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11 de noviembre de 2010

Documento 9

Comite Central – 29, 30 de junio y 1º de julio de 1990.

Documentos del PCR / tomo 6

9. En los meses pre­vios a mayo se fue pro­du­cien­do un vuel­co masi­vo de apoyo a la can­di­da­tu­ra de Menem. Sus actos, con­cen­tra­cio­nes y cara­va­nas que abar­ca­ron a todo el país, con­vo­ca­ron mul­ti­tu­des que pre­a­nun­cia­ban el triun­fo del FREJUPO

9. En los meses pre­vios a mayo se fue pro­du­cien­do un vuel­co masi­vo de apoyo a la can­di­da­tu­ra de Menem. Sus actos, con­cen­tra­cio­nes y cara­va­nas que abar­ca­ron a todo el país, con­vo­ca­ron mul­ti­tu­des que pre­a­nun­cia­ban el triun­fo del FREJUPO
El 14 de mayo de 1989 Menem arra­só y el FREJUPO obtu­vo un his­tó­ri­co triun­fo. Obtuvo 7.888.385 votos (el 47,39%) con­tra 5.401.788 (el 32,48%) de Angeloz-Casella; 1.092.327 (el 6,57%) de Alsogaray-Natale, 767.212 (el 4,62%) de Angeloz-Guzmán, 411.886 (el 2,48%) de Vicente-Zamora y 237.602 (el 1,43%) de Estevez Boero-Bravo.
En la noche del 14 de mayo el pue­blo ganó las calles. Las manio­bras mon­ta­das por el alfon­si­nis­mo basa­das en el Colegio Electoral pusie­ron de relie­ve su gran derro­ta: del 51,82% de los votos de 1983 pasó al 32,53% de 1989, no obs­tan­te con­tar y uti­li­zar des­ca­ra­da­men­te con todos los recur­sos del poder. Conservó sólo las gober­na­cio­nes de Córdoba y Río Negro. El triun­fo del 14 de mayo colo­có al pero­nis­mo en con­di­cio­nes de tener mayo­ría en la Cámara de Senadores, con­ver­tir­se en pri­me­ra mino­ría en la Cámara de Diputados y cam­biar favo­ra­ble­men­te la situa­ción en la mayo­ría de las legis­la­tu­ras pro­vin­cia­les.
–    A pocos días del gran triun­fo del 14 de mayo nues­tro Partido con­vo­có a un acto en con­me­mo­ra­ción del 20 Aniversario del Cordobazo en el que ana­li­zó, a tra­vés de la inter­ven­ción del cama­ra­da Otto Vargas, los resul­ta­dos elec­to­ra­les y las pers­pec­ti­vas polí­ti­cas abier­tas en el país. Colmado el Salón “Unione e Benevolenza” y ante la pre­sen­cia de diri­gen­tes del Partido Justicialista, del Partido Demócrata Cristiano, del Partido Intransigente, del Partido Socialista Auténtico, del Movimiento Democrático Popular, de dele­ga­dos del par­ti­do her­ma­no de Uruguay, así como de nume­ro­sos diri­gen­tes sin­di­ca­les, se puso de relie­ve el enor­me sig­ni­fi­ca­do que tenía el triun­fo del 14 de mayo.
