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11 de julio de 2018

Doctor Miguel Gregorio Hurtado Romay

Un médico descalzo

Los médicos descalzos eran campesinos que han recibido una formación médica y paramédica mínima y básica y que trabajan en pueblos rurales en la República Popular de China. Su propósito era llevar cuidados médicos a las áreas rurales a las que no llegan los profesionales de la medicina. Entre sus actuaciones se incluyen promover unas medidas básicas de higiene, brindar una atención preventiva y consejos de planificación familiar, así como el tratamiento de enfermedades comunes.
El nombre proviene de los granjeros del sur del país, quienes trabajaban a menudo descalzos en los arrozales y se desarrolló mientras China era un país socialista y conducía la República Popular Mao Tsetung.
Miguel era oriundo de un pequeño pueblito de la hermana República de Bolivia, llegó a nuestros pagos costeros ya hace mucho tiempo, con su título de médico bajo el brazo, de la prestigiosa Universidad de Córdoba, obtenido con grandes sacrificios por su humilde condición económica.
Su primer destino fue La Brava en el Centro de Atención a la Salud, donde vivía con un colega amigo, para más adelante trasladarse a lo que es hoy esta ciudad de San Javier, donde desarrolló una larga y denodada labor profesional al servicio de la comunidad, sin distinción de clase social, credo, religión, partido, marca o patente.
Ese San Javier donde estaba el célebre arroz Mocoví, nombre que veía escrito en los vagones de los trenes de carga que cruzaban su pueblo natal y que de niño apedreaba con su hermano, sin saber que era el pueblo donde viviría hasta el final.
Por algo, muchos le dicen “el médico de los pobres” y es justo llamarlo “Un Médico Descalzo” porque atendió sin descanso hasta sus últimas horas de vida, con una gran experiencia práctica y una gran formación teórica, producto de sus estudios y de una larga peregrinación por todos los rincones de nuestra región, zonas rurales e islas, cumpliendo con sus tareas de Médico Policial, y de Médico del Pueblo, sumando su actuación en el consultorio, en el domicilio y en el Hospital.
La riqueza y el dinero, no fueron su razón de ser, no acumuló bienes materiales, pero si reunió a centenares de amigos, colegas, pacientes que lo veneran y quieren por su dedicación, simpleza, hombría de bien, y entrega total a la causa de la Salud Popular.
Desde la Corriente Clasista y Combativa y de los ex alumnos del curso de Agentes Sanitarios queremos dejarle este pequeño homenaje, como humilde recuerdo de quien fuera el formador de verdaderos “Médicos Descalzos”, que eso son los llamados “Promotores de salud” o “Agentes Sanitarios”, lamentablemente no reconocidos por las autoridades nacionales, provinciales y locales.

Hoy N° 1725 11/07/2018