Noticias

11 de noviembre de 2010

Documento 10 / primera parte

Comite Central – 29, 30 de junio y 1º de julio de 1990.

Documentos del PCR / tomo 6

10. Los meses que trans­cu­rrie­ron desde el 14 de mayo hasta la asun­ción del nuevo gobier­no en julio fue­ron muy difí­ci­les.

10. Los meses que trans­cu­rrie­ron desde el 14 de mayo hasta la asun­ción del nuevo gobier­no en julio fue­ron muy difí­ci­les.
Porque en el país se agu­di­zó la cri­sis eco­nó­mi­ca, en forma impre­sio­nan­te e iné­di­ta, con una hipe­rin­fla­ción que prác­ti­ca­men­te devo­ró pre­cios y sala­rios en horas. Con una cri­sis social des­co­no­ci­da en la Argentina en lo que va del siglo, con millo­nes y millo­nes de hom­bres y muje­res al borde de la des­es­pe­ra­ción por el ham­bre y la impo­si­bi­li­dad mate­rial de con­ti­nuar vivien­do en esas con­di­cio­nes.
Porque se desa­rro­lló una cri­sis mili­tar abier­ta, donde tras la uni­dad for­mal de las Fuerzas Armadas se reco­no­ció públi­ca­men­te la exis­ten­cia de dos Ejércitos con Estados Mayores, pro­pa­gan­da y líde­res pro­pios.
Porque se inten­si­fi­có la dis­pu­ta inte­rim­pe­ria­lis­ta, y diver­sas cama­ri­llas, gru­pos de terra­te­nien­tes y de bur­gue­sía inter­me­dia­ria lucha­ban des­pia­da­da­men­te a costa de la entre­ga del patri­mo­nio nacio­nal y del ham­bre popu­lar, para con­ti­nuar con sus posi­cio­nes en el Estado y para seguir uti­li­zan­do a éste no sólo como ins­tru­men­to de opre­sión, sino para man­te­ner y acre­cen­tar sus tre­men­dos pri­vi­le­gios. En espe­cial los sec­to­res pro­so­vié­ti­cos que con la derro­ta de Alfonsín vie­ron peli­grar la hege­mo­nía con­quis­ta­da desde hace ya casi dos déca­das, en la que la tren­za lanu­ssis­ta ter­mi­nó de copar los resor­tes cla­ves del Ejército, el Estado y la eco­no­mía nacio­nal.
–    Muy pocas veces se vio en nues­tro país a un gobier­no guia­do por una falta tan gran­de de escrú­pu­los polí­ti­cos, eco­nó­mi­cos y mora­les como suce­dió con el gobier­no de Alfonsín. Fue de este gobier­no la res­pon­sa­bi­li­dad de la agu­di­za­ción de la situa­ción por las medi­das del lla­ma­do “dola­ra­zo” del 6 de febre­ro de 1989; y cuan­do se había desa­ta­do el incen­dio infla­cio­na­rio, el minis­tro Pugliese lo acti­vó con el argu­men­to de que “no había medi­das que tomar”. Luego de su renun­cia, el nuevo minis­tro de Economía Jesús Rodríguez lo agu­di­zó, a su vez, imple­men­tan­do una serie de medi­das que sólo bene­fi­cia­ron a los inte­re­ses del grupo de terra­te­nien­tes y mono­po­lios vin­cu­la­dos a la Junta Coordinadora, al alfon­si­nis­mo y a los inte­re­ses pro­so­víé­ti­cos. De allí que el cla­mor popu­lar con­tra la corrup­ción tuvie­ra un blan­co pre­ci­so: el alfon­si­nis­mo.
El hecho fue que de los 3.600 millo­nes de dóla­res en divi­sas que exis­tían en octu­bre de 1988, al asu­mir el nuevo gobier­no se encon­tró con que sólo exis­tían 100 millo­nes. Y la deuda exter­na había ascen­di­do a 67.000 millo­nes de dóla­res sin que se paga­ran inte­re­ses por la misma desde hacía más de un año.
–    En esta situa­ción y basán­do­se en una nece­si­dad, real de las masas, se empu­ja­ron impre­sio­nan­tes saqueos masi­vos de super­mer­ca­dos y mer­ca­dos de ali­men­tos en varios luga­res, en San Miguel, pero sobre todo en Rosario, que con­mo­vie­ron al país. Posteriormente a estos hechos se los llamó “La Tablada Social” Todo ello con la fina­li­dad de ame­na­zar con el caos gene­ra­li­za­do a fin de con­di­cio­nar y entre­gar mania­ta­do el gobier­no al Dr. Menem; con esa fina­li­dad tam­bién el alfon­si­nis­mo mane­jó la cri­sis eco­nó­mi­ca, chan­ta­jeó y en defi­ni­ti­va obli­gó al tras­pa­so anti­ci­pa­do del gobier­no en con­di­cio­nes muy difí­ci­les, pues el país se bam­bo­lea­ba al borde del caos eco­nó­mi­co y social.
