1. Desde julio de 1989 se ha ido conformando el núcleo de la oposición alfonsinista al gobierno de Menem. Esa oposición –de matriz prosoviética y prosocialdemócrata– fue el núcleo principal, la punta de lanza, en los meses de febrero y marzo de este año, del proyecto del golpe institucional.3
1. Desde julio de 1989 se ha ido conformando el núcleo de la oposición alfonsinista al gobierno de Menem. Esa oposición –de matriz prosoviética y prosocialdemócrata– fue el núcleo principal, la punta de lanza, en los meses de febrero y marzo de este año, del proyecto del golpe institucional.3
El alfonsinismo ha jugado, desde julio de 1989, el papel de mascarón de proa de esa oposición. Asegurando, primero, que no se investiguen los innumerables desfalcos producidos bajo su gobierno como los realizados durante la “crisis del dólar” de febrero de 1989 (crisis que enriqueció a un puñado de bancos manejados por la Coordinadora Radical y sus aliados) y durante el estallido hiperinflacionario de junio de 1989; o los ocurridos en la Casa de la Moneda o en los manejos del Banco Hipotecario y la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. Todo esto a cambio del apoyo a las leyes de emergencia y otras que necesitaba Menem para gobernar.
A partir de diciembre el alfonsinismo pasó a la oposición abierta ignorando que hacía seis meses había abandonado el gobierno en una forma nunca vista en el país.
Decimos que Alfonsín ha jugado el rol de “mascarón de proa” porque su desprestigio popular y en las Fuerzas Armadas, le impiden ser el factor unificador de una salida golpista. Es sí el elemento provocador que utiliza la fuerza política que le queda para crear el clima necesario para el proyecto de golpe institucional. El alfonsinismo, responsable principal de la impunidad de la inmensa mayoría de los culpables de la represión dictatorial, utilizó y utiliza, en acuerdo principalmente con el P“C” y el MAS, el tema del indulto como un punto convocante y de confluencia política para la conformación del bloque opositor gorila.
Como sucedió desde 1983 ahora también el alfonsinismo tuvo como aliados, marchando en un andarivel paralelo al suyo, pero coordinadamente con él, al MAS y al P“C”; y por otro andarivel, también paralelo, a sus viejos aliados del “centro izquierda”: Auyero, Monserrat y Volando.
2. En los meses de febrero-marzo de este año esas fuerzas se apoyaron en la alianza con el sector de De Genaro en la CGT de Azopardo y con el renovadorismo cafierista, para empujar sus planes de “golpe institucional”. Cuando la lucha se tensó estuvieron a punto de romper el FREJUPO a partir de los sectores aliados que tienen en el Partido Intransigente y la Democracia Cristiana; y atrajeron a su lado al llamado sector “de los 8” y al sector de Saadi en el peronismo.
El fracaso de los intentos de saqueo por el repudio de las masas, la relativa estabilidad del dólar y los precios, lograda en marzo; la resistencia del ubaldinismo a plegarse a esos planes y muy especialmente la oposición a ellos de Lorenzo Miguel; la muerte súbita de Cáceres; la denuncia de nuestro Partido y el FREJUPO que produjeron la reunión con Menem y frustraron el intento de emblocar al FREJUPO en una posición golpista junto al sector de De Genaro en la CGT; algunas concesiones del gobierno como el aumento a jubilados y el brusco cambio de frente de la URSS evidenciado en el telegrama de Gorbachov a Menem fueron, entre otros, elementos que frustraron la aventura alfonsinista que ya había puesto fecha al golpe institucional (segunda quincena de marzo). El brusco cambio de los soviéticos tuvo que ver, evidentemente, con la firma de los contratos de pesca, pero también con negociaciones más globales con los yanquis y occidentales, evidenciadas posteriormente en el gabinete de Violeta Chamorro, el intento de negociaciones con la guerrilla de El Salvador, los acuerdos de la URSS con Fidel y algunos cambios en la línea de éste, y en la línea conciliadora de Bush con Gorbachov respecto a la declaración de independencia de Lituania.