Porque el 14 de mayo, seña­ló Otto Vargas, “fue derro­ta­do el con­ti­nuis­mo de la polí­ti­ca de ham­bre del alfon­si­nis­mo, el pro­yec­to del sec­tor diri­gen­te de las cla­ses domi­nan­tes de la Argentina. Ese pro­yec­to que empu­jó el sec­tor pro­so­vié­ti­co del radi­ca­lis­mo, unido a la social­de­mo­cra­cia euro­pea de Willy Brandt, el Partido Laborista inglés, junto a los terra­te­nien­tes y a los sec­to­res más anti­po­pu­la­res de la Argentina”. Claro que “ha teni­do el apoyo tam­bién de los usu­re­ros yan­quis. Ellos son prag­má­ti­cos”. Les “inte­re­sa que se paguen los inte­re­ses de la deuda exter­na”. Y sobre todo que se “apli­quen las polí­ti­cas mone­ta­ris­tas y ham­brea­do­ras del FMI”. Esta derro­ta “ha suce­di­do por­que ese pro­yec­to alfon­si­nis­ta se basó en tres pre­su­pues­tos fal­sos. En pri­mer lugar, pre­ten­dió desa­rro­llar la pro­duc­ción agro­pe­cua­ria sin aca­bar con el lati­fun­dio. En segun­do lugar pre­ten­dió desa­rro­llar y moder­ni­zar la indus­tria sin aca­bar con la depen­den­cia. Y en ter­cer lugar pre­ten­dió ali­viar la pre­sión del impe­ria­lis­mo de una super­po­ten­cia, apo­yán­do­se en la otra super­po­ten­cia.” Y luego de rea­fir­mar la pro­pues­ta de las seis medi­das que había­mos difun­di­do antes del 14 de mayo, y de exi­gir la nece­si­dad de cas­ti­gar a los espe­cu­la­do­res “como Bulgheroni, de quien Brodherson solía decir que debía 485 millo­nes de dóla­res al fisco, sos­tu­vo que éra­mos par­ti­da­rios de empu­jar la lucha de masas. En pri­mer lugar por el res­pe­to a la volun­tad popu­lar. “Masas muy gran­des bus­can un cami­no pací­fi­co. Han abier­to un sen­de­ro en la male­za y tra­tan de avan­zar”, seña­ló Otto Vargas.
“Nosotros que somos par­ti­da­rios de la revo­lu­ción, que cree­mos que sin la revo­lu­ción no habrá demo­cra­cia ni habrá con­quis­tas esta­bles para nues­tro pue­blo y que no habrá libe­ra­ción de la patria sin ella, esta­mos dis­pues­tos a acom­pa­ñar a esas masas en esa expe­rien­cia. Porque sabe­mos que la revo­lu­ción la hacen las masas, y sin esas masas no habrá revo­lu­ción en la Argentina.
“Hay que decir que esas masas no se equi­vo­ca­ron el 14 de mayo el único cami­no que en las con­di­cio­nes con­cre­tas de Argentina crea mejo­res con­di­cio­nes para la lucha popu­lar y per­mi­te, tam­bién, acu­mu­lar fuer­zas para la revo­lu­ción que madu­ra en la Argentina y que madu­ra en el mundo.”

En el pro­ce­so elec­to­ral, la lucha por la cons­truc­ción del FREJUPO abar­có a todo el país. La apro­ba­ción del pro­gra­ma, la cons­ti­tu­ción de las lis­tas, la par­ti­ci­pa­ción con­jun­ta en actos y mani­fes­ta­cio­nes, y sobre todo la cons­truc­ción de comi­tés de apoyo por abajo, en par­ti­cu­lar en las gran­des empre­sas, sig­ni­fi­có una gran lucha polí­ti­ca y un triun­fo de la línea del Quinto Congreso.
Una gran lucha por lle­var ade­lan­te la polí­ti­ca de fren­te único, par­ti­cu­lar­men­te con las masas pero­nis­tas y el pero­nis­mo. Labor en la que fue par­ti­ci­pan­do la gran mayo­ría de nues­tros orga­nis­mos y cama­ra­das. Tuvo resul­ta­dos muy posi­ti­vos. Positivos Para la uni­dad y orga­ni­za­ción de las masas y del Partido. Claro que esto no fue pare­jo ni line­al en las diver­sas pro­vin­cias y zonas, ni den­tro de las mis­mas zonas y orga­nis­mos; pero lo dis­tin­ti­vo fue que la mayo­ría de los orga­nis­mos y cama­ra­das ter­mi­na­ron sien­do pro­ta­go­nis­tas acti­vos de nues­tra línea, de su inte­gra­ción con­cre­ta y del avan­ce del Partido.
