I
I
Nuestro Partido está atravesando un momento crítico de su desarrollo. Numerosos hechos demuestran la gravedad de la actual situación y exigen por parte de todos sus miembros y direcciones, en especial del Comité Nacional la máxima responsabilidad revolucionaria en el análisis y resolución de la misma. En efecto, la preparación del Congreso está paralizada, se están desarrollando discusiones sin una metodología nacional correcta, se observan violaciones a elementales normas del centralismo democrático en algunos regionales, numerosos problemas teórico-políticos no están mereciendo una discusión y la elaboración necesaria, la actividad práctica del Partido ha decaído poniendo en peligro posiciones alcanzadas en la clase y en el estudiantado; existe expectativa y escepticismo en numerosos miembros del Partido. Por otra parte, actitudes liberales les han posibilitado conocer al enemigo, al oportunismo y a algunos grupos trotsquistas, aspectos de la discusión interna que desde ya tratarán de aprovechar para sus ataques contra el Partido.
Esta crisis pone en debate uno de los grandes problemas que desde su inicio ha tenido planteado el Partido, cual es el de desentrañar las leyes de su construcción y desarrollo. Tal cuestión en el marco de la crisis del reformismo en el comunismo mundial, del stalinismo como metodología de partido, implica aplicar creadoramente el leninismo en los actuales momentos y en nuestra realidad nacional.
El hecho de que el Comité Nacional haya demorado en ubicar la cuestión y errado el análisis del proceso en su primer informe sobre la crisis ha agravado momentáneamente la misma, y, dicho sea de paso, ha demostrado simultáneamente la vitalidad política de nuestro Partido, de direcciones zonales, que han aportado en profundidad a un análisis superador. Desde ya que solo en la medida en que caractericemos correctamente la crisis actual, sus raíces, y por lo tanto la línea de su superación, podremos transformar las actuales dificultades, la actual confusión en fortalecimiento teórico, político y práctico del Partido.
El retraso y error en la comprensión del problema ha agravado lo que debió ser un momento natural e inevitable a recorrer por el Partido, o sea el de revisar y cambiar crítica y autocríticamente su metodología de desarrollo en consonancia y relación dialéctica con los avances en las definiciones teóricas y políticas operadas desde su nacimiento hasta el presente.
II
Nuestro Partido tuvo planteado desde su nacimiento algunos problemas claves para resolver su línea de construcción y desarrollo. Entre ellos:
1. Cómo resolver la construcción del Estado Mayor y la relación Estado Mayor-Partido (intelectual colectivo) en un Partido que en su inicio unió a sus miembros en torno solamente al antioportunismo, en que los mismos provenían agrupados en su mayoría alrededor de tres afluentes, que no eran unos pocos sino más de tres mil, en gran parte organizados. (Además la organización presentaba la singularidad de que algunos organismos al pasar casi enteros al nuevo Partido y provenir de un único afluente, tal el caso de Universitarios de Capital, por ejemplo, no requerían entroncar el nivel de su zona y por tanto iniciaban su vida partidaria con un grado de menor "impureza" leninista que otros organismos).
2. Cómo resolver el proceso de construcción de línea.
3. Si ello era posible solo en la discusión doctrinaria en torno a un Congreso, o debía realizarse un proceso simultáneo de práctica social (tener en cuenta que nacíamos dirigiendo organismos de masas como FUA); y en tal caso, qué era lo determinante y fundamental.
En otro orden de cosas:
Cómo resolver la contradicción existente entre la necesidad fundamental de penetración en la clase en un Partido cuyos miembros en lo fundamental provienen de la pequeña burguesía, del estudiantado, y en la que las posiciones en el mismo y la FUA cobran hoy enorme importancia política, en primer lugar para la propia clase.
Cómo resolver en los aspectos organizativos, militares y prácticos una actividad tan singular de una fuerza relativamente importante política y numéricamente, careciendo de los aparatos de Dirección y las finanzas necesarias.
III
La ruptura con el oportunismo se operó en torno a cuatro tópicos concretos que reflejaban en aquel entonces los puntos de unidad antioportunistas del conjunto de organismos y compañeros. Tal periodo fue procesado correctamente, y prácticamente logró que más de tres mil afiliados al Partido oportunista libraran una batalla única, en forma cohesionada, capaz de abrir una nueva perspectiva: la de construir un verdadero Partido de vanguardia de la clase obrera.