Menem que debía asu­mir en diciem­bre de 1989 –lo hizo en julio y en una situa­ción en la que desde ya no con­tro­la­ba el poder, ni su pro­pio par­ti­do, y la mayo­ría de las gober­na­cio­nes esta­ban en manos de sus riva­les inter­nos en el reno­va­do­ris­mo. Por otra parte, al no cesar hasta diciem­bre el man­da­to de los par­la­men­ta­rios per­ma­ne­cía en mino­ría en la Cámara de Diputados. Por lo tanto Menem asu­mió el gobier­no en las peo­res con­di­cio­nes ima­gi­na­bles.
–    Al mes de haber asu­mi­do el gobier­no nues­tro Partido ana­li­zó la situa­ción en la reu­nión del Comité Central de agos­to de 1989. En dicha reu­nión se apro­bó la reso­lu­ción. “La situa­ción polí­ti­ca nacio­nal con el gobier­no del Dr. Menem “ En ella se carac­te­ri­za al gobier­no como “un gobier­no hete­ro­gé­neo, lide­ra­do por un sec­tor nacio­na­lis­ta refor­mis­ta de bur­gue­sía nacio­nal, y en el que pre­do­mi­nan, por ahora, sec­to­res de gran bur­gue­sía inter­me­dia­ria.” Posteriormente el gobier­no sufrió modi­fi­ca­cio­nes en su com­po­si­ción, que ana­li­za­rán las Tesis Políticas.
–    En dicha Resolución se seña­ló que nues­tro Partido había sido sacu­di­do con fuer­za por la ofen­si­va reac­cio­na­ria desa­ta­da con La Tablada Social y los cam­bios polí­ti­cos pro­du­ci­dos con la desig­na­ción del gabi­ne­te y el anun­cio del plan eco­nó­mi­co. Algunos cama­ra­das e inclu­so orga­ni­za­cio­nes, espe­cial­men­te los que están más des­li­ga­dos de las masas, cues­tio­na­ron la carac­te­ri­za­ción de clase que había­mos rea­li­za­do del gobier­no y se para­li­za­ron, como se refle­jó en el tra­ba­jo con la pren­sa y en la Campaña Financiera de 1989. El Comité Central de agos­to seña­ló que las cir­cuns­tan­cias polí­ti­cas eran difí­ci­les y com­ple­jas pero que esto no expli­ca­ba ni jus­ti­fi­ca­ba tal situa­ción por cuan­to la inci­pien­te prác­ti­ca en la línea tra­za­da comen­za­ba a dar resul­ta­dos. Ejemplo de ello fue la orga­ni­za­ción de la lucha con­tra el ham­bre en diver­sos barrios y asentamientos del Gran Buenos Aires, Barrio Elena, en Solano, en Berisso, en Gobernador Gálvez en Santa Fe, etc., que movi­li­za­ron a dece­nas de miles de fami­lias. En las grandes empresas empujamos una línea que, partiendo de la solidaridad obrera con sus hermanos desocupados, pusiera al proletariado industrial a la cabeza de la lucha contra el hambre. Los ejemplos más avanzados de esto fueron las experiencias de Siderca y Astilleros.
Esta ini­cia­ti­va fue resis­ti­da por la mayo­ría de la diri­gen­cia sin­di­cal, debi­li­tan­do la acción del movi­mien­to obre­ro en este terre­no.
La lucha con­tra el ham­bre ocupó el cen­tro de la polí­ti­ca nacio­nal, y en ella nues­tro Partido –con la línea de apo­yar­se y orga­ni­zar demo­crá­ti­ca­men­te a las masas para resol­ver el pro­ble­ma– dio bata­lla en torno a quie­nes eran los res­pon­sa­bles de la cri­sis y debían pagar la misma.
La incom­pren­sión de la pro­fun­di­dad de la cri­sis, de que ésta es obje­ti­va, hizo que en muchos luga­res se per­die­ra de vista la situa­ción de las masas, y al igual que en otras opor­tu­ni­da­des no se reco­gie­ran sufi­cien­te­men­te sus opi­nio­nes. En el curso de estos años estas cues­tio­nes han esta­do muchas, veces en el tras­fon­do de los suce­si­vos cam­bios brus­cos de la situa­ción y de las difi­cul­ta­des de muchos orga­nis­mos para ubi­car­se y tomar ini­cia­ti­vas.
Otro hecho de impor­tan­cia fue nues­tra par­ti­ci­pa­ción en el Encuentro Nacional de Mujeres, que se rea­li­zó en Rosario; encuen­tro que fue expre­sión, a su vez, del movi­mien­to feme­ni­no que exis­te y se desa­rro­lla en pro­fun­di­dad en todo el país. Allí, adon­de movi­li­za­mos alre­de­dor de 300 com­pa­ñe­ras, dimos pasos muy posi­ti­vos por­que ubi­ca­mos con correc­ción el blan­co, por­que prac­ti­ca­mos una polí­ti­ca justa de fren­te único –en par­ti­cu­lar con el pero­nis­mo-, por­que impul­sa­mos un méto­do demo­crá­ti­co de deba­te Y fun­cio­na­mien­to fren­te a las manio­bras del alfon­si­nis­mo y el P“C”. Si bien es nece­sa­rio seña­lar tam­bién que no en todos los luga­res supi­mos uti­li­zar pos­te­rior­men­te sus reso­lu­cio­nes para desa­rro­llar nues­tro tra­ba­jo per­ma­nen­te entre las muje­res, y en ese pro­ce­so avan­zar y cons­truir fuer­tes célu­las feme­ni­nas.
