Actionline es un monopolio yanqui que terceriza servicios de call center para bancos, telefónicas y otras empresas. Como tantos otros call center, basa su actividad sobre la superexplotación indiscriminada de los trabajadores sometidos a pésimas condiciones laborales y contratos basura.
Actionline es un monopolio yanqui que terceriza servicios de call center para bancos, telefónicas y otras empresas. Como tantos otros call center, basa su actividad sobre la superexplotación indiscriminada de los trabajadores sometidos a pésimas condiciones laborales y contratos basura.
El jueves 1/10, ante el despido de un trabajador con una causa falsa, los laburantes junto con la Comisión de Reclamos (un grupo de trabajadores que viene peleando desde hace un año por elecciones democráticas de delegados y, ante la indiferencia del actual cuerpo de delegados, puesto a dedo por la dirección del SEC, lleva a cabo la pelea por todos los reclamos de los trabajadores) “colgaron la vincha” y lograron la reincorporación del compañero.
En una actitud revanchista, la empresa, al día siguiente no deja ingresar a Natalia Mayares y Pamela Ybarra (integrantes de la comisión de reclamos), montando un operativo policial en la puerta del edificio e instalando un control policíaco adentro para perseguir a quienes exigían la reincorporación de las compañeras. La empresa se negó a ceder ante el reclamo de los trabajadores y continuó con las amenazas constantes en el lugar de trabajo.
El martes 5 y miércoles 6 se realizaron actos de solidaridad con el apoyo de numerosas organizaciones (entre ellas la CTA Capital y la agrupación “Colgá la vincha”) en la entrada del edificio. La respuesta vergonzosa de la empresa fue no dejar ingresar a ningún trabajador durante tres horas y presionarlos para que se vayan a trabajar a otros edificios de la empresa. Los trabajadores resistieron y cuando lograron ingresar se mantuvieron firmes en la lucha por la reincorporación realizando asambleas en el piso, logrando de esta forma torcerle el brazo a Actionline.
El miércoles 6 de octubre se firmó la reincorporación de las trabajadoras despedidas pidiendo un plazo de siete días corridos para negociar los términos de la misma. Los trabajadores exigen que se reincorpore a sus compañeras con las mismas tareas y en el mismo edificio, por eso se encuentran en estado de alerta.
Con el triunfo de esta lucha los trabajadores avanzan sobre esta patronal súper explotadora para dar la pelea por elecciones democráticas de delegados, estabilidad laboral, salario digno y para terminar con los contratos basura.