Esto lo logra­mos en el marco del pro­ce­so de masas sobre la base de una gran dis­cu­sión polí­ti­ca en todo el Partido, gene­ral y par­ti­cu­lar, estu­dian­do y gene­ra­li­zan­do nues­tras mejo­res expe­rien­cias, y rea­li­zan­do una labor de ayuda y con­trol sos­te­ni­do en todos los orga­nis­mos y afi­lia­dos. Este pro­ce­so tuvo un vuel­co con la par­ti­ci­pa­ción del Partido en la pro­cla­ma­ción del FREJUPO y en el acto rea­li­za­do luego del Congreso pero­nis­ta de Mar del Plata.
–    El PTP inte­gró junto a otros diez par­ti­dos el FREJUPO a nivel nacio­nal.
Esa inte­gra­ción se plas­mó tam­bién en Buenos Aires, Capital Federal, Santa Fe, La Pampa, Jujuy, Río Negro, Tucumán, Córdoba, Chaco, Formosa, San Juan, San Luis, Santa Cruz, Corrientes, Santiago del Estero y Tierra de Fuego. Participó igual­men­te el PTP en Chubut, Entre Ríos y Salta. Las úni­cas excep­cio­nes fue­ron Mendoza y Misiones, donde por las acti­tu­des sec­ta­rias y divi­sio­nis­tas de algu­nos sec­to­res diri­gen­tes de los PJ pro­vin­cia­les, el PTP fue exclui­do del Frente.
La cons­ti­tu­ción de los FREJUPO feme­ni­no y juve­nil a nivel nacio­nal fue­ron hechos de relie­ve que expre­sa­ron el avan­ce de nues­tro tra­ba­jo uni­ta­rio. Igualmente entre la inte­lec­tua­li­dad, donde más de 700 fir­mas apo­ya­ron el pro­gra­ma del FREJUPO rela­cio­nán­do­lo con los pro­ble­mas de la cul­tu­ra.
La par­ti­ci­pa­ción del PTP en el FREJUPO fue el resul­ta­do de un acuer­do pro­gra­má­ti­co, públi­co y equi­ta­ti­vo esta­ble­ci­do por los once par­ti­dos a nivel nacio­nal. Consecuentemente con ello el PTP inte­gró la lista de can­di­da­tos a dipu­ta­dos nacio­na­les en la pro­vin­cia de Buenos Aires, en la Capital Federal la de dipu­ta­dos y con­ce­ja­les en cali­dad de suplen­tes, de elec­to­res en Entre Ríos y San Juan, de dipu­ta­dos pro­vin­cia­les y de con­ce­ja­les en Jujuy y en Rosario, Santa Fe, Arteaga, y Almirante Brown.
En el pro­ce­so elec­to­ral el Partido orga­ni­zó y par­ti­ci­pó en el FREJUPO de 19 pro­vin­cias, en 47 muni­ci­pios y algu­nas cir­cuns­crip­cio­nes, y orga­ni­zó y par­ti­ci­pó en 77 Comités de Apoyo, de los cua­les 19 fue­ron Comités de Empresa y cen­tros de con­cen­tra­ción.
–    En este pro­ce­so nues­tro Partido se exten­dió nacio­nal­men­te y en pro­fun­di­dad en cen­tros de con­cen­tra­cio­nes obre­ras, agra­rias y popu­la­res. Abrimos tra­ba­jo en Chubut, Salta, Catamarca, y Tierra del Fuego, y se crea­ron con­di­cio­nes para hacer­lo en La Rioja y refor­zar nues­tra labor en Neuquén. Con lo cual pasa­mos a tra­ba­jar en todas las pro­vin­cias del país, aun­que en algu­nas aún muy débil­men­te.
