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03 de octubre de 2010

De la nota editorial del periódico boliviano Liberación (Nº 56) tomamos la posición de los marxistas-leninistas del país hermano sobre la nueva ofensiva antipopular de la oligarquía cruceña.

¡El fascismo no pasará!

Bolivia: lo aplastamos o nos aplasta

Los últimos acontecimientos acaecidos en los seis departamentos soliviantados por los tristemente célebres “Comités Cívicos”, han tenido la virtud de desenmascarar completamente el verdadero carácter de la oposición política en el país.
El fascismo más desenfrenado se ha manifestado en toda su dimensión; han quedado como falacias y mentiras los supuestos “pacifismos” del comiteísmo cruceño. Hasta la propia prensa reaccionaria ha tenido que reconocer que en Santa Cruz y otras regiones han aparecido las orejas de lobo del fascismo racista de los extranjeros en el Oriente.
La archiconocida Unión Juvenil Cruceñista ha mostrado sus dientes sanguinarios atacando a inocentes comerciantes y transeúntes de la manera más brutal. Es este un pequeño botón de lo que haría la reacción fascista si llega al gobierno y domina los aparatos represivos del Estado. Como decíamos en las épocas banzeristas: “frente al fascismo no caben componendas: o se lo aplasta o nos aplasta”.
Se trata pues, de una oposición clasista muy evidente, de una oposición de tipo francamente fascista y proimperialista que pretende derrocar al gobierno, detener el proceso tendencialmente revolucionario e implantar una nueva dictadura sobre los pueblos, naciones y clases oprimidas bolivianas.
En los actuales momentos no cabe una posición neutral o equidistante de los bandos en pugna: o estamos con el proceso tratando de profundizarlo, encauzarlo y desarrollarlo o, por el contrario, nos oponemos a él haciendo causa común con las fuerzas más negras de la reacción y el imperialismo.
La reacción fascista que tiene como nido el centro de la ciudad de Santa Cruz, está desesperada porque no encuentra el momento ni la oportunidad de lanzar el zarpazo de destrozar la unidad del Estado boliviano. El dipsómano Percy Fernández, alcalde cruceño, lo ha dicho con toda claridad en un momento de lucidez: “Hay que crear dos naciones, una oriental y otra occidental”. Más claro, agua.
Frente al peligro inminente de un gran enfrentamiento político y social no caben dudas: hay que prepararse para él en defensa del proceso, en defensa de la unidad supranacional, de la verdadera y auténtica democracia, de la justicia social, de los recursos naturales, de las empresas del Estado, del derecho a la vida digna y de la soberanía, así como de la independencia de la Nación actual y el Estado frente al imperialismo.
Nos alienta mucho escuchar con solidez el antiimperialismo del compañero Evo Morales que ha puesto en su lugar a los representantes del imperialismo en el país: ¡o respetan a Bolivia y su soberanía o tienen las puertas abiertas para dejar el país! Un ejemplo de dignidad que vale mucho para nosotros los revolucionarios.
Y los paros y huelgas de algunos sectores sociales desorientados que no comprenden que están sirviendo puntualmente los intereses del fascismo, siguen y suman “hasta las últimas consecuencias” y serán estos sectores, precisamente los que sufrirán más directamente cualquier ascenso fascista.
Esperamos que rectifiquen tan atrabiliaria conducta y se sumen a la campaña de unir a las clases, a las naciones y a los oprimidos para frenar la ofensiva reaccionaria y fascista.