Cuando asumimos en la conducción del gremio por noviembre de 2003, los trabajadores estatales arrastrábamos una pérdida de un tercio del poder adquisitivo de nuestros salarios (desde la devaluación de enero de 2002) por el aumento de los precios al consumidor. En realidad, para los salarios más bajos, la pérdida era mucho mayor porque los aumentos fueron muy superiores en los alimentos y es a ese rubro donde se destina el porcentaje principal del sueldo. Pudimos ir avanzando algo a cuentagotas, con la lucha y los reclamos que comenzamos ni bien ganamos las elecciones en mayo, llevando delante una conducción paralela hasta que asumimos, y mejoró en parte nuestra situación, pero aún estábamos muy lejos del escalafón que reclamábamos con la escala del artículo 53 de la Ley 643. Esta realidad era más dramática aún para los planes de empleo de desocupados y para los jubilados. Ni hablar de la discriminación de los planes de empleos transitorios que no habían recibido nada.
Nota completa > ver