La construcción del Estado Mayor y la resolución acertada de recorrer un camino combinado de elaboración y discusión hacia el Congreso con una práctica social impidió la paralización partidaria y una disgregación segura.
Posteriormente el Comité Nacional resolvió transitar un periodo de centralización necesaria capaz de efectivizar los objetivos antedichos, para lo cual se imponía la necesidad de elaborar una base de discusión y una orientación política concreta. El Comité Nacional, sin embargo, recorrió este difícil periodo inicial en forma empírica y no a partir de un análisis científico y leninista de las leyes de construcción y desarrollo de nuestro Partido. Claro es que tal empirismo estaba teñido de las viejas concepciones reformistas y stalinistas. Ello, que no estaba desligado de nuestras concepciones teóricas y políticas dominantes en dicho periodo, si bien tiene su propia especificidad, se puso más de manifiesto al avanzar en nuestras definiciones y al entrar el Partido en un periodo en el que la resolución leninista de la metodología de desarrollo se hacía imprescindible para seguir avanzando en todos los planos de actividad.
El Comité Nacional, sobre todo a partir de su definición sobre los acontecimientos de Checoeslovaquia, y en su Informe de noviembre posterior a la huelga petrolera y las conclusiones de la discusión del mismo, contribuyó a abrir una nueva perspectiva, a partir de una creciente toma de conciencia sobre la necesidad de edificar una estrategia nacional e internacional que rompiera y superara globalmente con el reformismo en las filas del comunismo mundial. Dichos avances pusieron al rojo vivo la contradicción de tal proceso con la supervivencia de una concepción de Partido y una metodología de desarrollo profundamente impregnada, repetimos, de las viejas concepciones stalinistas. Es posible afirmar desde entonces que sin resolver correctamente tal metodología se tornó imposible seguir avanzando. Ello no implica negar que tal concepción también presidió los anteriores periodos, pero por lo antedicho, tal concepción se tornó posteriormente en una contradicción esencial a resolver para avanzar. Ello imponía resolver acertadamente la combinación Estado Mayor-Intelectual Colectivo, la relación preparación del Congreso-práctica social. El Comité Nacional tardó y resolvió erradamente este problema por lo que agravó la situación y acentuó una concepción centralista, que buscó consenso y no participación real del conjunto del Partido, y que lleva y llevó al paternalismo, y a ir transformándose en dirección de una corriente de opinión dentro del Partido y no en Dirección del Partido, y de sus grandes objetivos actuales, cuales son la preparación del Congreso y actuar en torno a una única orientación política hasta la realización del mismo.
Seríamos superficiales si no tomáramos conciencia de que erradicar tal concepción implicará una aguda y permanente batalla en todos y cada uno de los organismos del Partido, en todos y cada uno de nuestros militantes, y estará dialécticamente vinculada a los avances teórico-políticos que transite nuestro Partido en la dirección de convertirse en el real Partido de vanguardia del proletariado.
IV
Tal enfoque nos lleva a analizar el conjunto del proceso. Como referíamos anteriormente, resolver correctamente la relación Estado Mayor-Intelectual Colectivo suponía en primer lugar constituir un Estado Mayor que fuera expresión de los diversos afluentes que de un modo u otro habían luchado en el viejo Partido contra el oportunismo y una concepción de partido abiertamente stalinista. Es decir que tal conformación era impuesta por un proceso histórico-concreto. A partir de tal resolución se tornó necesario dilucidar que la relación Estado Mayor-Intelectual Colectivo tendría que recorrer una segunda fase en la que el centralismo tendría un peso decisivo. Ello por cuanto encarar el desarrollo del Partido a través de la discusión y simultánea acción política poniendo el peso en la primera, suponía la necesidad de contar con una base de discusión hacia el Congreso y con una dirección capaz de orientar al Partido en este periodo político, garantizando a través de la discusión democrática y la unidad de acción a través del acatamiento de la minoría a la mayoría, y de los organismos inferiores a los superiores, una actividad coherente del complejo de organismos.
