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12 de noviembre de 2010


El resultado electoral del 24 de octubre de 1999

Documentos del PCR / tomo 9

El 24 de octubre de 1999 una gran masa castigó con la abstención, el voto en blanco y anulando el voto, no sólo al menemismo sino también al sistema político actual.

El 24 de octubre de 1999 una gran masa castigó con la abstención, el voto en blanco y anulando el voto, no sólo al menemismo sino también al sistema político actual.

Este ha convertido a las elecciones en una farsa que sólo permiten al pueblo, cada cuatro años, elegir qué representante de las clases dominantes nos gobernará por cuatro años y ha transformado al parlamento en un adorno formal del gobierno real, que está en manos de los hombres de los monopolios, los terratenientes y las finanzas. La abstención, el voto en blanco y el voto nulo, fueron el objeto de una gran campaña en contra de las clases dominantes, de los principales medios de difusión e incluso de los partidos de la izquierda electoralista.

En el Informe del Comité Central del 6 y 7 de noviembre se hizo el análisis detallado de los datos de las elecciones de octubre. La abstención, el voto en blanco y el voto anulado fueron la tercera fuerza electoral en la elección presidencial. Una parte enorme del electorado (5.609.223 personas, el 23,25% del padrón electoral). Una fuerza aún mayor en las elecciones a diputados nacionales y provinciales y a gobernadores. Una parte de esas masas se abstiene, vota en blanco o anula el voto por diversas razones, Unas políticas y otras no. Pero en las elecciones posteriores al santiagueñazo esa posición fue expresando, crecientemente, a las fuerzas más activas en la lucha contra la política menemista (la abstención, el voto en blanco y el nulo pasaron de 3.286.664 personas en el ‘89, a 5.609.223 en el ‘99). A diferencia de los reformistas no consideramos al parlamentarismo como la forma de lucha para conquistar el poder. Lo que no significa que seamos antiparlamentaristas en general y siempre nos opongamos a participar en las elecciones. Esto depende principalmente de si existe un momento de auge de la lucha revolucionaria como éste, o de reflujo. Y de evaluar si determinadas elecciones pueden ayudarnos a acumular fuerzas para nuestra estrategia revolucionaria. En los últimos años, agotadas las expectativas reformistas posteriores a 1983, grandes sectores de masas, crecientemente, han utilizado las abstenciones, el voto blanco y nulo para repudiar lo que se ha constituido, para el pueblo, en una estafa política por la cual, al otro día de las elecciones los candidatos hacen lo contrario de lo que prometieron en la víspera.

El 24 de octubre, utilizando la abstención, el voto en blanco y nulo, junto al voto castigo, la enorme mayoría del electorado repudió al menemismo. Incluso una parte del electorado peronista, que votó a Duhalde, lo hizo entendiendo que éste se oponía a lo que llamó el “modelo” aplicado por Menem.