Un periódico mensual El Eslabón de la cadena informativa en su edición del 29 de septiembre de 2008 publica lo siguiente:
“Al bajar el frío de los cerros, en algunas regiones del norte argentino se cortan las clases. Pero al contrario de lo que ocurriría con otros alumnos, en Aconquija no hubo alegría. En la escuela Nº 237, del montañoso departamento de Andalgalá, sudeste catamarqueño y en límite con Tucumán, doce alumnos sufren de desmayos continuos, vómitos, fuertes dolores de cabeza, dolores toráxicos, ardor y dolor en la vista, rigidez corporal, mareos y crisis de nervios.
“El sábado (15 de junio), los chicos que están como pacientes ambulatorios volvieron a sufrir desmayos y nadie quería hacerse cargo, pero ahora los análisis son examinados en el Ministerio de Salud de la Nación por posible restos de metales pesados en la sangre, dice Juana Esther Cabrera, asistente social que participa en Vecinos por la Vida, una entidad vecinal y ecologista de la zona.
Al ser atendidos en los centros sanitarios de Catamarca no les detectaron nada raro, pero en los de Tucumán registraron síntomas preocupantes. “El gobierno provincial presiona a médicos y abogados catamarqueños ante nuestras denuncias sobre los efectos de la minería en la zona”, apunta Urbano Cardozo, también miembro de Vecinos por la Vida.
En la zona, desde hace 10 años funciona la empresa minera La Lumbrera. “Se realizan extracciones a cielo abierto de metales que son llevados a través de un mineraloducto (de 17 centímetros de diámetro) desde la mina a un secadero en Tucumán”, explica el jubilado Cardozo, quien también hace trabajos de carpintería pero part time, según aclara: “Ahora me dedico más a pelear contra ese monstruo de la minera”.
Los vecinos de Amaicha del Valle, Colalao del Valle, Angastaco, Cafayate, etc. le dicen basta a la contaminación de la minera Bajo de La Lumbrera y desde hace varios días cortan la ruta 40 impidiendo el paso de camiones que vienen de Chile con dispositivos para la empresa.
Este monopolio acostumbrado a hacer lo que se le antoja en esta región, inmediatamente empezó una campaña de intimidación contra pobladores de la zona y militantes de organizaciones ecologistas, empezando a hacer llegar cartas documento a varias personas intimándolas a que dejen su actitud porque en caso contrario les espera un juicio y la cárcel.
Es imprescindible la urgente solidaridad de todos los sectores populares con los habitantes de esta región que están sufriendo en carne propia las tremendas consecuencias de la contaminación.
