Rusia era, por entonces, un país que había estado dirigido por los zares hasta febrero de 1917, cuando la llamada “Revolución de Febrero” derrocó al imperio zarista, y se constituyó el gobierno provisional de Kerensky. Recordemos que eran los tiempos de la primera guerra mundial, en la que el zar Nicolás Segundo había involucrado a Rusia, mandando al frente a cerca de 15 millones de rusos, que morían defendiendo los intereses imperialistas de sus clases dominantes.
Rusia era, por entonces, un país que había estado dirigido por los zares hasta febrero de 1917, cuando la llamada “Revolución de Febrero” derrocó al imperio zarista, y se constituyó el gobierno provisional de Kerensky. Recordemos que eran los tiempos de la primera guerra mundial, en la que el zar Nicolás Segundo había involucrado a Rusia, mandando al frente a cerca de 15 millones de rusos, que morían defendiendo los intereses imperialistas de sus clases dominantes.
La guerra había agravado la hambruna popular a niveles impresionantes. Los obreros de las grandes fábricas de las principales ciudades desataron una oleada de huelgas ante la feroz superexplotación (la jornada habitual era de 11 a 12 horas), que se intensificó con la guerra. A esto se sumó el odio de la mayoría campesina, ante la voracidad de los terratenientes y de siglos de despotismo zarista. En el frente se sucedían las rebeliones de los soldados.
La importancia de un partido revolucionario
Como dice el Programa de nuestro Partido: “Desde comienzos del siglo veinte, Lenin luchó por la construcción de un Partido revolucionario de la clase obrera. Un Partido guiado por la teoría marxista, independiente de la burguesía y que deslindara campos con la socialdemocracia revisionista. Construyendo su ejército revolucionario, y en una guerra civil revolucionaria que se prolongó por más de tres años, millones de explotados realizaron la epopeya histórica en la que, por primera vez en la historia de la humanidad, el proletariado pudo sostener su dictadura (derrotando la resistencia de las clases derrocadas, el asalto imperialista y el cerco contrarrevolucionario) y comenzar a construir una nueva sociedad, confiscando la tierra a los terratenientes y expropiando los medios de producción del gran capital.”
El levantamiento armado
De la serie de notas escritas por el camarada Carlos Echagüe en ocasión del 90 aniversario de la revolución rusa, extractamos los siguientes párrafos, referidos al momento de la insurrección:
Kerenski lanzó operaciones represivas. El 24 de octubre ordenó la clausura de los dos periódicos bolcheviques y envió carros de asalto a los locales. Fueron rechazados por la Guardia Roja y por soldados revolucionarios.
El CC lanzó la insurrección. Ese día, a las 11 hs., salió el periódico Rabochi Put (El camino obrero) con el llamado del CC bolchevique: ¡derribar al gobierno provisional! Lenin escribió una carta al CC el 24 de octubre a la tarde en la que decía: la situación es crítica, no se puede dejar en ningún caso el poder a Kerenski hasta el 25 de octubre; esta noche hay que tomar el poder.
De acuerdo al plan insurreccional trazado, el Estado Mayor del levantamiento armado distribuyó las fuerzas enviando los mejores destacamentos a los lugares más difíciles. La noche del 24 de octubre aseguró con la Guardia Roja la toma de los puentes (junto a unidades revolucionarias ocuparon todos los accesos a Petrogrado), dos estaciones de ferrocarril, el Correo Central, el Banco del Estado, los teléfonos. Sobre esta base se conectaron las fábricas, los regimientos y la Flota con el Estado Mayor insurreccional. De la Flota del Báltico llegaron a la capital: 5.000 marineros y seis naves.
A las 10 hs. del 25 estaban tomados casi todos los puntos principales de la capital. En esa mañana apareció el llamamiento ¡A los ciudadanos de Rusia! escrito por Lenin. En él se declaraba la caída del gobierno provisional, el establecimiento de un nuevo poder, cuál era su programa y las fuerzas en que se apoyaba.
El gobierno provisional estaba en el Palacio de Invierno, único edificio oficial que quedaba en su poder. Era defendido por un batallón femenino y por los cadetes de la Escuela Militar. En la noche del 25 al 26 de octubre cayó el Palacio de Invierno. Esta acción fue iniciada luego de un cañonazo disparado por el crucero Aurora. Los ministros del gobierno provisional. Fueron detenidos. Kerenski huyó en un coche de la embajada norteamericana.
Se proclama el nuevo poder
El 25 de octubre a la tarde se inició en el Smolny el II Congreso de los Sóviets, en el que estaban representados más de 400 sóviets de toda Rusia. Los bolcheviques eran mayoría. De 649 diputados, 390 eran bolcheviques y aliados. Los eseristas de derecha y los mencheviques eran 80. Se retiraron del Congreso. Este los repudió y saludó su retirada.
El Congreso aprobó el llamamiento de Lenin ¡A los obreros, a los soldados, a los campesinos! En el que se proclamaba el paso de todo el poder a los sóviets.
Al día siguiente se aprobaron los dos históricos decretos elaborados por Lenin: sobre la paz y sobre la tierra. El primero resolvía establecer inmediatamente un armisticio de tres meses con el fin de entablar negociaciones de paz. El decreto se dirigía no sólo a los gobiernos sino a los pueblos.
Sobre la tierra, la base del decreto era el mandato general de los diputados campesinos. La propiedad terrateniente fue abolida inmediatamente sin ningún pago. Se abolió la propiedad privada sobre la tierra. Esta pasó a ser propiedad de todo el pueblo, estatal. Y se entregaba en usufructo gratuito para siempre a los campesinos. De este modo, el campesinado recibió 150 millones de hectáreas de nuevas tierras. Y se liberaron de pagos de arriendo y rescate por 700 millones de rublos anuales. También se liberaron de las deudas, las que trepaban a 1.500 millones de rublos sólo con el Banco del Estado. La cantidad de tierra que recibió cada campesino era proporcional al número de miembros de su familia.
El 28, el Congreso designó al Consejo de Comisarios del Pueblo presidido por Lenin. Los eseristas se dividieron. Los de izquierda se unieron a los bolcheviques.
Como escribió John Reed, esos días de octubre de 1917 conmovieron al mundo.