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14 de noviembre de 2018

Colocador récord de deuda en Wall Street

¿Por qué está Argentina en el Grupo de los 20?

Argentina está en el G20 porque es “la gran deudora del sud”, como escribió Sarmiento en 1885.

En el programa Animales Sueltos del 5 de noviembre de 2018, el economista Guillermo Nielsen (negociador con el FMI en los momentos siguientes a la crisis del 2001 y el Argentinazo) dijo que, en la constitución del G20, en diciembre de 1999, a iniciativa de Canadá, “Argentina fue incorporada al Grupo porque era colocador récord de deuda en Wall Street (Bolsa de Nueva York) en esos años. Como lo ha sido en los últimos dos años”. Y afirmó luego: “representamos la expresión de un gran colocador de deuda”.

Preguntado por el periodista Fernando Carnota: “¿Entonces estamos por la timba financiera?”. Nielsen afirmó que sí, aunque luego intentó “dulcificar” la afirmación. Es decir, Argentina está allí porque debe ser vigilada de cerca para que pague.

El G20, formalmente, dice ser un foro de cooperación y consultas entre los países en temas relacionados con el sistema financiero internacional, que estudia, revisa, y promueve discusiones, sobre temas relacionados con los países industrializados y las economías emergentes, con el objetivo de mantener la estabilidad financiera internacional, y de encargarse de temas que estén más allá del ámbito de acción de otras organizaciones de menor jerarquía. En conjunto, sus miembros representan el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial, el 75% del comercio internacional y el 80% de las inversiones mundiales.

Podríamos decir que, en el G20, los amos custodian la seguridad y estabilidad del capital financiero, vigilando a sus siervos.

Según el mencionado Nielsen “no agrupa a los 20 países más grandes del mundo sino a los 20 países de mayor interacción en el mundo”. Y aclaró, en el mencionado programa de TV, que esa “interacción” eran las inversiones, “que es lo importante y no el consumo”, dijo. Claro que Nielsen se refiere al capital financiero internacional. Concentración de la producción, monopolios que surgen de la misma, fusión o ensamblaje de los bancos con la industria; tal es la historia del ascenso del capital financiero y lo que este concepto representa.

El capital financiero, concentrado en muy pocas manos y ejerciendo un monopolio virtual, obtiene beneficios enormes y crecientes del lanzamiento de sociedades a Bolsa, la emisión de valores, los préstamos al Estado, etc., fortalece el dominio de la oligarquía financiera y le cobra un tributo a toda la sociedad en provecho de los monopolistas.

Al G20 entramos como sumisos e indefensos corderos. No por importantes, sino por subordinados.
Tussie y Deciancio -investigadoras de FLACSO- hacen mención a tres causales fundamentales para la incorporación argentina al grupo: “En primer lugar se refieren a las buenas relaciones forjadas desde el inicio del gobierno de Menem con los países desarrollados —especialmente Estados Unidos—, así como los impactos que podía llegar a tener en el sistema financiero internacional la cesación de pagos de la deuda argentina, cuestiones que le habrían servido de apoyo y puerta de entrada al grupo.”

“En segundo lugar, hacen referencia a la necesidad del G-7 de ampliar su representación incluyendo a países emergentes de diversas regiones del mundo, por lo que México, Brasil y Argentina habrían sido los seleccionados para representar a América latina en el grupo”. La ambigua palabra emergente, en nuestro caso, es un eufemismo que oculta la condición argentina de país dependiente y rapiñado por distintas potencias. Del mismo modo que, en el caso de China, disfraza su condición de país imperialista.

“En tercer lugar, se refieren a las cuestiones financieras, donde la crisis desatada en 1998 con la consiguiente recesión, más la experiencia vivida por las economías mexicana, asiática, rusa y la devaluación brasileña de 1999, hacían temer un efecto dominó hacia la ya debilitada economía argentina, por lo que una participación del país en el grupo permitiría un mayor control y era vista como una forma de proveer recomendaciones en caso de que la crisis se manifestara” (Tussie y Deciancio, 2010).

Es decir, estamos en el G20 porque nuestra gloriosa Patria ha sido transformada, por gobernantes que son gerentes y administradores de la dependencia, en una republiqueta de deuda y sumisión eterna. La Argentina del préstamo de la Baring Brothers de 1824, pagado unas 14 veces en 1904. La del Pacto Roca Runciman, de 1932, que nos transformó, según el firmante argentino, en “una perla más de la Corona Británica”. La de una oligarquía genuflexa ante todas las potencias imperialistas y un empresariado de intermediación que vive y lucra con la dependencia (Macri, Techint, Bulgueroni, etc.). La Argentina indefensa, con una parte de su territorio colonizado y con la mayor base militar extranjera de Latinoamérica en nuestras Malvinas usurpadas. La Argentina con tropas yanquis en su interior y una base china en Argentina continental.

Así que deje, presidente Macri, de hacer alharaca sobre la presencia argentina en el G20. Estamos allí como siervos sumisos y vigilados que, en esta ocasión, ponen y sirven la mesa de los poderosos del mundo, de las potencias que nos rapiñan y que nos vigilan como amos. Entramos al mundo por la puerta de servicio. Y dejamos entrar a nuestra casa a las tropas de diversas potencias.

Nos quieren como personal doméstico, sin verdadera defensa nacional necesaria para una Argentina independiente.

Las tropas y los sofisticados sistemas de espionaje los ponen ellos para más seguridad… de ellos, los amos, contra el pueblo que resiste los planes de ajuste.

Lo anterior es coherente con la vuelta de Argentina a la teoría del enemigo interno, de la seguridad interior, de Onganía y Videla, que sostiene, como hipótesis de conflicto, que el enemigo es el pueblo y los patriotas y luchadores populares que se oponen a la entrega del patrimonio nacional, a los ajustes, a la indefensión nacional que imponen los Acuerdos de Madrid y Londres, al Acuerdo con el FMI y a la sumisión nacional, consecuencia de todo lo anterior. La función reservada a Patricia Bullrich es la de Malinche, la mujer azteca que entregó su pueblo al conquistador Hernán Cortés.

A modo de epílogo, es bueno recordar el verso de Sarmiento: “Calle Esparta su virtud/ Sus hazañas calle Roma/ ¡Silencio que al mundo asoma/ La gran deudora del Sud!”. Domingo Faustino Sarmiento. Diario El Censor, 1885.

*tomado de: https://www.facebook.com/hmicucci/posts/1590315921068726

Hoy N° 1743 14/11/2018