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02 de octubre de 2010

Eliminar el IVA de los productos de la canasta familiar básica. Aumento de emergencia de salarios, jubilaciones y planes sociales.

Con la inflación K el pueblo paga la deuda ilegítima y la crisis

Hoy 1309 / La hora política

1. El impuesto inflacionario
¿Qué les das de comer a tus chicos?, preguntó una reportera de hoy en el reciente acampe. La respuesta fue: “Fideos, y a la noche té con torta frita. Los médicos me dicen que la nena tiene hígado graso, que tiene que comer otras cosas…”.
La inflación se devora la asignación por hijo y provoca hambre y desnutrición. El gobierno, desde las computadoras, recorta gastos haciendo caer los planes sociales que salían de “su” caja (las asignaciones por hijo se pagan con plata del Anses), dejando sin nada a una parte de los desocupados que los venían recibiendo. Para el que proteste hay recetas: oídos sordos, o palos y cárcel como en Misiones.
La inflación devora salarios y jubilaciones. La Facultad de Economía de Rosario estimó también en $ 4.000 “el salario mínimo vital, sin cargas de familia”, y pasa los $ 5.000 en los estudios del Sadop y la CTA. En Comodoro Rivadavia sube a $ 7.249, y en Tierra del Fuego ronda los $ 10.000. Diez millones y medios de trabajadores ganan menos de $ 2.000 (Clarín, 13/3). La inmensa mayoría de los jubilados y pensionados apenas no llega a la quinta parte de la canasta familiar.

Ganan con la inflación
La inflación tiene causas y responsables concretos (ver pág. 3). La de ahora es resultado del fracaso del llamado “modelo kirchnerista” que reforzó la dependencia del país con su política de pago de deudas ilegítimas, y entrega de las rentas agraria, petrolera y minera a los monopolios imperialistas, grandes terratenientes y grandes pooles. El kirchnerismo gerenció esa política, sacando tajada para su grupo económico, y sus amigos y socios.
Una expresión concreta de esta política fue, al contrario de lo que decían en sus discursos, alentar la sojización, golpeando a la ganadería y la producción de trigo, verduras y frutas. Y también al contrario de sus discursos, golpearon duramente a la pequeña y mediana producción agraria vinculadas al consumo interno (liquidaron 60.000 productores). Así se encarecieron los alimentos que consume el pueblo.
Cuando la crisis golpeó duro a la Argentina, el gobierno la descargó sobre la clase obrera y el pueblo, como se expresó en un millón y medio de nuevos desocupados y el achicamiento de “la caja K” que ya no alcanzó para los planes económicos y políticos del kirchnerismo “hasta el año 2020”, como dijo Néstor K en sus discursos.

Paga el pueblo
La suba de precios aumenta la recaudación y los recursos de “la caja K”. Cuando un desocupado gasta $ 100 en alimentos para sus hijos, $ 21 son de impuestos que se lleva el gobierno, IVA. Y otros cuantos pesos se los lleva por vía de otros impuestos. La mayor parte del aumento de la recaudación K, desde enero, fue por el IVA.
Además, ¿de dónde salieron las “reservas de libre disponibilidad” del Banco Central? El Banco Central fabricó pesos con los que compró dólares a $ 3,20, y fue devaluando el peso, paso a paso, hasta llevar el dólar a $ 3,85. Así, los dólares que acumuló (a $ 3,20) son más de los que contrabalancean el dinero que fabricó (los pesos ahora devaluados a $ 3,85). ¿Quién paga esa devaluación? La paga el pueblo con la inflación: los productos importados son más caros, y los insumos importados se recargan en los precios de los productos nacionales.
Así el gobierno “engorda”  la “caja K” con el impuesto inflacionario, a través del IVA, de los impuestos que en definitiva van a aumentar los precios, y de las devaluaciones que le permiten contabilizar “ganancias” a su favor en el Banco Central y manotear parte de sus reservas.