En este mismo sen­ti­do tam­bién fue impor­tan­te nues­tra par­ti­ci­pa­ción en el Congreso de la Federación Agraria, en el Congreso de la Federación Universitaria de Tucumán, así como la rea­li­za­ción exi­to­sa de los pic­nics del Mes de la Prensa en Buenos Aires y Rosario.
El Informe de agos­to ana­li­zó tam­bién que está­ba­mos some­ti­dos a dos pre­sio­nes: “Una pre­sión gori­li­zan­te de apa­rien­cia izquier­dis­ta, de los que se opu­sie­ron al FREJUPO y a la tác­ti­ca elec­to­ral o la apo­ya­ron luego de muchos for­ce­jeos y vai­ve­nes, y ahora quie­ren “pasar bole­ta”. Como suce­dió desde 1983, esta pre­sión con­ci­lia con el alfon­si­nis­mo, sub­es­ti­ma la res­pon­sa­bi­li­dad de éste en el desas­tre eco­nó­mi­co, social, mili­tar y polí­ti­co actual y sub­es­ti­ma la impor­tan­cia de su derro­ta elec­to­ral el 14 de mayo. Esta pre­sión tam­bién encuen­tra eco en aque­llos com­pa­ñe­ros que se ilu­sio­na­ron con Menem, pen­sa­ban que éste iba a tener una polí­ti­ca casi revo­lu­cio­na­ria, y con­si­de­ra­ban tibia nues­tra adhe­sión al FREJUPO por los cua­tro pun­tos que siem­pre diji­mos que la moti­va­ban (derro­tar a Alfonsín; resol­ver pro­ble­mas acu­cian­tes de las masas más nece­si­ta­das; crear mejo­res con­di­cio­nes de lucha; acu­mu­lar fuer­zas revo­lu­cio­na­rias)”.
La otra pre­sión –seña­ló el Informe de agos­to– es “la que refle­ja la pre­sión de la masa pero­nis­ta que no quie­re que hoy se lo cri­ti­que a Menem, está espe­ran­za­da en éste, y no quie­re que se le des­tro­ce esta espe­ran­za”.
Transitoriamente atra­ve­sa­mos un momen­to difí­cil, se afir­mó, pero lo hace­mos luego de haber dado un salto enor­me con nues­tro tra­ba­jo anti­al­fon­si­nis­ta en los últi­mos años y nues­tra posi­ción elec­to­ral para el 14 de mayo. Hay con­di­cio­nes para que crez­can el PTP y el PCR. Y para que crez­can en forma impor­tan­te. El crecimiento numérico del Partido y su fortalecimiento    orgánico e ideológico constituyen, por eso, una necesidad urgente del movimiento revolucionario argentino. Cuestión ésta que nos plan­tea luchar por un reclu­ta­mien­to permanente inte­gra­do a la labor polí­ti­ca gene­ral del Partido.
Y dar­nos un plan para 1990. Pero para ello debe­mos reco­no­cer que tene­mos gran­des difi­cul­ta­des para rea­li­zar un reclu­ta­mien­to per­ma­nen­te y una asi­mi­la­ción orgá­ni­ca de los nue­vos afi­lia­dos.
Existe en muchas orga­ni­za­cio­nes, seña­ló el Comité Central de agos­to de 1989, “un gran sec­ta­ris­mo tanto para el reclu­ta­mien­to como para la asi­mi­la­ción de los nue­vos afi­lia­dos. Al calor del com­ba­te con­tra “el doc­tri­na­ris­mo esté­ril y paralizante ha cre­ci­do en el Partido un espon­ta­neís­mo basis­ta, sin­di­ca­lis­ta, de esen­cia refor­mis­ta, que con­si­de­ra que el cre­ci­mien­to será un pro­duc­to espon­tá­neo de la lucha y el movi­mien­to de masas. O con­si­de­ra la teo­ría de la auto­li­be­ra­ción de las masas de una mane­ra anar­quis­ta, no mar­xis­ta, inde­pen­dien­te de la exis­ten­cia de una orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria, de van­guar­dia, nece­sa­ria­men­te mino­ri­ta­ria aun­que sea de masas.” Y agre­gó: “la asi­mi­la­ción de los nue­vos afi­lia­dos exige tener claro que su afi­lia­ción es un pri­mer paso para su incor­po­ra­ción orgá­ni­ca e ideo­ló­gi­ca y que cada paso de éstos impli­ca un salto de cali­dad en su com­pren­sión polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca. Carecemos de una polí­ti­ca de cua­dros seria que parta de la nece­si­dad de desa­rro­llar cua­dros para tener célu­las esta­bles, y de la espe­cia­li­za­ción de los mis­mos para poder rea­li­zar un tra­ba­jo revo­lu­cio­na­rio en pro­fun­di­dad, ase­gu­ran­do la divi­sión del tra­ba­jo indis­pen­sa­ble para que pueda desa­rro­llar­se cual­quier orga­ni­za­ción huma­na en las actua­les con­di­cio­nes socia­les.