El PTP tuvo reco­no­ci­mien­to jurí­di­co nacio­nal en la Capital Federal y en 16 pro­vin­cias: Buenos Aires, Santa Fe, La Pampa, Misiones, Formosa, Jujuy, Santiago del Estero, San Luis, San Juan, Río Negro, Mendoza, Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Tucumán, Santa Cruz. Existen Juntas Promotoras y Trámites en Chubut, Salta, Neuquén y Tierra del Fuego. Con lo cual nos falta enca­rar el pro­ble­ma sola­men­te en La Rioja.
Pero per­sis­ten las manio­bras judi­cia­les para tra­bar la acción del PTP y otros par­ti­dos. Entre ellas y prin­ci­pal­men­te la reso­lu­ción de algu­nos jue­ces de exi­gir la pre­sen­ta­ción de fichas de afi­lia­ción. En Córdoba recien­te­men­te se ha falla­do por este moti­vo con­tra el PTP, per­dién­do­se la per­so­ne­ría; igual ame­na­za pende sobre otros regio­na­les.
Esta situa­ción exige la denun­cia polí­ti­ca de un Estatuto cuya sola exis­ten­cia es un hecho reac­cio­na­rio, e inten­si­fi­car la lucha para derro­tar dichas manio­bras logran­do miles de nue­vas fichas de afi­lia­ción. En nume­ro­sas pro­vin­cias se demos­tró que esto es posi­ble. Claro que para con­cre­tar esto debe­mos batir la sub­es­ti­ma­ción que exis­te en rela­ción a este tra­ba­jo en varios orga­nis­mos y cama­ra­das.
El Partido rea­li­zó tam­bién un inten­so tra­ba­jo de pro­pa­gan­da de masas. Participó en dece­nas de actos uni­ta­rios, orga­ni­zó sus pro­pios actos y pasó a ser un par­ti­do cono­ci­do en casi todo el país. Esto no obs­tan­te la dis­cri­mi­na­ción y el ocul­ta­mien­to al que fue some­ti­do por los cana­les de tele­vi­sión y radios, y por la polí­ti­ca de silen­cio que prac­ti­ca­ron los dia­rios nacio­na­les salvo fuga­ces excep­cio­nes. Al mismo tiem­po quedó claro tam­bién que en muchos luga­res exis­te una gran sub­es­ti­ma­ción para desa­rro­llar una polí­ti­ca sos­te­ni­da hacia los medios de comu­ni­ca­ción masi­vos, como parte de nues­tra línea de masas, y orga­ni­zar el tra­ba­jo espe­cí­fi­co hacien­do de esta labor una tarea per­ma­nen­te.
Numerosos cama­ra­das ocu­pa­ron tri­bu­nas en actos uni­ta­rios del FREJUPO, en par­ti­cu­lar en las pro­vin­cias de La Pampa, Jujuy y Río Negro.
Al mismo tiem­po los actos orga­ni­za­dos por el PTP en Chabás, Arteaga y en La Plata, así como el tra­ba­jo rea­li­za­do en muchos barrios del país, mos­tra­ron el grado de pro­fun­di­dad alcan­za­do en algu­nos luga­res por la uni­dad de los par­ti­dos inte­gran­tes del FREJUPO y el papel de avan­za­da de nues­tro Partido en el des­plie­gue, exten­sión y orga­ni­za­ción del FREJUPO entre las masas. Una vez más vol­vió a com­pro­bar­se que sin lucha por la uni­dad es una ilu­sión doc­tri­na­ria el avan­ce del Partido. Al mismo tiem­po que el desa­rro­llo y el for­ta­le­ci­mien­to de la uni­dad depen­de de que el Partido avan­ce y se con­so­li­de.
–    Una de las carac­te­rís­ti­cas de la labor de nues­tro Partido fue que su tra­ba­jo se asen­tó en la línea de masas. Su pro­pa­gan­da, sus finan­zas, su orga­ni­za­ción, estu­vie­ron basa­dos en la fuer­za y en el apor­te de los que nada tienen, ape­lan­do siem­pre a las inago­ta­bles ener­gías que resi­den en la con­cien­cia y en la com­ba­ti­vi­dad del pue­blo.