2. Desendeudamiento: ¿verdad o mentira?
Hay condiciones para desendeudarse realmente poniendo sobre la mesa, ante el país y el mundo:
Las deudas que contrajo la dictadura: quienes hicieron negocios con esa dictadura genocida (armas para guerra contra Chile, instrumentos de tortura, coimas comprobadas, etc.), que le cobren a Videla y Massera.
Las deudas de grandes estafas al fisco, como el Plan Brady de Menem y Cavallo, o el megacanje de De la Rúa y Cavallo, en las que los mismos bancos que “prestaban” la plata se la llevaban del país: que se las cobren a Menem, De la Rúa y Caballo y a esos bancos. Esos mismos bancos que habían ganado fortunas con la fuga de capitales, cuando se produjo la pesificación en el 2002, fueron “premiados” con bonos que le dio el Estado. Ahora son bancos “amigos” del gobierno. Estafa y usura, y ya la Biblia condena la usura.
El kirchnerismo se niega a investigar la deuda para ver cuál es real y cuál es ilegítima, fraudulenta y usuraria. Quiere usar parte de las reservas del Banco Central para pagarle a los bancos “amigos”. Y quiere cumplir, forcejeando, con los usureros imperialistas, para que le presten plata: las cuentas no le cierran para llegar al final de su mandato. Quiere pagar deudas ilegítimas para seguir endeudando el país.
Con el país en crisis, usar plata para pagar deudas ilegítimas va a agravar la crisis y va a aumentar la inflación, con las consecuencias de hambre y castigo a la economía nacional.

3. Crisis de hegemonía
La situación del país es compleja. Los medios de comunicación del sistema presentan un “tablero político” ocupado por la disputa por el control del Congreso y otras instituciones del poder, disputa que expresa la fractura del bloque dominante. Eso es sólo una parte de la realidad.
Se desarrollan numerosas luchas obreras y de sectores populares contra las consecuencias de la crisis y la inflación. Los docentes fueguinos y santafesinos y de otras provincias, los trabajadores de la salud santiagueños, los estatales rosarinos y pampeanos, etc., impulsan la lucha salarial, y por demás reclamos. Hay protestas como en Ford, y asambleas con reclamos en Kraft, Bosh, y otras fábricas. Los desocupados redoblan su plan de lucha con nuevas jornadas, y se han movilizado los jubilados del MIJP. Hay mucha bronca en el campo, se vio en Chabás.
En muchos casos esas luchas se dan con formas unitarias amplias, apoyadas en multisectoriales, con gran apoyo popular. Va avanzando acuerdos de un amplio arco de fuerzas sociales y políticas, obreras y populares, progresistas, patrióticas y democráticas. Son fuerzas que no aceptan ni el chantaje kirchnerista de presentar su doble discurso como “el mal menor”; ni el de las derechas opositoras que piden más ajuste y represión, pagar de la deuda ilegítima, etc.; derechas que “miman” a la derecha fascista.
No existe “la oposición”. La idea de “una oposición”, es un invento para llevar de arrastre a sectores sociales y políticos atrás de nefastos personajes. Son grupos que acuerdan en recortar la caja K, para “liberar” a algunos de los sometidos a esa caja, para los proyectos políticos de cada grupo.

El ejemplo de Maciá
La pueblada de Maciá, en Entre Ríos, es un ejemplo de la bronca que crece por abajo. Sectores obreros, campesinos y populares toman en sus manos la solución de sus problemas, con sus asambleas, sus autoconvocatorias, sus cuerpos de delegados. Están asqueadas de la compra-venta de legisladores en el Congreso o de chicanas judiciales. En ese cambalache, cachetada va y cachetada viene, hay negociaciones y trampas, y cada sector hace su balance de esos entreveros. Pero todos corren que en la cancha grande hay tres jugadores, y que avanza la creciente unidad para la lucha social y política del pueblo.
El avance de la lucha y la unidad popular es clave para arrancar conquistas. Con una inmensa lucha se conquistó la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, y los indultos; y con la rebelión agraria y federal se ganó la derogación de la 125. No hay otra forma. ¿Cómo se va a frenar el veto del gobierno a la mejora de la coparticipación del impuesto al cheque, y que esos fondos lleguen al pueblo?
Por eso, en la pulseada grande hay tareas políticas claves para las fuerzas populares. El 24 de marzo, con Memoria, Verdad y Justicia, y agrupamientos unitarios en el país, preparando una gran jornada de lucha contra la impunidad de ayer y por la lucha democrática actual. También, una gran movilización popular y antiimperialista contra la mentira del “desendeudamiento K” y en repudio al colonialismo imperialista inglés en Malvinas exigiendo golpear a los intereses piratas. Además, los actos del 2 de abril.
Para terciar hay que unir la lucha social con la batalla política. Recuperar las organizaciones obreras y unir fuerzas en las multisectoriales, creando las condiciones para conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, abriendo el camino para resolver las tareas inconclusas que nos dejaron los patriotas con la Revolución de Mayo y refundar una nueva Argentina.