Algo más de la mitad de la población de nuestro país son mujeres y la gran mayoría pertenecen a las clases populares por lo que, al igual que la gran mayoría de los hombres, sufren los efectos de la crisis y la política del gobierno. Pero por su condición de mujeres, en esta sociedad opresora que les atribuye una posición subordinada a los hombres, esos efectos se descargan sobre ellas con mayor fuerza. También como consecuencia de la crisis, se agravan todos los problemas vinculados al género, en particular para las mujeres más humildes, como los relacionados con la salud reproductiva, el aborto, la violencia doméstica, las violaciones, la trata, etc.
En general como amas de casa, las mujeres son las que tienen que encargarse de las llamadas “tareas del hogar”, la salud y la educación de los hijos, la atención de los mayores, etc. Peor aun es su situación como trabajadoras, ya que además de recaer sobre ellas esas “obligaciones”, como tales trabajadoras, por ser mujeres, son discriminadas tanto en materia salarial como en el tipo de trabajos: se les paga menos que a los hombres en la misma tarea, se prefiere a los hombres en la contratación para determinados trabajos, sufren más el trabajo precarizado y son las primeras en ser despedidas en tiempos de crisis.
Todo esto se hace al amparo de las leyes de este sistema y con la complicidad de los gobiernos que, como el gobierno kirchnerista, gerencian el país en beneficio de los grandes terratenientes y monopolios imperialistas. Este gobierno ya lleva más de seis años, dos con la titularidad de una mujer, y nada ha hecho para aliviar siquiera la discriminación contra las mujeres. Ni garantizar igualdad de oportunidades, igual salario por igual trabajo, estabilidad laboral, jardines maternales, etc., ni tampoco adecuada atención en materia de salud, educación sexual, violencia, etc. Y ahora, frente a la crisis, este gobierno sigue la política de descargarla sobre los trabajadores y el pueblo, por lo que se agravan todos estos problemas para las mujeres.
La política kirchnerista
Nos encontramos así frente a la política de un gobierno que hace que la crisis se descargue con mayor fuerza sobre las espaldas de las mujeres obreras, campesinas, desocupadas o jubiladas, con los tarifazos (a favor de los monopolios y, de paso, aumentando sus impuestos) y manteniendo en niveles astronómicos impuestos regresivos como el IVA y las retenciones a las exportaciones agropecuarias, que castigan con mayor fuerza a todos los sectores populares de la ciudad y el campo. Lo mismo ocurre en otros terrenos como cuando, priorizando el pago de la deuda a los imperialistas, el gobierno retacea presupuesto para paliar el hambre y la salud, cada día más agravados por la crisis.
La política del gobierno kirchnerista ha sido y es contraria a los intereses de los trabajadores y la Nación. Cuando el país tenía viento a favor, a los fondos que obtenía de su saqueo impositivo al pueblo, en lugar de destinarlos a combatir la pobreza y mejorar la salud y la educación, los destinaba a subsidios a los monopolios y a pagar la deuda pública. Ahora frente a la crisis, cuando lo que correspondería es rebajar los impuestos para que la gente pueda comer y el campo producir, no sólo que mantiene esos impuestos con que se castiga al consumo popular y la producción agropecuaria, sino que aumenta las tarifas y sus impuestos ampliando el espectro de sectores populares y productivos afectados. Su política de mantener “la caja” y seguir pagando la usura de la deuda pública, cuando todo el mundo hace lo contrario rebajando impuestos y suspendiendo pagos, no hace sino agravar los efectos de la crisis. Lo mismo sucede con las tasas de interés que mientras en otros países son disminuidas para estimular el consumo y la producción, aquí dejan que sus amigos banqueros y financistas las aumenten a costa de los consumidores y productores acogotados por la crisis.
Entretanto la inflación (y el aumento del IVA que la acompaña proporcionalmente) ha devorado y continúa devorando los salarios, jubilaciones y planes sociales restringiendo aun más el consumo popular. Con el Indec intervenido, ya no hay cifras oficiales que muestren el deterioro de los ingresos de esos sectores y el aumento de la pobreza y la indigencia. Pero es obvio que con los escasos aumentos en los salarios y las jubilaciones, en relación al aumento real de los precios, se profundiza el deterioro de su poder de compra, por lo que también se agudizan los efectos de la crisis sobre el consumo por este lado.
La lucha de las mujeres por sus problemas específicos se une así a la lucha de todos los trabajadores y el pueblo por hacer que paguen la crisis los grandes terratenientes y monopolios imperialistas, enfrentando la política del gobierno kirchnerista a su servicio, que hoy es el principal obstáculo para avanzar. Sólo en la perspectiva de un gobierno de unidad popular, patriótica y democrática, junto a los demás sectores oprimidos de nuestra patria, podrán las mujeres enfrentar los efectos de la crisis que se descargan con particular fuerza sobre ellas y avanzar en el logro de sus reivindicaciones de clase y de género.
02 de octubre de 2010