El tra­ba­jo en el FREJUPO elevó la expe­rien­cia polí­ti­ca de los afi­lia­dos y orga­ni­za­cio­nes de nues­tro Partido, y con­tri­bu­yó al sur­gi­mien­to de nue­vos y valio­sos cua­dros. Se desa­rro­lló tam­bién la JCR. Fue este un perío­do de avan­ce para el Partido y el PTP.
En todo este pro­ce­so de desa­rro­lló una lucha por prac­ti­car una polí­ti­ca que desa­rro­lle la asi­mi­la­ción de los nue­vos com­pa­ñe­ros. Una lucha con­tra una polí­ti­ca de cua­dros que los suplan­ta y que no con­fía ni se apoya en ellos. Con lo cual en vez de orga­ni­zar las célu­las y hacer fun­cio­nar los orga­nis­mos, prac­ti­ca la polí­ti­ca de actuar a tra­vés “del malón”. O sea con gru­pos de com­pa­ñe­ros
des­or­ga­ni­za­dos, con falta de pla­nes polí­ti­cos dis­cu­ti­dos colec­ti­va­men­te, sin res­pon­sa­bi­li­da­des indi­vi­dua­les, sin pri­vi­le­giar el tra­ba­jo con el HOY y en los que los balan­ces polí­ti­cos y orgá­ni­cos que­dan por lo gene­ral “para des­pués”. Con lo cual es difí­cil que los nue­vos vuel­van a tra­ba­jar con quie­nes diri­gen así y des­pre­cian de esa mane­ra la poten­cia­li­dad polí­ti­ca revo­lu­cio­na­ria de las masas y de los nue­vos com­pa­ñe­ros.
Es nece­sa­rio seña­lar tam­bién que no logra­mos un avan­ce sig­ni­fi­ca­ti­vo en la difu­sión y el cobro del HOY, y que el reclu­ta­mien­to al PTP y sobre todo al PCR, fue débil. No logra­mos cose­char orgá­ni­ca­men­te, de acuer­do a las posi­bi­li­da­des abier­tas, la influen­cia y el avan­ce polí­ti­co logra­do por el Partido en este perío­do. Y si bien tuvi­mos expe­rien­cias muy valio­sas rea­li­za­das por célu­las y comi­tés de Partido, fue éste el cos­ta­do débil de nues­tro desa­rro­llo a nivel gene­ral.
Las razo­nes de este défi­cit fue­ron diver­sas. En algu­nos luga­res estu­vie­ron ori­gi­na­das por la resis­ten­cia a prac­ti­car nues­tra tác­ti­ca polí­ti­ca y su inte­gra­ción con­cre­ta al lugar. En otros por­que se lo hizo tar­día­men­te por falta de fun­cio­na­mien­to polí­ti­co. Al mismo tiem­po estas razo­nes empal­ma­ron en muchos casos con con­cep­cio­nes que vie­nen desde antes. Concepciones doc­tri­na­rias, sec­ta­rias y con­cep­cio­nes espon­ta­neís­tas, sin­di­ca­lis­tas, de esen­cia refor­mis­ta, que con­si­de­ran que el cre­ci­mien­to del Partido será un pro­duc­to espon­tá­neo de la lucha y del movi­mien­to de masas. O con­si­de­ran la teo­ría de la auto­li­be­ra­ción de las masas inde­pen­dien­te de la exis­ten­cia de una orga­ni­za­ción de van­guar­dia mar­xis­ta-leni­nis­ta, negan­do el papel diri­gen­te del Partido. Por lo que nues­tro avan­ce orga­ni­za­ti­vo, el reclu­ta­mien­to y la asi­mi­la­ción de los nue­vos afi­lia­dos, estu­vo por detrás del pro­ce­so espon­tá­neo de las masas y del reque­ri­mien­to del con­jun­to del pro­pio Partido.