Sin duda que tal periodo requería ser lo más corto posible e incluso buscar mecanismos, que si bien hubiesen sido accesorios a lo principal, ya en dicho periodo facilitasen, intentasen la participación colectiva de los organismos y compañeros. No obstante tal momento, repetimos, imponía acentuar el centralismo por parte del Estado Mayor sobre todo para poner en marcha la elaboración de Tesis y una orientación general que llevase a una tercera fase del proceso. Ello fue lo que trabó una visualización más notoria del error de concepción que analizamos, cosa que se agravó al transitar el Partido lo que debió ser un tercer periodo cuya culminación es la realización del Congreso, en la que todo el Partido debió sumirse en la discusión, elaboración y preparación del mismo, al tiempo que alrededor de una orientación política discutida y aplicada también a través de una metodología leninista se proyectaba prácticamente.
Ahora comprendemos que el Comité Nacional lejos estuvo de recorrer tal proceso con una concepción correcta leninista capaz de transitarlo conscientemente y por tanto ir descubriendo sus acentos y matices. Por el contrario imperó la centralización stalinista, que si bien no fue más visualizable en un primer momento por su relativa coincidencia con el necesario centralismo del primer periodo, quedó de manifiesto ahora, donde surge con claridad que no se ha puesto en marcha la discusión y preparación del Congreso y simultáneamente se ha ido trabando el propio accionar político.
Decimos relativa coincidencia con el primer periodo por cuanto desde el ángulo leninista actual no nos lleva a negar el entronque como momento necesario y real del proceso, sino a la concepción que se tuvo del mismo y que sí se prolongó erróneamente a lo largo del mismo. En dicho primer periodo se debió incluso, con una correcta concepción, acortarlo al máximo, y abrir mecanismos ya entonces de participación real en la discusión de las Tesis al conjunto del Partido, si bien, repetimos, tenía justeza acentuar un centralismo necesario para poner en marcha el Congreso y al Partido en política hasta el mismo.
El Comité Nacional en vez de ser dirección en tal sentido, continuó elaborando sus Tesis y su orientación y buscando acuerdo, consenso para las mismas. De tal manera el conjunto de los organismos y los compañeros fue quedando al margen de dicha elaboración, y tal método llevó también consiguientemente a que el propio Comité Nacional no profundizara el debate y fuera permanentemente mejorando su propia metodología inicial entronquista de discusión.
El Comité Nacional no tenía por objetivo sino los señalados, para lo cual su homogeneización era un elemento necesario, pero no el fin supremo. Tal homogeneización en el primer momento como expresión de la cohesión de las fuerzas que entroncaban adquirió importancia para lograr una base mínima política con la cual poner en marcha al Partido y acordar una metodología única leninista de construcción del mismo.
Si no se hubiese desarrollado un proceso de cohesión del Comité Nacional, los peligros de dispersión o fractura del Partido en el proceso de su construcción se habrían multiplicado. Pero esto, erróneamente, se convirtió en el eje al cual se subordinó el procesamiento del conjunto del Partido, lo que en cierto modo envició el propio proceso de cohesión del Comité Nacional y devino en causal importante de la crisis actual.
La situación que fue provocando tal concepción errónea, de la cual no nos habíamos desprendido no obstante la ruptura con el reformismo, se agravó ante la demora en realizar un profundo análisis autocrítico de la misma. Ejemplo de ello fue el primer informe sobre la crisis en el Partido del Comité Nacional. En el mismo se avanzaba en la concepción del tipo de Partido a construir y desde dicho ángulo era un aporte, pero como respuesta a la situación creada era esencialmente equivocado por cuanto erraba y diluía la raíz de la misma. El contenido del mismo puede ser un aporte al capítulo de Partido de las Tesis, pero impedía desentrañar la línea de construcción y desarrollo de Partido que se había seguido y era necesario seguir en el futuro. Por ello, luego del mismo, que no era sino una persistencia del método que criticamos, no se produjo ningún cambio sustancial en la situación y en torno a la preparación del Congreso. Es así que el Comité Nacional no tomaba las medidas para que las polémicas planteadas a lo largo del Partido fueran conocidas por todo el mismo y no solo en los organismos en que se suscitaba, ni proponía al Partido los mecanismos metodológicos para su proceso de realización desde las células hacia el Congreso, cuestión clave para lograr el desarrollo teórico, político y práctico del Partido hoy día, y cuestión clave, repetimos, para asegurar también una práctica política de nuestros organismos y militantes hasta el Congreso.
