, los Greco, los Capozzolo, los Oddone, los Saiegh, para ponerlos al frente de sus sociedades anónimas. Porque es una oligarquía invertebrada. Es una oligarquía que todavía lleva sus ropas impregnadas con el olor a bosta de las tierras públicas que robaron, con las que hicieron sus fortunas, con la conquista del desierto y la masacre de indígenas y con la explotación inicua de los criollos y los inmigrantes.
La situación hoy
Hoy tenemos una situación semejante a la de entonces. Las grandes luchas obreras y populares, a las que acaba de hacer referencia el compañero Rubinich, como la huelga del 22 de septiembre, como la marcha de los familiares y las Madres de los detenidos-desaparecidos del 5 de octubre. El paro activo de los obreros y el pueblo de San Juan y de Mendoza, van acorralando a esta dictadura. La dictadura se resquebraja. Los de abajo ya no pueden vivir más así. Las masas populares están sometidas a padecimientos indecibles. Y los de arriba están muy divididos. En esta situación, vuelve a ponerse en juego la vieja cantinela. Es decir, la vieja disyuntiva. Poder popular que verdaderamente abra el camino a una democratización auténtica en la Argentina, en beneficio de los trabajadores y del pueblo, ¿o un nuevo golpe restaurador? ¿O la concertación? ¿O la convergencia cívico-militar? ¿O aceptar mansamente, incluso como una bendición, las elecciones que se preparan con un estatuto fascista, con proscripciones, con inhabilitaciones, con estado de sitio y con miles de detenidos-desaparecidos?
Entiéndase bien: No se trata de discutir si la clase obrera y el pueblo pueden y deben participar en un proceso electoral tramposo. No se trata de eso. Se trata de una teoría que dice que, a través de ese proceso tramposo, y a través de entrar bien vestido y bien trajeado al baile que preparen la oligarquía terrateniente y proimperialista, vamos a conseguir una democracia auténtica en la Argentina. De eso se trata.
Hace pocos días, José Antonio Allende, el dirigente demócrata cristiano (porque ahora todo el mundo está cortejando los votos de los jóvenes) ha dicho que a la juventud no le interesa tres rábanos (dijo), por qué ocurrió lo que ocurrió. Que a la juventud lo que le interesa es que no vuelva a ocurrir. Y este viejo golpista del 55, y del 75, ha rezado una especie de yo pecador y credo, y ha dicho: “Yo, pecador golpista, me arrepiento. Creo en la democracia representativa y prometo….” ¿Qué va a prometer?
Pero hubo un viejo mucho más sabio que José Antonio Allende, que dijo en una ocasión: “aquellos que olvidan el pasado tendrán que vivirlo de nuevo”. Por eso la juventud tiene que tratar de investigar ese pasado. Tratar de investigar ese pasado. Porque ni la concertación ni la convergencia cívico militar, ni las elecciones tramposas, son una moneda nueva en la Argentina.
La enseñanza de la historia
Hubo una dictadura en el 30. Y en el año 32, cuando los radicales levantaban la bandera de la intransigencia revolucionaria, que anoche repudió Roberto Alemann en un programa televisivo, cuando los radicales levantaban la bandera de la intransigencia revolucionaria, en ese entonces una serie de fuerzas aceptaron la teoría del mal menor e hicieron la concordancia con el general “bueno”, que entonces se llamaba Agustín P. Justo. ¿Qué nos trajo esa concordancia? Nos trajo 10 años que son conocidos como la década infame. Diez años de fraude, 10 años de sumisión colonial a Gran Bretaña, 10 años en los que en la mayoría de las provincias pobres, la mayoría de la juventud no podía hacer el servicio militar porque estaba enferma de tuberculosis. Está claro que hay quienes dicen: “Uds. son un poco extremistas de izquierda”. “Ultraizquierdistas”, dicen algunos, “porque uds. olvidan que en el año 1946 un gobierno militar aseguró elecciones libres”. Pero quienes dicen eso se olvidan que para que hubiera una elección libre en febrero del 46 tuvo que haber un 17 de octubre de 1945.
Después tuvimos la Libertadora. Al fin de la Libertadora un grupo de militares buenos, llamados legalistas, aseguró un proceso electoral. Frondizi, Frondizi que ya venía del cabestro de Frigerio, en unas elecciones donde estuvo proscripto el peronismo, ganó. Años después, en una carta famosa, en marzo de 1962, escribió Frondizi: “acepté entonces que se me diera el poder en forma condicionada”.
Arturo Frondizi que era, en nuestras épocas juveniles, (acá está el compañero Zamora de testigo), una mala palabra en América Latina. Era el símbolo máximo de esos gobernantes que se llenan la boca de promesas en el llano, y traicionan sus programas cuando llegan a la casa de gobierno. y ese señor Frondizi, a quien no se le pueden negar sus convicciones de siempre (de antes y de ahora) prosoviéticas, hizo el gobierno más proyanqui que recuerda la historia argentina. Hizo todo tipo de concesiones al imperialismo yanqui. El también tenía una teoría. El decía que ellos eran como el prisionero que va por un camino de montaña, custodiado por un gendarme, Se trataba de esperar que el gendarme se descuidara para pegarle un empujón. IPobre Frondizi! Se descuidó él y el gendarme le pegó un empujón en 1962. Así cayó el gobierno de este astuto, más astuto que el diablo, que se enredó en la propia red que él había tejido. Cuando cayó Frondizi, un jurisconsulto, aparcero de Frigerio (como los chichones sale después de todos los golpes), Julio Oyhanarte, corrió presuroso al Senado de La Nación, y sacó a un hombre de quien nadie se acordaba siquiera que era presidente del Senado, y lo puso de presidente. No sé si se acuerdan. Se llamó Guido. El doctor Guido. Una vez dijo Carlos Marx, del presidente de una asamblea revolucionaria, que era un hombre que no tenía cabeza, que no tenia ideas, que no tenia corazón, sólo tenía bigotes. Bueno, de Guido no se pudo decir ni siquiera eso. y así tuvimos que sufrir el mal menor, con Alsogaray, Pinedo, etc.