“En el tema de los cua­dros tene­mos que erra­di­car por un lado la polí­ti­ca que no cri­ti­ca sus erro­res para que pueda supe­rar­los, con­ci­lia con ellos y prac­ti­ca la apar­ce­ría polí­ti­ca, libe­ral, refor­mis­ta. Por otro lado hay que dar bata­lla con­tra la crí­ti­ca des­truc­ti­va, izquier­dis­ta, que colo­ca eti­que­tas, gol­pea a los cua­dros, y siem­pre parte de lo que a éstos les falta, y no de sus méri­tos. Hay que par­tir de lo bueno, de lo posi­ti­vo, de cada cama­ra­da, para ayu­dar a corre­gir sus erro­res, bus­can­do la forma ade­cua­da para dar la lucha ideo­ló­gi­ca acti­va, bus­can­do eli­mi­nar las for­mas que ofen­dan y las­ti­men a los cua­dros impi­dién­do­les com­pren­der sus defec­tos y las raí­ces de éstos.”
Claro que esto nos exige prac­ti­car una polí­ti­ca de cua­dros y de asi­mi­la­ción que ayude a los cua­dros y nue­vos com­pa­ñe­ros a inte­grar la línea con su rea­li­dad par­ti­cu­lar, a prac­ti­car la línea de masas y a tener una polí­ti­ca que for­ta­lez­ca al Partido.
Una polí­ti­ca que esti­mu­le sus pro­pios aná­li­sis, a que des­plie­guen su ini­cia­ti­va y se ani­men cre­cien­te­men­te a asu­mir res­pon­sa­bi­li­da­des. Lo que pre­su­po­ne debatír y con­ven­cer polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca­men­te recha­zan­do el auto­ri­ta­ris­mo y la con­ci­lia­ción, por cuan­to ambos son expre­sión de la ideo­lo­gía bur­gue­sa y aje­nos a la ideo­lo­gía del pro­le­ta­ria­do, al mar­xis­mo. Así como esfor­zar­nos para que no sólo una mino­ría sino todos los com­pa­ñe­ros fun­cio­nen colec­ti­va y demo­crá­ti­ca­men­te, par­ti­ci­pen de una polí­ti­ca que los ayude a ele­var­se polí­ti­ca y teó­ri­ca­men­te, ayu­dar y con­tro­lar­los en su labor, ubi­car­los acer­ta­da­men­te y aten­der el con­jun­to de sus pro­ble­mas. Y esti­mu­lar como cua­li­da­des comu­nis­tas la modes­tia y sen­ci­llez sin­ce­ras, por­que sólo así podre­mos ser­vir incon­di­cio­nal­men­te a la causa de la clase obre­ra y el pue­blo.
Como se dice habi­tual­men­te en el Partido, seña­ló la Resolución, “tene­mos muchos cua­dros que no uti­li­zan ‘sus diez dedos para tocar el pia­no’.
No com­bi­nan lo legal con lo clan­des­ti­no y secre­to. Picotean aquí y allá. No cons­tru­yen sóli­da­men­te. No for­man cua­dros mul­ti­fa­cé­ti­cos. Esto no se debe a fac­to­res coyun­tu­ra­les ('hay muchas tare­as', 'no hay tiem­po', 'no hay dine­ro', etc.) sino a razo­nes de orien­ta­ción estra­té­gi­cas que hacen que muchos de nues­tros cua­dros vivan suje­tos a la coyun­tu­ra polí­ti­ca y sin­di­cal. Es cier­to que los pro­ble­mas de orga­ni­za­ción son pro­ble­mas polí­ti­cos. Pero esto no se refie­re a la tác­ti­ca sino a lo polí­ti­co-ideo­ló­gi­co. Un cua­dro o una orga­ni­za­ción que pier­da de vista nues­tro obje­ti­vo his­tó­ri­co (el comu­nis­mo) y nues­tra meta estra­té­gi­ca (la revo­lu­ción agra­ria y anti­im­pe­ria­lis­ta en mar­cha al socia­lis­mo) va a dege­ne­rar, obli­ga­da­men­te, en el opor­tu­nis­mo polí­ti­co, como ini­cio de su dege­ne­ra­ción ideo­ló­gi­ca”.
La tras­cen­den­cia de estas cues­tio­nes lógi­ca­men­te se acre­cien­ta por la actual ofen­si­va inter­na­cio­nal del revi­sio­nis­mo. Por eso es que para abor­dar­las y resol­ver­las es esen­cial la defen­sa del mar­xis­mo-leni­nis­mo y la lucha por su inte­gra­ción a la prác­ti­ca con­cre­ta de la revo­lu­ción argen­ti­na. Y en rela­ción a estos temas, en par­ti­cu­lar la defen­sa de la teo­ría leni­nis­ta del Partido revo­lu­cio­na­rio de la clase obre­ra y del esti­lo de pen­sa­mien­to y de tra­ba­jo mar­xis­ta.
–    Realizamos este Balan­ce hacia el Sexto Congreso en una situa­ción inter­na­cio­nal muy par­ti­cu­lar. Situación que ana­li­zan las Tesis sobre el tema. Es en ese con­tex­to tam­bién en el que debe­mos enfo­car nues­tra labor en estos años. Sobre todo por cuan­to exis­te una polé­mi­ca a veces abier­ta, otras veces sorda, en la que se rea­li­za un balan­ce de nues­tro tra­ba­jo fuera de la com­ple­ja y difí­cil situa­ción inter­na­cio­nal por la que atra­ve­sa­mos.
