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27 de junio de 2018

La doctrina Macri

Las fuerzas armadas para reprimir al pueblo

Mauricio Macri ha tomado la decisión de utilizar a las fuerzas armadas en tareas de “seguridad” interna.
Esta decisión implica que Macri ha decidido reforzar el aparato represivo del Estado y para hacerlo apela a la intervención de las propias fuerzas armadas.
La decisión que ha tomado es de suma gravedad por múltiples razones. Por un lado implica un retroceso de 40 años en nuestra historia. La última vez que se utilizaron a las fuerzas armadas para tareas de “seguridad interna” fue durante la última dictadura militar genocida. Las fuerzas armadas no tienen ninguna preparación para realizar tareas policiales. No fueron entrenados para arrestar, sino para matar.
Por otro lado es el cierre de una política de destrucción de la capacidad defensiva del país frente a agresiones externas. Esta decisión transforma a las fuerzas armadas en una fuerza policial. En los hechos integra al Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea a la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval y la Policía Aeroportuaria. Las fuerzas armadas ya no cumplirán un rol de defensa ante agresiones externas en defensa de la soberanía nacional sino que se transformarán en fuerzas de seguridad.
Esto no es algo que va a suceder. Ya comenzó a suceder. La semana pasada Macri envió 1.000 efectivos del Ejército a la frontera norte de nuestro país para que cumplan tareas de seguridad. Este envío de tropas es la primera etapa de un despliegue de 4.000 efectivos que culminará antes de fin de año y que incluirá miembros de la fuerza aérea.
Según surge de las notas publicadas en los principales diarios, no hay una sola información oficial precisa, la idea de Macri es que las fuerzas armadas, al ocuparse de las tareas de seguridad de frontera (que son tareas de seguridad y no de defensa), liberen de esas tareas a la Gendarmería, Prefectura y Policía Federal para utilizar dichos efectivos en los centros urbanos. En buen romance: en la represión del conflicto social.
En todos los países que pusieron a las fuerzas armadas a ocuparse de seguridad interna, siempre bajo la excusa de combatir el narcotráfico y el terrorismo, la violencia aumentó exponencialmente. En México, la intervención de las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico, dejó el saldo de 30.000 desaparecidos durante los últimos 10 años.
Esta política represiva viola la Constitución Nacional y las leyes de Defensa Nacional (de 1988), Seguridad Interior (de 1991) y de Inteligencia (de 2001). El artículo 21 de la Constitución Nacional establece que las fuerzas armadas tienen como único objetivo la defensa de la patria y de la Constitución (ambas conjuntamente). El artículo 2 de la Ley de Defensa Nacional (23.554) establece que las fuerzas armadas existen “para enfrentar las agresiones de origen externo” y que su finalidad es “garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y capacidad de autodeterminación; proteger la vida y la libertad de sus habitantes” y el artículo 4 establece claramente la “diferencia fundamental que separa a la Defensa Nacional de la Seguridad Interior”. La ley de Seguridad Interior impide la participación de las fuerzas armadas salvo en caso de que el Presidente declare el estado de sitio. La ley de Inteligencia Nacional establece que las fuerzas armadas sólo pueden hacer inteligencia relativa a la defensa de agresiones extranjeras.
Macri avanza con su política de ajuste y entrega preparándose para reprimir violentamente al pueblo. En su camino quiere arrasar con la separación entre seguridad y defensa que es una conquista democrática del pueblo argentino.
No debemos subestimar este gravísimo avance represivo. En otros países de Latinoamérica han logrado imponer esta política y han sacado a las fuerzas armadas de su función de defensa para transformarlas en una fuerza de seguridad militarizada.
Sabemos muy bien qué pasa cuando las fuerzas armadas son utilizadas en asuntos internos. La Patagonia Rebelde, la semana trágica, el plan Conintes, las represiones de todas las dictaduras militares, hasta llegar a los 30.000 desaparecidos.
Una vez más se impone trabajar, en la más amplia unidad y dedicándole todos los esfuerzos necesarios, para impedir que las fuerzas armadas sean utilizadas para reprimir al pueblo y para que cumplan su rol de custodiar la soberanía nacional.

Escribe Ricardo Hidalgo

Hoy N° 1723 27/06/2018