“En el taller escuché diferentes denuncias sobre nuestra realidad. Por ejemplo que en San Francisco (Córdoba) la lucha contra las fumigaciones que afectan la salud de la población se van extendiendo y profundizando, mientras que la provincia tiene, actualmente, el 3% de los bosques que tenía. Una mujer de Berazategui contó lo relacionado con la deforestación y el problema de algunas comunidades originarias, comentando con ironía que había “seguridad” para cuidar a los que deforestan indiscriminadamente, pero no la hay para las poblaciones que sufren sus consecuencias. Denunció también la presencia de una planta de alta tensión que produce un considerable aumento de casos de leucemia y otras derivaciones cancerígenas. Que hay arroyos con todos sus peces muertos ya que están totalmente contaminados por desechos industriales y desagües cloacales (zona Hudson por ejemplo). Las mujeres de Gualeguaychú contaron su experiencia de lucha y sus problemas: intoxicaciones y otros síntomas, mentiras como las del “monitoreo compartido” o la de la “tormenta que viene de Bolivia” y con los actuales juicios iniciados a algunos de los participantes de la misma.
En ese momento el debate se centró en lo difícil de anticiparse a los planes a largo plazo de las multinacionales… y el cómo hacerlo.
Escuchamos después a las compañeras de San Juan y los problemas de la megaminería a cielo abierto, con el uso del cianuro para separar el oro u otros metales y los cientos de miles de litros de agua que se utilizan allí, comprometiendo el futuro de nuestros suelos y del agua potable para todos. Denunció que hay por lo menos 180 proyectos en marcha y 43 mineras sólo en la provincia de Santa Cruz. Se habló del acuífero guaraní y del problema jurídico que se utiliza para contraponer las Constituciones provinciales con la Constitución Nacional, violándose los artículos 41 y 42 que garantizan la protección del medio ambiente. Que la “farsa” de algunas leyes, que no se sancionan ni aplican, crean ilusiones y sacan a la gente de la lucha en las calles.
Mujeres de Bahía Blanca nos contaron el problema de las alergias, las enfermedades respiratorias, el cáncer de colon que produce un polo petroquímico muy grande. Que el carbón activado mató los peces, que 200 familias de pescadores quedaron sin trabajo y que la fiesta del camarón se organiza con peces ¡traídos de China! Que la multinacional Dreyfus invirtió 1.300 millones para la producción de biocombustibles y la gente de los barrios no tiene agua en sus casas. Otras voces se fueron sumando y se determinaron algunos ejes para pensar en estos problemas: el rol del Estado; la necesidad de que se cumpla la prohibición del uso del PCV; la necesidad de implementar el apro- vechamiento de la luz solar; que todas las organizaciones políticas y sociales participen en la lucha por el medio ambiente y que se evite la judicialización de los luchadores sociales.