Por lo tanto siem­pre es poco nues­tro balan­ce para quie­nes sos­tie­nen esas posi­cio­nes. Tenemos inclu­so expe­rien­cias de algu­nos com­pa­ñe­ros que han per­di­do la con­fian­za y el entu­sias­mo por la causa revo­lu­cio­na­ria, y cri­ti­can­do ras­gos volun­ta­ris­tas de algu­nos orga­nis­mos y cama­ra­das han baja­do los bra­zos y caído en el escep­ti­cis­mo revo­lu­cio­na­rio.
Ya en el Comité Central de agos­to de 1986 y en el Quinto Congreso de mayo de 1987, en el capí­tu­lo 30 del Balance, abor­da­mos esta polé­mi­ca sobre la “peque­ñez” del Partido, sobre las carac­te­rís­ti­cas del actual auge abier­to en 1982 y el error de quie­nes lo com­pa­ra­ban en forma sim­plis­ta con la situa­ción que vivi­mos a fines de la déca­da del 60, así como el error que sig­ni­fi­ca­ba sub­es­ti­mar las hue­llas pro­fun­das que dejó en nues­tro pue­blo el perío­do dic­ta­to­rial. Esta polé­mi­ca sigue vigen­te. En este sen­ti­do debe­mos reco­no­cer que las cla­ses domi­nan­tes han desa­rro­lla­do con éxito una gran ofen­si­va para tras­to­car no sólo la his­to­ria patria sino tam­bién la his­to­ria argen­ti­na más recien­te. Y así han mace­ra­do a los tra­ba­ja­do­res con­tra sus mejo­res tra­di­cio­nes de clase, han mace­ra­do con­tra las mejo­res tra­di­cio­nes demo­crá­ti­cas, anti­im­pe­ria­lis­tas e inter­na­cio­na­lis­tas de la clase obre­ra y el pue­blo argen­ti­nos. Y en par­ti­cu­lar –so pre­tex­to de com­ba­tir al terro­ris­mo– con­tra lo que sig­ni­fi­ca la vio­len­cia como par­te­ra de la his­to­ria, como par­te­ra de una socie­dad sin opre­sión ni explo­ta­ción. Así como con­tra la teo­ría revo­lu­cio­na­ria de la clase obre­ra no esca­ti­man­do medios para difa­mar­lo y pre­sen­tar­la como algo supe­ra­do por la his­to­ria. Más aún, hay un hecho que no sólo ha teñi­do el perío­do ante­rior al Quinto Congreso de mayo de 1987 sino que se ha pro­fun­di­za­do desde enton­ces:
la impo­nen­te cri­sis y el con­si­guien­te des­pres­ti­gio al que ha sido lle­va­da la URSS por la res­tau­ra­ción capi­ta­lis­ta; así como la cri­sis en la que se deba­ten los paí­ses “socia­lis­tas” del Este euro­peo y la nueva depen­den­cia que pade­cen Vietnam, Cuba, etc. Otro hecho que ha con­mo­vi­do a millo­nes fue la repre­sión san­gui­na­ria a las mul­ti­tu­di­na­rias mani­fes­ta­cio­nes de los jóve­nes y el pue­blo chi­nos en la plaza Tienanmen.
En los últi­mos años inmen­sas luchas, como seña­lan las Tesis, han con­mo­vi­do hasta los cimien­tos al socia­lim­pe­ria­lis­mo sovié­ti­co. Y una nueva espe­ran­za se abre con estas heroi­cas luchas. Hasta el pro­pio Gorbachov ha deci­di­do reco­no­cer los peli­gros que corre la direc­ción del PCUS si tales movi­mien­tos se acre­cien­tan.
Y no hay duda de que el pro­ce­so de millo­nes de obre­ros que luchan por sus rei­vin­di­ca­cio­nes, de nacio­na­li­da­des ente­ras que pug­nan por su eman­ci­pa­ción y la lucha con­tra el des­po­tis­mo del socia­lim­pe­ria­lis­mo, con­for­man un movi­mien­to que es incon­te­ni­ble. Igualmente las luchas de los paí­ses del Este euro­peo por sacu­die­se el yugo ruso. Pero, simul­tá­nea­men­te, “el comu­nis­mo” que esos paí­ses repre­sen­tan para millo­nes ha caído en el más tre­men­do des­pres­ti­gio. El cam­bio de color de China ha ases­ta­do un duro golpe a las fuer­zas revo­lu­cio­na­rias y comu­nis­tas del mundo ente­ro. Y exis­te una inmen­sa con­fu­sión. Confusión por­que para miles de millo­nes es pre­sen­ta­do como mar­xis­mo lo que es revi­sio­nis­mo, y es pre­sen­ta­do como socia­lis­mo lo que es capi­ta­lis­mo y socia­lim­pe­ria­lis­mo.
Es un hecho que la olea­da revo­lu­cio­na­ria mun­dial que abrió la Revolución de Octubre de 1917 pro­du­jo gigan­tes­cas trans­for­ma­cio­nes revo­lu­cio­na­rias. Y tam­bién es un hecho que en los paí­ses que se rea­li­za­ron esas gigan­tes­cas trans­for­ma­cio­nes revo­lu­cio­na­rias polí­ti­cas, ideo­ló­gi­cas, eco­nó­mi­cas y socia­les –trans­for­ma­cio­nes que sig­ni­fi­ca­ron en mayor avan­ce regis­tra­do en la his­to­ria de la huma­ni­dad–, se ha res­tau­ra­do el capi­ta­lis­mo.