Los acontecimientos de febrero-marzo de este año bocetaron las formas del posible reagrupamiento de fuerzas en las futuras crisis políticas.
3. Fortalecido por el fracaso golpista, Menem maniobró rápidamente, organizó el acto por el SI el 6 de abril y aumentó el número de miembros de la Corte Suprema, con lo que privó a Alfonsín de su principal carta “institucional”. También aisló políticamente a Cafiero, obligándolo a negociar para poder aspirar a la reelección en la gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Fortaleció sus lazos con los liberales y con la oposición radical a Alfonsín (oposición que ha crecido amenazando potencialmente la supervivencia de Alfonsín al frente de la UCR) e impidió, transitoriamente, la ruptura del FREJUPO.
4. Mientras tanto los prosoviéticos dentro de la UCR han organizado, en alianza con la socialdemocracia, al sector más abiertamente ligado a ellos, como “izquierda” de la UCR (Fredy Storani, Caputo, Barrios Arrechea, Álvarez Guerrero, dirección de Franja Morada). Repiten así el esquema que les sirvió para copar ese partido en 1957 y en 1982.
Los prosoviéticos trabajan también para hegemonizar y unir abiertamente a la “izquierda” peronista, uniendo a “los 8”, con el peronismo revolucionario y los sectores de izquierda del sindicalismo peronista. Aquí tienen una fuerte competencia con sectores socialcristianos.
Trabajan también para asegurar la hegemonía del sector abiertamente prosoviético de Monserrat-Volando y Auyero en la Convocatoria Democrática de Centro Izquierda.
El acto del 11 de Mayo de Izquierda Unida va a facilitar a los sectores prosoviéticos nuclear fuerzas para que el frente opositor al gobierno se incline hacia un centro-izquierda afín a sus objetivos.
También ha ido creciendo una opción de derecha, cívico-militar, en la que los prosoviéticos tienen influencia, unidos a sectores terratenientes del interior y sectores civiles y militares ligados a otros imperialismos. Nos referimos al “bussismo”, generosamente financiado por Papel Tucumán y el directorio del Ingenio Concepción, en Tucumán. El “bussismo” ha crecido en alianza con Ruiz Palacios en Chaco, Pita (aliado a Navajas Artaza) en Corrientes, Ulloa en Salta, entre otros.
5. Todos estos planes civiles y militares son paralelos y simultáneos a la preparación de fuerzas especiales, político-militares, para el caso de ser necesario. Y todos esos planes parten de la necesidad de hacer “estallar” el peronismo y el FREJUPO con vistas a las elecciones de 1991, ganando para fuerzas afines a los prosoviéticos el control de los grandes centros urbanos del país (Gran Buenos Aires; Rosario; La Plata; Córdoba, etc.)
6. También se organizan en lo civil y en lo militar, los integrantes de la corriente nacionalista en las Fuerzas Armadas, También trabajan con vistas a 1991 y se han trazado una línea independiente de Menem y de la oposición alfonsinista.
7. Con un fuerte apoyo económico (proveniente principalmente de las centrales socialdemócratas) se proyecta levantar el MAS como la gran fuerza electoral de la izquierda. Son también la más importante fuerza de izquierda para la agitación golpista.
En tanto transcurre la crisis del P“C” (Fava-Etchegaray), cuya resolución estará estrechamente relacionada con la resolución de los planes de reagrupamiento de fuerzas anteriormente mencionados. Actualmente existen cuatro organizaciones surgidas de la crisis del P“C” revisionista: la oficial; la que orienta Arévalo; la de Bustelo-Vélez; la de los disidentes ligados a Iscaro y otros ex dirigentes. Ahora el Comité Central y la Comisión Política del P“C” se han dividido en tres tendencias duramente enfrentadas la de Fava, Pereira y Etchegaray; la de Dratman y Alvarez; la de Sigal. En esta división, como en las anteriores, tiene gran influencia la polémica interna en la URSS entre los gorbachovianos y sus opositores, y la polémica entre los soviéticos y los cubanos.