–    Una vez más quedó claro la ver­dad de que lo de abajo ayuda a lo de arri­ba pero tam­bién lo de arri­ba ayuda a lo de abajo. El anta­go­nis­mo esque­má­ti­co de ambos aspec­tos al mar­gen del con­te­ni­do de nues­tra línea y del pro­ce­so de desa­rro­llo de la lucha por la uni­dad no sólo fue refu­ta­do una vez más, sino que tam­bién quedó demos­tra­do que en deter­mi­na­das situa­cio­nes con­cre­tas lo deci­si­vo es el acuer­do por arri­ba, pues como se evi­den­ció con el FREJUPO el acuer­do nacio­nal se cons­ti­tu­yó en un ins­tru­men­to deci­si­vo para impul­sar los FREJUPO por abajo y prin­ci­pal­men­te en las empre­sas, barrios y con­cen­tra­cio­nes agra­rias y popu­la­res. Un ejem­plo impor­tan­te de esto lo cons­ti­tu­yó el FREJUPO en UATRE a nivel nacio­nal. Fue deci­si­vo para enfren­tar el con­ti­nuis­mo alfon­si­nis­ta en el gre­mio y a su vez influ­yó inter­na­men­te para dar impul­so a la tarea de orga­ni­zar los comi­tés de apoyo en el movi­mien­to obre­ro.
–    Una cues­tión fun­da­men­tal en todo este pro­ce­so fue la orga­ni­za­ción de los comi­tés de apoyo del FREJUPO por abajo, en par­ti­cu­lar en las gran­des empre­sas, que impul­só nues­tro Partido.
En la orga­ni­za­ción de los comi­tés de apoyo en las empre­sas exis­tie­ron expe­rien­cias como las de Astilleros, Siderca y otras, que demos­tra­ron que tomar a fondo esta tarea reque­ría par­tir de lo polí­ti­co para enfo­car lo sin­di­cal y no al revés. Y en estas cir­cuns­tan­cias, más con­cre­ta­men­te, par­tir de lo polí­ti­co elec­to­ral, por cuan­to sin ello era impo­si­ble ubi­car con correc­ción el blan­co y prac­ti­car una correc­ta línea de fren­te único. Se demos­tró que sólo obran­do así era posi­ble avan­zar tam­bién en una correc­ta polí­ti­ca sin­di­cal y en la lucha rei­vin­di­ca­ti­va. Claro que esto exi­gió a su vez, como se demos­tró en esas expe­rien­cias, resol­ver acer­ta­da­men­te la rela­ción orgá­ni­ca entre el papel del fren­te de par­ti­dos con los cuer­pos de dele­ga­dos y el sin­di­ca­to, y con las pro­pias agru­pa­cio­nes. Pues si bien nues­tra acción esta­ba pre­si­di­da por una línea polí­ti­ca común, nues­tra par­ti­ci­pa­ción en cada una de dichas orga­ni­za­cio­nes reque­ría res­pe­tar sus fun­cio­nes, gra­dos de uni­dad y nor­mas de orga­ni­za­ción.
Estas expe­rien­cias demos­tra­ron tam­bién que la pre­o­cu­pa­ción cen­tral por la cons­truc­ción de los comi­tés de apoyo en las empre­sas (expe­rien­cias que han sido desa­rro­lla­das en artí­cu­los recien­tes y muy impor­tan­tes en el HOY y en Política y Teoría) no fue sim­ple­men­te una pre­o­cu­pa­ción orga­ni­za­ti­va. Sino que requi­rió com­pren­der que dichos comi­tés eran una exi­gen­cia de la coyun­tu­ra polí­ti­ca y apun­ta­ban a su vez a avan­zar en el cam­bio de la corre­la­ción de fuer­zas en los orga­nis­mos de masas de las empre­sas, o sea en nues­tro cami­no cen­tral de acu­mu­la­ción revo­lu­cio­na­ria de fuer­zas de acuer­do a nues­tros obje­ti­vos pro­gra­má­ti­cos. Porque como lo demos­tró la expe­rien­cia his­tó­ri­ca, par­ti­cu­lar­men­te en nues­tro país los años del Cordobazo y demás rebe­lio­nes popu­la­res acon­te­ci­das a fines de la déca­da del 60, fue­ron las orga­ni­za­cio­nes obre­ras de fábri­ca el cora­zón del vasto ascen­so obre­ro y popu­lar que con­mo­vió a las cla­ses domi­nan­tes y a sus sir­vien­tes de turno.
