En 1950, bajo el gobierno peronista, se dictó la ley 13.995 que dispuso el arriendo y la venta de tierras fiscales. Por excepción se podía reservar tierras. Esta ley no tuvo aplicación práctica de importancia.
En 1950, bajo el gobierno peronista, se dictó la ley 13.995 que dispuso el arriendo y la venta de tierras fiscales. Por excepción se podía reservar tierras. Esta ley no tuvo aplicación práctica de importancia.
En 1956 la llamada Revolución Libertadora dictó el decreto-ley 14.577, que derogó la ley 13.995. Hasta que cada provincia se diese su propio régimen de tierras fiscales, según la ley 14.408, las mismas se entregaban en propiedad según el régimen del Código Civil. Las adjudicaciones (a quienes cumplían algunas condiciones mínimas), se hacían previo informe favorable del Comisionado Nacional asesorado por una Comisión Honoraria de vecinos. El Poder Ejecutivo establecía precios y formas de pago.
La ley 13.995 y el decreto 14.577 acabaron con las tierras de mejor calidad desde el Río Colorado hasta Tierra del Fuego, a un promedio de $22 la hectárea por establecimiento, tierras que poco después se vendían a precios astronómicos por el aumento del precio de la lana. Las provincias quedaron con muy pocas tierras fiscales, salvo Formosa y Chaco que las conservaron en mayor cantidad, aunque la mayoría en zonas de esteros y bañados.
El manejo de las tierras fiscales fue uno de los métodos de formación del latifundio
en la Argentina. Latifundio monstruoso, inmenso.