Al extender la esfera de sus intereses y echar raíces no solo en Asia y Oceanía sino también en Africa y América Latina, la China socialimperialista aparece en el horizonte como el principal rival del imperialismo norteamericano en la disputa por la hegemonía mundial.
En esa perspectiva, como parte de esa disputa estratégica, la China socialimperialista busca asegurarse su supremacía en lo que considera su “patio trasero”, el Asia del sur y suroriental (al igual que Estados Unidos considera a América Latina). Y allí su principal rival regional inmediato es el expansionismo hindú, con el que tiene unidad y lucha en todos los terrenos, pero al que necesita doblegar para asegurarse la supremacía regional.
Así, mientras por un lado podemos observar un gran incremento en el intercambio entre China e India, e incluso ejercicios militares comunes “antiterroristas” (diciembre de 2008), por el otro se puede apreciar una creciente disputa por los mercados y el control de los países de la región (Pakistán, Nepal, Bangladesh, Ceilán, Birmania, Tailandia, etc.), con posicionamientos estratégicos que auguran una guerra. Como dice el profesor de Chicago, Yang Dali, “se puede ser amigo y al mismo tiempo hacerse la guerra” (Corriere della Sera, 29 de julio de 2009).
Posicionamientos estratégicos
Como elementos de esta confrontación y de la estrategia de la China socialimperialista por asegurarse su supremacía en Asia, los analistas señalan la serie de bases de esa potencia que están formando un “collar” en la ruta marítima que va desde el Mar del Sur (en la isla de Hainan, donde se ubica la base de submarinos nucleares chinos, en cavernas bajo las rocas al amparo de los satélites espías) hasta el Golfo Pérsico en Pakistan (donde los chinos construyen el puerto de Gwadar, a solo 150 millas del estrecho de Ormuz).
Dentro de este arco quedan la base naval y puerto militar de la isla Woody (en el espacio entre Vietnam y Filipinas) y el gran puerto que están construyendo en Hambantota (Ceylan, la gran isla vecina del sur de la India). A lo que se agregan las posiciones chinas en la bahía de Bengala: el gran puerto de Chittagong (en Bangladesh) y de Sittwe (en Birmania).
A su vez la India, en su afán de asegurarse el control del Océano Indico, acaba de presentar un nuevo submarino nuclear, el “Arihant”, en un programa de construcción de diez submarinos del mismo tipo, con una autonomía de navegación y capacidad de destrucción tal que convierten la fuerza de defensa hindú en una fuerza de ataque. Entretanto se ha sabido que el ejército hindú ha realizado una serie de ejercicios secretos, con el nombre de “Matriz Divina”, cuyo objetivo era el rechazo de una invasión de parte de un ignoto vecino, lo que no sería una fantasía “considerando que Pekín desea ser la única potencia de la región”, según el diario Hindustan Times.
A la disputa por el control del Océano Indico, se suman las viejas disputas territoriales por el Himalaya, donde China cuenta como aliados a Pakistán y Bangladesh, y por el dominio de Nepal y Birmania, en desmedro de la tradicional incidencia en los mismos del expansionismo hindú.
Voces nada tranquilizantes
Bharat Verma, director de Indian Defense Review, sostuvo recientemente que “China atacará a la India en el 2012”: “Hay múltiples razones por las que Pekín, en graves dificultades económicas y políticas, desea impartir la lección decisiva a Nueva Delhi. La principal es asegurarse la supremacía en Asia en este siglo”.
Entre las principales razones que da este experto militar hindú –por supuesto, para avalar el armamentismo–, se destacan los crecientes problemas internos de China por la crisis mundial, el debilitamiento de Pakistán como contrapeso estratégico “anti-India”, y sobre todo, lo que podría significar una alianza de India con Estados Unidos.
Al respecto el sitio web, The Defense News, reportó el 29/8 que para el próximo octubre se prepara la realización de grandes ejercicios conjuntos terrestres y aéreos, con la participación de 17 vehículos blindados Stryker (del tipo de los que se usan en Irak y Afganistán) y unos 500 soldados norteamericanos, destacando que “será la primera vez que las unidades mecanizadas del ejército indio, basadas en los tanques de fabricación rusa T-72 y T-90, en portaaviones blindados BMP-II y en armas de artillería de 155mm, compartan conocimientos con un ejército extranjero”.
A su vez, desde el lado de China, el editorialista de la revista económica ChinaStakes, Chen Xiaochen, tras decir que Pekín no recurriría a la guerra para tapar problemas internos y que “las disputas territoriales se podrían resolver tranquilamente a través de las negociaciones”, señala que China “podría llegar a usar la fuerza con la India si ésta continúa con su comportamiento agresivo en nuestra confrontación”.