Nosotros, siguien­do las ense­ñan­zas de Mao Tsetung, sabe­mos muy bien que dicha situa­ción de los paí­ses “socia­lis­tas” no es fruto del mar­xis­mo-leni­nis­mo ni de los idea­les comu­nis­tas, sino de la trai­ción revi­sio­nis­ta y la res­tau­ra­ción capi­ta­lis­ta. Y los actua­les acon­te­ci­mien­tos nos han dado la razón, pues han sin­ce­ra­do esta res­tau­ra­ción impues­ta en la URSS ya desde 1957.
Nosotros hemos avan­za­do tam­bién en una expli­ca­ción de las cau­sas de dichas derro­tas del movi­mien­to obre­ro y comu­nis­ta mun­dial, así como en el aná­li­sis mar­xis­ta de sus acier­tos y erro­res his­tó­ri­cos; y así como sabe­mos que, si bien nunca con la mag­ni­tud actual, no es la pri­me­ra vez que se pro­du­ce una situa­ción como la que esta­mos vivien­do, sabe­mos tam­bién que el pro­ce­so his­tó­ri­co de la lucha de cla­ses, en forma no line­al pero sí inevi­ta­ble­men­te, des­em­bo­ca­rá his­tó­ri­ca­men­te por la acción revo­lu­cio­na­ria de los pue­blos, y a tra­vés de un largo y com­ple­jo cami­no de triun­fos y derro­tas, en una socie­dad sin explo­ta­dos ni explo­ta­do­res. Porque la his­to­ria ha pro­ba­do que donde hay opre­sión y explo­ta­ción hay lucha por la libe­ra­ción y lucha por la revo­lu­ción
Pero en el deba­te mun­dial que esta situa­ción ha pro­vo­ca­do, esta­mos muy lejos los mar­xis­tas leni­nis­tas-maoís­tas de haber logra­do que el ene­mi­go de clase no la apro­ve­che para impo­ner una situa­ción de gran con­fu­sión.
Ni que la apro­ve­che para des­pres­ti­giar al ver­da­de­ro comu­nis­mo, e impe­dir que el pro­le­ta­ria­do inter­na­cio­nal y los pue­blos opri­mi­dos del mundo saquen sus pro­pias con­clu­sio­nes de esas derro­tas y logren avan­zar en su lucha revo­lu­cio­na­ria.
Es cier­to que qui­zás este­mos vivien­do, luego de la derro­ta de la dic­ta­du­ra del pro­le­ta­ria­do y el socia­lis­mo en China, la fase final del des­cen­so revo­lu­cio­na­rio mun­dial. Y que qui­zás las extra­or­di­na­rias luchas de los pue­blos que esta­mos pre­sen­cian­do hoy día, y en par­ti­cu­lar expe­rien­cias de lucha arma­da que se libran en varios paí­ses del Tercer Mundo, sean el ini­cio de una nueva y larga espi­ral revo­lu­cio­na­ria.
También es cier­to que, segu­ra­men­te, las fuer­zas que han man­te­ni­do en alto las ban­de­ras revo­lu­cio­na­rias logra­rán rever­tir la actual situa­ción de ofen­si­va del revi­sio­nis­mo y de la reac­ción a esca­la mun­dial mucho antes de lo que pien­san las mino­rías; y resol­ve­rán con la guía del mar­xis­mo los nue­vos e iné­di­tos pro­ble­mas que enfren­tan en la actua­li­dad. Y que dicho pro­ce­so no será ni line­al ni a cuen­ta­go­tas, como no fue­ron nunca los hechos revo­lu­cio­na­rios que hicie­ron época en la his­to­ria de la huma­ni­dad. Pero es un hecho que los mar­xis­tas-leni­nis­tas-maoís­tas hemos debi­do luchar en estos años en con­di­cio­nes muy des­fa­vo­ra­bles y muy difí­ci­les. Quizás las más difí­ci­les en lo que va del siglo para el movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio.
