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10 de noviembre de 2010

El 30 de octubre, La Corriente Interdisciplinaria Pichon Rivière, La Terca Colectivo Artístico y la Comisión de Estudiantes de Letras de la Facultad de Humanidades y Cs. Sociales de la UNJU realizaron un sentido homenaje al poeta español.

Homenaje a Miguel Hernández

Hoy 1343 > 10/11/2010 / A 100 años de su natalicio

Nos reconocemos en Miguel Hernández, en el compromiso y la lucha por cambiar la realidad en la que vivimos que, al igual que en su época pero con otras particularidades, sigue estando signada por la injusticia. Nos identificamos en la necesidad de comprometernos con el contexto social e histórico; reflexionando sobre el sentido y orientación de nuestras prácticas, poniendo los conocimientos, arte y creatividad al servicio de las necesidades de nuestro pueblo, del que somos parte y con el que compartimos iguales necesidades.

Nos reconocemos en Miguel Hernández, en el compromiso y la lucha por cambiar la realidad en la que vivimos que, al igual que en su época pero con otras particularidades, sigue estando signada por la injusticia. Nos identificamos en la necesidad de comprometernos con el contexto social e histórico; reflexionando sobre el sentido y orientación de nuestras prácticas, poniendo los conocimientos, arte y creatividad al servicio de las necesidades de nuestro pueblo, del que somos parte y con el que compartimos iguales necesidades.
Con un concurrido público, el homenaje transcurrió con un video elaborado por los organizadores con relatos sobre el contexto socio histórico en el que Hernández desarrolló su obra poética y la exposición de ensayos acerca de su vida y obra, a cargo de escritores jujeños.
Posteriormente poemas, música y canciones y para el final, los organizadores y el público dieron cierre al homenaje cantando “Para la Libertad”. Luego se abrió un espacio de micrófono abierto para reflexiones, música y poesías.
La figura de Miguel Hernández echa por tierra la dicotomía que separa a intelectuales, profesionales y artistas de la lucha social, separación que los aleja de su realidad concreta y que despoja de sentido socio histórico a sus prácticas. Entendiendo por sentido socio histórico si ese arte, esa producción intelectual y esas profesiones dan cuenta de la realidad en la que se desarrollan y aportan a su transformación, escribía Pablo Neruda: “No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera”.
Así, en Hernández evocamos a los intelectuales de la Revolución de Mayo como Moreno y Belgrano, al Che Guevara, a Norman Bethune, a Rodolfo Walsh, a Cesar Brie, a Mario Benedetti, a Atahualpa Yupanqui, a Luisa Calcumil, a Aimé Paine, a Pichon Rivière, a Víctor Jara, a José Saramago, a Eduardo Galeano, a José Martí, y a todos aquellos intelectuales, artistas y profesionales que, a lo largo de estos 200 años en diversos grados y modalidades, sintieron y denunciaron la realidad social y llevaron adelante una práctica social comprometida y transformadora.
En la dolorosa historia de nuestro país y nuestra América Latina, varios cambios se han producido en los últimos tiempos, hemos nacido la mayoría de nosotros en tiempos de hegemonía de un orden social que intenta domesticar subjetividades desde el consumo vacío, la competencia, el individualismo, el “no te metas”, la paranoia, la compra de voluntades. Una historia reciente que arrastra la desaparición de “cuerpos indóciles” y un aniquilamiento sistemático de la fuerza social y política que tenía la meta de otra sociedad. Pero la subjetividad y la identidad también se construyen en lucha y resistencia, entre modelos contradictorios, por eso hoy, creemos fundamental rescatar y homenajear a ejemplos como Miguel Hernández.
Su vida, su poética crítica y su práctica revolucionaria, nos hace reflexionar sobre qué hacemos con nuestras vidas, qué opciones tenemos y qué elecciones tomamos. A la luz de conocer y contemplar una vida que nacida carne de yugo, más humillado que bello, pudo sentir y permitir a los vientos del pueblo llevarlo, arrastrarlo, esparcirle el corazón; y sangrar, luchar, pervivir para la libertad. Pudo ser un esposo soldado gritando: mujer te quiero cercado por las balas, y a pesar de tener en la cuna del hambre a su niño, con sangre de cebolla amamantándose; pudo soñar para él la paz que estaba forjando, soñar y luchar para un niño que nace con el puño cerrado, envuelto en un clamor de victoria y guitarras.
Un poeta que entregó no sólo su arte sino su vida para la libertad de su pueblo, por eso lo recordamos, por eso lo homenajeamos, por eso hoy lo elegimos como un modelo de vida, de coherencia, de coraje.