Producto de esta concepción es también la falta del informe escrito, único método, como planteaba Lenin, serio de discusión.
Tal ahogo polémico ha llevado a muchos organismos a procesar por su cuenta rompiendo de hecho una metodología única nacional, y a otros a plantearse sobre la conveniencia o no de recorrer tal camino, sin darse cuenta que al recorrer tal camino se intenta superar la crisis por un carril que es precisamente la causa de la misma y es la violación del leninismo, del centralismo democrático. Claro es que es necesario abordar tal análisis en los organismos regionales en el marco nacional partidario en que se operaron. Por otra parte, es necesario señalar que organismos zonales y de base han aportado a dilucidar correctamente las cuestiones planteadas.
V
Frente a la presente situación el Comité Nacional ha entendido necesario citar a la Conferencia Permanente del Partido para analizar dos temas: Congreso del Partido y la situación política general.
El primer tema impone hacer un balance crítico y autocrítico de lo actuado y trazar líneas concretas hacia la realización del Congreso. Junto al estudio de los mecanismos capaces de procesar de abajo hacia arriba hasta su realización deberá estudiar la metodología a seguir para profundizar o cambiar algunos ejes de discusión formulados en las tesis, dado que a esta altura de la vida de Partido las mismas representan un momento de la elaboración del Comité Nacional, hoy a todas luces en algunos capítulos superadas por todo el Partido. Decimos algunos por cuanto otros en nuestra opinión, sin perjuicio de que deban ser mejorados, conservan en su esencia plena vigencia.
El segundo tema impone realizar un análisis político y dar una orientación general hasta la realización del Congreso. Este tema lleva implícito una importante cuestión a dilucidar cual es: qué relación tendrán la dedicación del Partido hacia el Congreso y su incidencia en la política actual.
La Conferencia Permanente, su funcionamiento y peso real en la conducción de todo el periodo ha sufrido también las consecuencias de esta concepción stalinista del proceso de construcción y desarrollo del Partido. Por otra parte, no corresponde totalmente a lo que es hoy el Partido realmente. Pero el Comité Nacional entiende que ello no puede justificar pasar por alto su existencia a riesgo de incurrir en el mismo error que se critica. Será en todo caso dicha Conferencia quien decida sobre la necesariedad de convocar a otro tipo de Conferencia para tratar dichos puntos, en forma previa al Congreso. El Comité Nacional no obstante, tiene la opinión de que una Conferencia previa al Congreso se transformará en un pre-Congreso atacando objetivamente a lo que es hoy el instrumento de participación real de todos los miembros y organismos del Partido sobre el conjunto de la problemática partidaria, y la clave fundamental para superar la crisis, cual es la puesta en marcha urgente de la discusión y preparación del Congreso.
El Comité Nacional ha resuelto asimismo junto a la citación de la Conferencia Permanente resolver desde ya la publicación del Boletín de Discusión interna. Este debe reflejar las opiniones de organismos y compañeros y la polémica creadora interna de todo el Partido.
VI
Una concepción sobre la metodología de construcción y desarrollo del Partido no puede estar desligada de una concepción global teórico-política. Tan errado sería negar la especificidad de los temas y la influencia que los mismos tienen en periodos histórico-concretos como negar una relación dialéctica de los mismos y su interacción.
Pero si esto es válido en general, es más válido para nuestra experiencia.
Cuando se produjo la ruptura con el reformismo codovillista, expresión nacional del reformismo mundial en las filas del comunismo, muy lejos estábamos de comprender que era necesario no solo barrer de raíz los picos más elevados de tal desviación sino la desviación misma; tarea en la que no estábamos ni estamos solos y que no puede ser desde ya obra de un solo hombre, ni exclusivamente de gabinete, y menos aun obra capaz de edificarse internacional y nacionalmente en un solo día.
Nuestro Partido surgió como respuesta a un requerimiento revolucionario objetivo de nuestro proletariado. Nuestro Partido nació ante la creciente crisis del revisionismo internacional y nacional y frente a la evidencia notoria de la inexistencia de un partido de vanguardia marxista-leninista del proletariado. No fue casual que nos hiciera avanzar en la crítica a las viejas concepciones, crudas realidades como la política oportunista en el movimiento obrero por parte del codovillismo y Cía. y las nefastas consecuencias de dicha política evidenciada en ocasión del golpe de Onganía. Y no fue casual tampoco que apresuraran nuestras críticas hechos como la OLAS y las discusiones allí celebradas.