No gana­mos nada con velar esta rea­li­dad. Más aún, ocul­tar esta rea­li­dad es con­ce­der ante el revi­sio­nis­mo y sub­es­ti­mar el sig­ni­fi­ca­do de la lucha que, entre otras, ha libra­do nues­tro PCR por man­te­ner en alto las ban­de­ras del mar­xis­mo-leni­nis­mo-maoís­mo, y luchar por inte­grar­las con la prác­ti­ca con­cre­ta de la revo­lu­ción argen­ti­na. Subestimar su par­ti­ci­pa­ción en el FREJUPO y en las elec­cio­nes del 14 de mayo. Sus esfuer­zos por ela­bo­rar e impul­sar una polí­ti­ca inter­na­cio­nal de acuer­do a los inte­re­ses del pro­le­ta­ria­do y los pue­blos opri­mi­dos del mundo en con­di­cio­nes par­ti­cu­lar­men­te difí­ci­les; entre otras razo­nes por la des­in­for­ma­ción gigan­tes­ca a la que son some­ti­dos los pue­blos por las agen­cias infor­ma­ti­vas de los impe­ria­lis­mos y a la falta de medios. Es sub­es­ti­mar igual­men­te la lucha en el plano teó­ri­co que ha sos­te­ni­do nues­tro PCR, en la medi­da de sus posi­bi­li­da­des, ante la ofen­si­va revi­sio­nis­ta con­tra el mar­xis­mo, su his­to­ria y sus logros his­tó­ri­cos. Así como su esfuer­zo por abor­dar los nue­vos e iné­di­tos pro­ble­mas que la lucha revo­lu­cio­na­ria nos plan­tea y que seña­lan las Tesis Internacionales. Es desde este punto de vista que tuvo tras­cen­den­cia la publi­ca­ción del tomo I de la obra del cama­ra­da Otto Vargas El mar­xis­mo y la Revolución Argentina. Y tam­bién los apor­tes desa­rro­lla­dos por Política y Teoría y diver­sos tra­ba­jos y libros de cama­ra­das del Partido. Igualmente el con­te­ni­do de los actos del 10 de Mayo de 1988 y 1989, en los que se desa­rro­lla­ron nues­tras posi­cio­nes sobre la situa­ción de la clase obre­ra ante la rea­li­dad actual nacio­nal e inter­na­cio­nal. Así como la lucha de nues­tro Partido por impul­sar la uni­dad con los par­ti­dos fie­les al mar­xis­mo-leni­nis­mo-pen­sa­mien­to Mao Tsetung exis­ten­tes en diver­sos paí­ses del mundo, y con diver­sas orga­ni­za­cio­nes del movi­mien­to obre­ro y revo­lu­cio­na­rio mun­dial. “Teniendo en cuenta la reciente aparición del libro ¿Ha muerto el comunismo? Conversaciones con Otto Vargas del periodista Jorge Brega, cobra singular trascendencia la difusión y estudio del mismo.”
Todo ello por ser con­cien­tes de que “cuan­do simul­tá­nea­men­te masas gigan­tes­cas des­pier­tan y salen a la lucha, como aca­ba­mos de ver en el Este euro­peo y China, con­flu­yen­do con la lucha libe­ra­do­ra en todo el Tercer Mundo, nues­tra misión his­tó­ri­ca esen­cial es impe­dir que se aplas­te la semi­lla de la revo­lu­ción socia­lis­ta, aquí y en el mundo. Y toda nues­tra línea de masas apun­ta a este obje­ti­vo his­tó­ri­co, a defen­der esas ideas al calor de las luchas tem­pes­tuo­sas del movi­mien­to de masas y no en el res­col­do de un gru­pi­to sec­ta­rio de doc­tri­na­rios ilu­mi­na­dos.” (Comité Central de agos­to de 1989).
Por lo tanto, hacer un balan­ce par­ti­da­rio fuera de este con­tex­to, fuera de la pre­gun­ta que se hacen millo­nes de si “vale la pena hacer la revo­lu­ción para ter­mi­nar en esto”, de si “vale la pena hacer tan­tos sacri­fi­cios para caer en tales desas­tres”, de si “no es una inge­nui­dad volun­ta­ris­ta defen­der el mar­xis­mo-leni­nis­mo luego de la tra­ge­dia rusa y china”, es un grave error. Como lo esta­mos vien­do en estos momen­tos en la Argentina, esta situa­ción se refle­ja no sólo en el accio­nar del PCR, sino tam­bién en la acción polí­ti­ca e ideo­ló­gi­ca de otras cla­ses socia­les y de polí­ti­cos bur­gue­ses. No sólo es dis­tin­ta la situa­ción eco­nó­mi­ca de la bur­gue­sía nacio­nal en la Argentina de 1989 com­pa­ra­da con la de 1946, luego de la Segunda Guerra, o con la de 1973, sino que tam­bién es dis­tin­ta la situa­ción de los líde­res polí­ti­cos bur­gue­ses del Tercer Mundo en rela­ción al movi­mien­to obre­ro y comu­nis­ta nacio­nal e inter­na­cio­nal. Cierto es que de tal situa­ción no saca­mos las mis­mas con­clu­sio­nes los comu­nis­tas revo­lu­cio­na­rios que los líde­res bur­gue­ses, pero ésa es otra cues­tión.
–    Claro que defen­der la jus­te­za de nues­tra línea y afir­mar que hemos avan­za­do, así como poner de relie­ve nues­tra con­fian­za en las ener­gías inago­ta­bles de nues­tro pue­blo en la nece­si­dad de atre­ver­se a luchar, así como la lucha que hemos libra­do con­tra la cam­pa­ña reac­cio­na­ria y revi­sio­nis­ta actual en cir­cuns­tan­cias tan difí­ci­les y com­ple­jas, no sig­ni­fi­ca tapar los lados oscu­ros y los erro­res en nues­tra labor. Por el con­tra­rio, éste es el obje­ti­vo de nues­tros balan­ces. Analizar nues­tra prác­ti­ca, nues­tros acier­tos y erro­res, a fin de avan­zar hacia el logro de los gran­des obje­ti­vos que tene­mos plan­tea­dos. Es esta polé­mi­ca la que pone en evi­den­cia que al tiem­po que debe­mos per­sis­tir en nues­tros lados fuer­tes, debe­mos enca­rar y resol­ver los lados débi­les de nues­tra labor y ana­li­zar­los crí­ti­ca y auto­crí­ti­ca­men­te, comen­zan­do por el Comité Central.