Por eso es que allí donde fue com­pren­di­da y toma­da a fondo esta ini­cia­ti­va de nues­tro Partido, se avan­zó en la uni­dad con las masas pero­nis­tas, en la polí­ti­ca de fren­te único polí­ti­co y sin­di­cal y se gana­ron posi­cio­nes en los cuer­pos de dele­ga­dos y comi­sio­nes inter­nas de las gran­des empre­sas. Y sus con­se­cuen­cias serán no sólo inme­dia­tas, pues dicho paso ha sido una expe­rien­cia que caló muy hondo en la con­cien­cia y el cora­zón de esas masas. Sobre todo, como mues­tran algu­nos ejem­plos, en muchos dele­ga­dos de fábri­ca en los que bulle una inten­sa pre­o­cu­pa­ción por el pre­sen­te y el futu­ro de su clase y de la patria. Un hecho posi­ti­vo en tal direc­ción fue tam­bién el acto del FREJUPO en el Puerto de Buenos Aires.
Por eso, fue el Comité de Apoyo con esta orien­ta­ción lo que per­mi­tió asi­mis­mo acre­cen­tar las fuer­zas de nues­tras agru­pa­cio­nes y el Partido, allí donde hici­mos de esta tarea una tarea inte­gra­da al con­jun­to de la labor par­ti­da­ria. Que las con­se­cuen­cias de esta gran ini­cia­ti­va de nues­tro Partido no se ago­ta­ron el 14 de mayo, lo mues­tra el sig­ni­fi­ca­ti­vo papel que des­em­pe­ña­ron en la lucha con­tra el ham­bre, en el com­ple­jo pro­ce­so desa­rro­lla­do pos­te­rior­men­te en el gre­mio tele­fó­ni­co, etc.
Estas expe­rien­cias posi­ti­vas no pue­den ocul­tar­nos a su vez que en muchos luga­res, ni polí­ti­ca ni orgá­ni­ca­men­te, la orga­ni­za­ción de estos comi­tés de apoyo fue la pre­o­cu­pa­ción cen­tral, Ni que en otros se los tomó for­mal­men­te o desde una polí­ti­ca mera­men­te elec­to­ra­lis­ta. Política que si bien nos dio resul­ta­dos posi­ti­vos, fue estre­cha en cuan­to al enfo­que de los mis­mos. No obs­tan­te ello abrió un cami­no que debe­mos pro­fun­di­zar, gene­ra­li­zan­do nues­tras mejo­res expe­rien­cias. Y prac­ti­can­do el méto­do que nos ense­ña el maoís­mo de que no hasta lan­zar lla­ma­mien­tos gene­ra­les. Es nece­sa­rio com­pro­bar, prac­ti­car en un punto con­cen­tra­do el con­te­ni­do de dicho lla­ma­mien­to a fin de ana­li­zar su prác­ti­ca, sus lados fuer­tes y oscu­ros, para así sacar con­clu­sio­nes correc­tas, lle­var­las nue­va­men­te a las masas, para a tra­vés de esta rela­ción per­ma­nen­te entre diri­gir y apren­der, entre el pen­sar y el hacer del Partido y la masa y sus orga­ni­za­cio­nes, avan­zar en la acción revo­lu­cio­na­ria.