El 2 de diciembre de 1917 se firmó el ar-misticio con Alemania en Brest Litovsk. Se iniciaron las ne-gociaciones para un tratado de paz. Esta cuestión agudizó la lucha de líneas en la dirección bolchevique, tema que abordaremos en la próxima nota.
En ese mismo mes, los gobiernos británico y francés, con el conocimiento y la conformidad del gobierno norteamericano, concluyeron un acuerdo secreto de reparto de esferas de acción: Francia se encargaba de combatir contra el poder soviético en Ucrania, Crimea y Besarabia; Inglaterra se hacía cargo de hacerlo en las regiones del Don, Kubán y el Cáucaso.
A partir de abril de 1918 se desatan las agresiones de Japón y las potencias imperialistas occidentales, y en mayo los terratenientes y la gran burguesía desencadenan la guerra civil con el apoyo directo y abierto de aquéllas.
La construcción de un nuevo Estado
Lo fundamental en este sentido consistió en que todo el poder en las fuerzas armadas estaba en manos de los sóviets y comités de soldados. Se instauró la elección de los oficiales. En enero de 1918 se comenzó a desmovilizar paulatinamente al ejército y se promulgó un decreto de constitución del Ejército Rojo sobre principios voluntarios.
Se disolvieron la policía y la gendarmería y se creó la milicia obrera. Se puso fin a los viejos tribunales y se crearon los tribunales populares.
Los anteriores ministerios fueron sustituidos por 13 comisarios del pueblo. En los primeros tiempos no tenían equipos propios. Los viejos empleados se negaron a trabajar y fueron obligados a hacerlo.
En diciembre de 1917 se creó una Comisión Extraordinaria (Tche Ka) para luchar contra las actividades contrarrevolucionarias.
Se abolieron los privilegios de la Iglesia y se separó a ésta del Estado y de la enseñanza.
Se estableció la igualdad de derechos de la mujer.
La Asamblea Constituyente
El 25 de noviembre de 1917 se realizaron las elecciones a la Asamblea Constituyente. Los bolcheviques mantuvieron la convocatoria porque era una reivindicación planteada desde la Revolución de Febrero, y para que las amplias masas completaran su experiencia respecto de los partidos burgueses y pequeñoburgueses.
Las listas se habían confeccionado antes de la victoria de la insurrección armada de Octubre. Su composición era contradictoria con la Revolución y los intereses de los explotados y los oprimidos. Los dirigentes de la derecha eserista (socialistas revolucionarios, SR), por ejemplo, armaron las listas de su partido, pero luego del triunfo de la Revolución se produjo la escisión de ese partido y la mayoría apoyó a la izquierda, como se evidenció en el Congreso Extraordinario de Sóviets Campesinos como vimos en la nota anterior.
Los eseristas obtuvieron el 58% de los votos, los bolcheviques el 25%, los partidos de los terratenientes y la burguesía el 13%, los mencheviques y otros partidos afines, el 4%. Los resultados por región evidenciaron que los bolcheviques eran el partido del proletariado y los eseristas representaban al campesinado. También mostraron el peso del problema de las nacionalidades oprimidas.
Los bolcheviques ganaron de manera aplastante en los centros de concentración proletaria. Esto expresaba a la parte más conciente, decidida y revolucionaria, la verdadera vanguardia de la clase social que, a su vez, era la más avanzada de Rusia. Y capaz, como mostraban los hechos, de unirse a la gran masa de los pobres del campo y de convertirse en jefe de todos los explotados y oprimidos. El partido que disputaba con los bolcheviques la dirección de la clase obrera, el menchevique (socialdemócrata), sufrió una derrota demoledora: obtuvo sólo un voto por cada 6,5 de los bolcheviques.
Estos, además, obtuvieron en las fuerzas armadas casi el 50% de los sufragios. Los eseristas sacaron apenas algo más que los bolcheviques, no obstante que la gran mayoría de los soldados provenía de las zonas rurales. En los frentes más cercanos a las capitales lograron una mayoría contundente. Estos resultados tenían que ver, especialmente, con su trabajo revolucionario profundo y prolongado en el ejército y en la flota de guerra.
El derecho a la revocación de mandatos
Poco después de las elecciones a la Constituyente, la derecha eserista impulsó la convocatoria a un nuevo Congreso de Sóviets Campesinos de toda Rusia, el cual sesionó del 9 al 22 de diciembre. Pese a ser ellos los convocantes, la distribución de fuerzas fue: 305 delegados eseristas de derecha, 350 eseristas de izquierda y 91 bolcheviques. Los derechistas abandonaron el Congreso. Este aprobó una resolución llamando a los campesinos a exigir la exclusión de la Constituyente de aquellos diputados eseristas que traicionaban la voluntad expresada en los dos congresos campesinos realizados después de la Revolución Socialista.
El poder soviético introdujo el derecho a la revocación de los mandatos y no se subordinó a los designios burgueses respecto de la Constituyente: reiteró que todo el poder pertenecía a los sóviets. Reclamó que la propia Constituyente adhiriera a la ley del CEC (Comité Ejecutivo Central) sobre nuevas elecciones, y reconociera al poder soviético y sus resoluciones sobre la paz, la tierra y el control obrero. También denunció que el partido Kadete, mientras pretendía estar en la Constituyente conspiraba febrilmente preparando la contrarrevolución armada y la guerra civil.
Lenin enfrentó las posiciones oportunistas de Zinóviev, Kámenev y Rykov y sostuvo que todo intento, directo o indirecto, de plantear la cuestión de la Constituyente desde el punto de vista jurídico formal en los marcos de la democracia burguesa corriente, sin tomar en cuenta la lucha de clases y la guerra civil era una traición a la causa de la clase obrera y la adopción del punto de vista burgués.
El 18 de enero de 1918 se reunió la Asamblea Constituyente. Los eseristas de derecha se negaron a discutir la propuesta del CEC de reconocer al poder soviético. Por ello, los eseristas de izquierda y los bolcheviques, que representaban a la aplastante mayoría de los sóviets y gozaban de la confianza de la clase obrera y de la mayoría del campesinado, se retiraron de la Asamblea. Al día siguiente el CEC la disolvió.
El pueblo había querido la Constituyente y el poder soviético la había convocado. Pero a poco andar las grandes masas pudieron ver qué representaba esa Asamblea. La reacción quería usarla para encubrir su objetivo de derrocar el poder obrero y campesino. El gobierno de éste la disolvió, expresando los intereses y la voluntad del pueblo trabajador y apoyándose en el orden revolucionario sostenido por los obreros, los campesinos y los soldados.