Debemos pre­o­cu­par­nos por ele­var nues­tra lucha teó­ri­ca con­tra el revi­sio­nis­mo, y par­tien­do siem­pre de la lucha polí­ti­ca, esfor­zar­nos por inte­grar ésta con la lucha ideo­ló­gi­ca y orgá­ni­ca para dar cre­cien­te res­pues­ta a los reque­ri­mien­tos de las masas y a los pro­ble­mas que nos plan­tea la acu­mu­la­ción revo­lu­cio­na­ria de fuer­zas. Necesidad que se acre­cien­ta ante los difí­ci­les momen­tos que atra­ve­sa­mos. En tal sen­ti­do ha sido justa la lucha por­que nues­tros orga­nis­mos dis­cu­tan nues­tro Programa y demás docu­men­tos del Quinto Congreso y las obras sobre los méto­dos de direc­ción y sobre el libe­ra­lis­mo de Mao Tsetung; si bien esta tarea ha sido toma­da sólo por algu­nos.
Y esfor­zar­nos por luchar per­ma­nen­te­men­te con­tra las ten­den­cias dog­má­ti­cas y empí­ri­cas que nie­gan el mar­xis­mo y su inte­gra­ción a la prác­ti­ca con­cre­ta de nues­tra revo­lu­ción y defen­der nues­tra polí­ti­ca de fren­te único; polí­ti­ca en la que hemos gana­do en expe­rien­cia desde el Quinto Congreso, que nos ha per­mi­ti­do avan­zar en todos los terre­nos y que ha teni­do en el perió­di­co HOY un ins­tru­men­to pro­pa­gan­dís­ti­co y orga­ni­za­dor de vital impor­tan­cia.
Debemos impul­sar desde el Comité Central que en todos los regio­na­les y zonas se sin­te­ti­cen las expe­rien­cias más avan­za­das para extra­er ense­ñan­zas que ubi­quen al Partido de cara a los gran­des pro­ble­mas que tie­nen las masas obre­ras, cam­pe­si­nas y popu­la­res; para que el fren­te único sea un ins­tru­men­to real que ayude a su avan­ce impul­san­do y enca­be­zan­do movi­mien­tos amplios y desde allí pug­nar por la hege­mo­nía pro­le­ta­ria.
A su vez es fun­da­men­tal supe­rar nues­tro retra­so polí­ti­co y orgá­ni­co en ramas cla­ves de la pro­duc­ción en la que esta­mos ausen­tes, y en gran­des empre­sas que son deci­si­vas para el avan­ce de la línea de hege­mo­nía pro­le­ta­ria en la lucha revo­lu­cio­na­ria. Igualmente en cen­tros agra­rios, par­ti­cu­lar­men­te de la Pampa Húme­da, que defi­nen nues­tra polí­ti­ca de alian­za obre­ro-cam­pe­si­na; cen­tros que en varias pro­vin­cias y regio­na­les están difu­sos o aún sin defi­nir, cues­tión ésta de la mayor impor­tan­cia. Y es nece­sa­rio ope­rar un cam­bio en la situa­ción que tene­mos en el estu­dian­ta­do de todos los regio­na­les. Han cre­ci­do ten­den­cias trots­ki­zan­tes en la Juventud y en el Partido que menos­pre­cian el tra­ba­jo en la Universidad y la posi­bi­li­dad de ganar a la mayo­ría de los estu­dian­tes para el movi­mien­to revo­lu­cio­na­rio, sin com­pren­der la impor­tan­cia que ello tiene para que éste logre triun­far. Y si bien exis­ten expe­rien­cias muy positivas que debe­mos estu­diar y gene­ra­li­zar, per­sis­te tam­bién una situa­ción de debi­li­dad en el tra­ba­jo de nues­tro Partido en la inte­lec­tua­li­dad. Igualmente debe­mos gene­ra­li­zar nues­tras mejo­res expe­rien­cias barria­les y jerar­qui­zar esta labor a nivel nacio­nal, ayudando con ello a integrar la línea política en cada villa y asentamiento, a coordinar las diversas experiencias, contribuyendo así a la conformación de una corriente y al acrecentameinto de nuestras fuerzas en este ámbito.
Una cues­tión par­ti­cu­lar donde está plan­tea­do un agudo deba­te no sólo tác­ti­co sino pro­gra­má­ti­co, es la de dar un giro en el tra­ba­jo secre­to del Partido, par­ti­cu­lar­men­te en rela­ción a los cuar­te­les; pues hay hechos que demues­tran que es muy gran­de el opor­tu­nis­mo y la sub­es­ti­ma­ción ideo­ló­gi­ca y orgá­ni­ca que exis­te en este área esen­cial del tra­ba­jo insu­rrec­cio­nal. Problema que se refle­ja cru­da­men­te en la dis­tri­bu­ción de fuer­zas en el plano inter­no. En este terre­no, así como en la nece­si­dad de no bajar la guar­dia en el fun­cio­na­mien­to clan­des­ti­no del Partido, debe­mos tener siem­pre pre­sen­te la ense­ñan­za leni­nis­ta de que la pre­pa­ra­ción de la insu­rrec­ción es obra de una orga­ni­za­ción clan­des­ti­na.