“Un 25% de los casi 8 millones de jóvenes entre 18 y 29 años de edad mantiene un empleo formal (con aportes para jubilación y obra social). Y de los jóvenes que trabajan (4,9 millones), la mitad lo hacen “en negro” (Clarín, 17/10/10).
“Un 25% de los casi 8 millones de jóvenes entre 18 y 29 años de edad mantiene un empleo formal (con aportes para jubilación y obra social). Y de los jóvenes que trabajan (4,9 millones), la mitad lo hacen “en negro” (Clarín, 17/10/10).
Sobre las espaldas de la juventud obrera el gobierno descargó el momento más duro de la crisis económica. Los despidos masivos en las fábricas (cientos de miles) fueron dirigidos hacia los jóvenes. Echaron miles de contratados por agencias, en forma eventual. La flexibilización laboral (un ícono del neoliberalismo) goza de buena salud con el kirchnerismo. Y la “reactivación relativa” de la economía, con un tremendo costo social, se asentó en los topes salariales y la superexplotación. Creció 10% la producción y 1% el empleo. Los pibes soportan ritmos de trabajo de 10 a 12 horas, con salarios que son la mitad de los efectivos y se multiplican los accidentes de trabajo.
La inflación fue la forma K de ajustar al pueblo. Millones pasan hambre y miseria. Se mantiene la desocupación. Según los datos de la Seguridad Social, “el 50% de los desocupados tienen entre 18 y 29 años. De ese grupo, sólo el 3,7% percibe un seguro de desempleo de menos de $400 mensuales. El 20% (1,5 millón) del total de los jóvenes que no llegaron a los 30 años no estudia ni trabaja” (Clarín, 17/10/10). Creció el consumo de droga. Argentina se ha convertido en el principal país de consumo de cocaína de América Latina, en la ruta de salida para Europa y en la “cocina” de cuyos residuos sale el “paco”. La trata y la prostitución se han transformado en un flagelo para las jóvenes. Los jóvenes sin trabajo ni estudio son presa fácil de los narcos, la policía y el gatillo fácil, o la muerte por el crecimiento de la violencia, por el suicidio.
Como destacamos en el 9º Congreso de la JCR, “para los jóvenes del campo tuvieron un plan. A los originarios: topadoras que arrasaron sus tierras y montes, sus casas y su cultura para concentrar aún más en manos de testaferros y terratenientes amigos. Para los campesinos pobres: el chamuyo de la economía no formal. Millones destinados al programa de Agricultura Familiar, donde siempre se discute el diagnóstico pero la tierra no aparece nunca. Y para los medios: microemprendimientos, o mejor dicho, “microentretenimientos”. Producciones alternativas sin un peso, sin mercado. De tierra no se habla…”
Los estudiantes universitarios durante estos años de gestión K atravesaron un enorme desafío: poder estudiar. La deserción promedio en las Universidades es del 50%. Las becas, comedores, apuntes más baratos, boletos estudiantiles pasaron a ser una cuestión que determina la permanencia de miles. Sumado a eso, el colapso de edificios, falta de estufas, vidrios, paredes electrificadas, etc. Han dado respuesta con obras de la mano del ministerio de De Vido. Con un presupuesto anual que se destina en promedio el 95% a salarios, los K dejaron a rectores y decanos presos del chantaje de fondos por fuera del presupuesto en las distintas áreas de una Universidad pública. Mantuvieron la Ley de Educación Superior de Menem y avanzaron con la Coneau acreditando las carreras, alejándolas aún más de las necesidades de contenidos y prácticas acordes a las necesidades de nuestro pueblo.
La crisis en las escuelas primaria y secundaria se ha agravado. El saqueo a la coparticipación federal y la transferencia de los sistemas de educación y salud a las provincias sin presupuesto generó déficit fiscales en decenas de ellas. Los maestros tienen salarios de pobreza. La educación se aleja cada vez más de las posibilidades de los pibes. Para que las familias pobres “no se llenen de guita” hicieron incompatibles las becas y la Asignación por Hijo. Las escuelas se caen a pedazos y no es una metáfora. En invierno se congelan, en verano se cocinan. Pero los K reaccionaron, bien precisos: entregaron netbooks en algunas escuelas.