Un león, enamorado, pide la hija de un labriego en matrimonio. Este no puede negarla, por temor, ni darla a una fiera. Le pone entonces una condición al león: que se corte los dientes y se reduzca las uñas porque ello atemorizaba a la niña. El león lo hizo y cuando se presentó al labriego, este lo corrió a golpes. Moraleja: aquellos que se fían de los demás una vez que pierden sus privilegios son fácilmente vencidos por los que antes les tenían miedo. Esopo
02 de octubre de 2010