Vino el golpe de los azules. y entonces se preparó una flor de convergencia cívico-militar. Ya en los azules venía mezclado el entonces coronel Lanusse. Y un coronel de su grupo, el coronel Osiris Villegas, desde el Ministerio del Interior, con la ayuda del abogado de Gelbard, Remo Entelman y un muchacho precoz (entonces era un benjamín), Marianito Grondona, en acuerdo con Victorio Codovilla y con Frigerio, prepararon aquel gran pastiche del Frente Nacional con Solano Lima de candidato. ¡Qué convergencia cívico-militar! fracasó porque el general Perón la pateó, y las fuerzas internas en las Fuerzas Armadas no dieron para eso. Y vino el gobierno de lllia. Es tan terrible la situación que se ofreció en estos años, que hay mucha gente a la que respetamos que añora esos años.
Y olvida que Illia fue electo en unas elecciones proscriptivas. El peronismo no pudo votar. Y así como aquí hay hoy nombres que no se pueden nombrar, en ese entonces no se podía nombrar ni al general Perón ni al partido peronista. ¿Cuánto podía durar el gobierno de Illia? Podía durar (y duró) hasta que los militares organizaran su vuelta y dieran el golpe de 1966. Pasaron los años y se preparó una flor de concertación. Fue el Gran Acuerdo Nacional. Con Lanusse. También fracasó porque las masas lo impidieron, por un lado, y porque el general Perón y Balbín no aceptaron entregarse a Lanusse cuerpo a tierra. Y entonces se fue a las elecciones de 1973. Esas fueron elecciones condicionadas, aparte de que estaba prohibido el general Perón. Una vez dijo el general Perón: “yo tuve que optar entre ser candidato y retornar. Y opté por retornar. Es decir, puse un candidato que no era mío”.
Un candidato que era muy amigo del general Lanusse, precisamente. Sobre esta base Perón regresó posteriormente al país. Cuál era la condición fundamental de los condicionamientos de ese gobierno, aparte de que muchos se olvidan que hubo cinco puntos impuestos a los generales de división y de brigada; que hubo una serie de condicionamientos a los que se refirió el Dr. Rocamora en 1975 cuando dijo: “hay que cumplir los acuerdos del 73”. Y bueno, el principal condicionamiento de ese gobierno fue que se puso como ministro de Economía a José Ber Gelbard, el testaferro máximo de los intereses socialimperialistas en la Argentina. Aquel hombre a quien Brezhnev condecoró un domingo a la mañana en una sesión privada del Kremlin, por los servicios prestados a la Unión Soviética, no precisamente a la Argentina. Isabel Perón luchó contra esos acuerdos. Dejemos de lado el análisis particular de su gobierno. Pero luchó contra esos acuerdos. Cuando aprobó el Código de Trabajo, cuando argentinizó la Shell, la Esso, la ITT. Pero sobre todo cuando despidió del Ministerio de Economía a Gelbard. Ese día comenzó la cuenta regresiva del golpe que estalló el 24 de marzo de 1976.
Romper el puño de hierro de la dictadura
Ahora, que crecen las luchas obreras y populares, se nos pide que optemos de nuevo por el mal menor. Como dicen los italianos “Peggio non é mai morto”. Siempre hay algo peor que lo peor. Porque ahora, frente a lo peor que sería Bignone, está la concertación, y frente a lo peor de la concertación está el golpe. Y uno ya no sabe que es lo peor de lo peor. Por lo tanto, para terminar, creo que es muy correcta la consigna del PTP: No a la concertación. No a la convergencia cívico-militar. Porque aquí hay muchos que se oponen a la concertación, porque desde el año 76 están peleando por la convergencia cívico- militar. ¿O acaso hay alguna diferencia? (y es doloroso lo que voy a decir). ¿Es que acaso hay alguna diferencia entre lo que acaba de proponer la Junta para la concertación, y lo que ha dicho el otro día Frigerio, partidario de la convergencia cívico militar sobre la terrible cuestión de los detenidos-desaparecidos, cuando planteó que hay que decirle a las madres: que sus hijos están muertos, para que los lloren como tales, y no los vivan como fantasmas? ¿Es que acaso eso no es lo mismo que la concertación? La única diferencia es que unos quieren concertar con unos generales y otros quieren converger con otros generales. Por lo tanto, la cuestión que está planteada es la siguiente: la clase obrera y el pueblo, como dice el PTP, ¿van a luchar por un poder popular, van a luchar por romper el puño de hierro de esta minoría oligárquico imperialista que oprime a nuestra nación y a nuestro pueblo? o ¿van a colaborar con tal o cual militar, con tal o cual político para ponerle un guante de terciopelo a ese puño de hierro? Por eso, damos todo nuestro apoyo, y deseamos el mayor de los éxitos en los objetivos que se ha propuesto, a la Junta Promotora del Partido del Trabajo y del Pueblo.