Nuestra labor tendió a llenar esa vacancia en el proletariado en el marco general de agudización de la crisis del reformismo. Sin embargo conviene advertir que en nosotros estaba mucho más claro el nefasto papel del reformismo a nivel nacional que internacional. No fue raro entonces que buscáramos algunos modelos de encuadre en partidos que eran la cara simpática dentro del mismo, con mayor o menor ductibilidad. Pero aún así, en esos momentos no llegábamos a comprender la necesidad de desarrollar toda una orientación capaz de batir superadoramente al reformismo codovillista con una nueva estrategia de la revolución proletaria en nuestro país, una correcta teoría de partido y concepción de la metodología capaz de garantizar la construcción y desarrollo del mismo. La lucha heroica del Che, las luchas de mayo en Francia, la ofensiva vietnamita, la crisis checoeslovaca, y la huelga petrolera fueron quizá los acontecimientos que pusieron de relieve los escollos que impedían nuestro avance. Nuestra búsqueda teórica para convertirnos en partido de vanguardia, el deterioro creciente del reformismo mundial, y los requerimientos del proletariado de nuestro país fueron los motores de dicho avance. En este complejo proceso de desprendimiento de las influencias reformistas, expresión por otra parte de la influencia burguesa en el movimiento obrero, fuimos avanzando dificultados también por la composición social predominante en el Partido. Para ser más precisos, habría que decir que fue la definición del Comité Nacional sobre Checoeslovaquia la que comenzó a romper en la mente de todo nuestro Partido las ilusiones en una posición que no había roto de raíz con el reformismo, y a hacer conciencia de la magnitud de la tarea que habíamos emprendido, de sus alcances nacionales e internacionales, cual es la de edificar junto a los verdaderos comunistas de todo el mundo, y a partir de la ciencia marxista-leninista una nueva estrategia de la revolución mundial y nacional, que sea la continuación creadora del leninismo bolchevique de 1917.
Las deformaciones reformistas, nuestras simpatías por quienes eran y son simplemente la izquierda comprensiva dentro del mismo, nuestros cuidados centristas de no ir a fondo en la crítica de principios y desde un eje proletario al reformismo nacional e internacional, nuestra práctica combinadamente sectaria u oportunista por carecer de un verdadero eje proletario y su correspondiente estrategia y táctica, comenzaron a hacer crisis profundamente. En ese momento se agudizó abruptamente la contradicción entre las necesidades que requería tamaña empresa de reconstrucción y la metodología stalinista que practicábamos, incapaz de combinar dialécticamente la relación Estado Mayor-Intelectual Colectivo, y la vinculación teoría-práctica y ambas a su vez.
Desde entonces y acentuado por la importante discusión de diciembre en torno al informe del Comité Nacional, tal contradicción se fue agudizando hasta hacer crisis en los actuales momentos.
De allí es necesario que debamos ubicar una nueva relación cualitativamente superior, entre nuestros objetivos y la metodología que garantiza su permanente profundización y desarrollo. Ello impone tanto en la relación antedicha como en el propio método un desarrollo creador.
Es necesario partir de Marx y de Lenin, pero ser conscientes que necesitamos aplicar dicha ciencia en nuestra realidad y en 1969. Y en 1969 analizar no solo a nuestros enemigos, sino la situación del comunismo mundial para desentrañar en profundidad los caminos superadores que desde ya rechazan abiertamente el simplismo pequeñoburgués de las sectas trotsquistas aparentemente "coherentes" en su oposición al reformismo, al stalinismo, e incapaces históricamente de construir un proceso revolucionario del proletariado en país alguno.
El presente informe previo a la Conferencia facilitará debatir la actual crisis en todo el Partido. La Conferencia Permanente encarará sin duda este debate con la profundidad necesaria para lograr su superación y marchar hacia el pleno éxito del Congreso del Partido.
Es necesario que este informe sea trasladado inmediatamente a los organismos zonales y a las células.