La disputa interimperialista que enfrentaba a Francia. Inglaterra y Estados Unidos por un lado, con los países que conformaron el eje fascista: Alemania. Italia y Japón por el otro, originó la Segunda Guerra Mundial.
La disputa interimperialista que enfrentaba a Francia. Inglaterra y Estados Unidos por un lado, con los países que conformaron el eje fascista: Alemania. Italia y Japón por el otro, originó la Segunda Guerra Mundial.
Cuando Alemania agrede a la URSS (en ese entonces todavía bajo la dictadura del proletariado) la guerra interimperialista se transforma en una guerra mundial antifascista. El imperialismo nazifascista, contra el que había librado una guerra desigual y heroica el pueblo español, contra el que libraba una guerra nacional desde la mitad de década del 30 el pueblo chino y contra el cual se había desplegado la lucha de los frentes populares, primero política y luego armada, en casi toda Europa, se convirtió en el enemigo principal del proletariado a escala mundial. La defensa del primer país socialista se fundió con la lucha liberadora de los pueblos sojuzgados por el nazismo alemán, el militarismo japonés y el fascismo italiano. La URSS, conducida por el Partido Comunista (bolchevique) dirigido por Stalin, llevó desde entonces el peso principal de la lucha contra el fascismo.
Derrotado el fascismo se fortalecieron en todo mundo las posiciones proletarias revolucionarías de liberación nacional. La revolución triunfó en algunos países del Este europeo. Los pueblos de Asia, África y América Latina se colocaron en la primera fila de la lucha antiimperialista y anticolonialista, realizando luchas armadas revolucionarias, conquistando grandes victorias que cambiaron la fisonomía del mundo de la posguerra. Esto estimuló al proletariado mundial y a los pueblos de todos los países en su lucha revolucionaria antiimperialista. A su vez, el Partido Comunista de China dirigido por Mao Tsetung condujo al pueblo chino al triunfo de la revolución, instaurándose la República Popular el 1º de Octubre de 1949.
Después de la Revolución de Octubre en Rusia la victoria de la Revolución China es el acontecimiento más importante en la historia del movimiento revolucionario del proletariado internacional. Mao Tsetung desarrolló el marxismo-leninismo en todos los planos.
El imperialismo yanqui emergió de la Segunda Guerra Mundial como la superpotencia imperialista hegemónica. Con la derrota que sufrió en Corea, y el triunfo de la Revolución cubana y las guerras de liberación nacional de los pueblos de Vietnam. Kampuchea y Laos, el imperialismo yanqui cayó –a comienzos de la década del setenta en una profunda crisis militar, política y económica. Perdió fuerzas, relativamente, frente a los países de Europa Occidental y Japón y, pese a hacer denodados esfuerzos por mantener su hegemonía, comenzó a declinar y a retroceder.
En la URSS –primera experiencia duradera de la dictadura del proletariado– durante el período de Stalin, en el marco de relaciones de producción no enteramente revolucionarizadas y de la no resolución o resolución errónea por la dirección del Partido de nuevos problemas teóricos y políticos surgidos en la construcción del socialismo, se habían incubado sectores sociales y elaboraciones teóricas y políticas revisionistas. Estos sectores y elaboraciones teóricas sirvieron de apoyatura a una capa burocrática privilegiada, cada día más alejada del control de las masas, que inició el camino de la utilización de sus privilegios políticos para generar privilegios económicos y sociales. En marzo de 1953 falleció Stalin. La línea del XXº Congreso del PCUS, realizado en 1956, fue un salto cualitativo, la revisión total de las principales tesis marxistas leninistas, demostrativo de la fuerza adquirida por los representantes de la burguesía en la dirección del Partido. En 1957 el sector encabezado por Jruschov dio un golpe de Estado que garantizó la hegemonía de esa burguesía en el Partido, en el Estado (principalmente en las fuerzas armadas y represivas) y en la sociedad soviética, su conversión, en forma original, en clase dominante, explotadora, burguesía de nuevo tipo, burocrático-monopolista, expansionista, socialista de palabra e imperialista de hecho.
El ascenso del revisionismo al poder, significó el ascenso de la burguesía al poder, del revisionismo a la traición, y de la traición al socialimperialismo y al fascismo. Tal fue el tránsito de la dirección del PCUS. Esto colocó frente al imperialismo yanqui a un agresivo rival, poderosísimo, que pasó a disputarle el control del mundo.
Con la degeneración de la URSS surgió otro fenómeno en el movimiento revolucionario mundial: ensilladas por el socialimperialismo –que se disfraza de “aliado natural” de los pueblos del Tercer Mundo– varias revoluciones de liberación nacional triunfantes sufrieron el cambio de amo. Países cuyas heroicas revoluciones fueron banderas para millones de explotados y oprimidos en el mundo, habiendo derrotado a los yanquis u otros imperialistas, pasaron a ser países dependientes oprimidos por la URSS e incluso puntas de lanza de su política. Ejemplos trágicos de este fenómeno son Cuba y Vietnam. El peso del revisionismo en las direcciones de los países comunistas y la no comprensión por parte de los revolucionarios y comunistas, del cambio de carácter de la URSS, posibilitó su copamiento por el nuevo amo imperialista.
Mao Tsetung, el más grande marxista-leninista de nuestro tiempo, inició la gran lucha contra el revisionismo moderno, analizó el cambio de carácter de la URSS, definiéndola como socialimperialista (socialista de palabra e imperialista en los hechos), y estudiando la causa de esta tragedia histórica para el proletariado y los pueblos del mundo, impulsó a partir de 1966 la Revolución Cultural Proletaria. Una gigantesca revolución dirigida a impedir la restauración capitalista y a sostener la dictadura del proletariado.
La teoría de la continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado se basa en la comprensión de que en el socialismo, como etapa de transición entre el capitalismo y el comunismo, sigue existiendo la lucha de clases antagónica entre el proletariado y la burguesía.
Aprovechando la muerte de Mao Tsetung en 1976, y de otros líderes del PCCH, después del breve período en que Hua Kuofeng presidió en Partido, los representantes de la burguesía se apoderaron del poder a partir del Tercer Pleno del Comité Central realizado en diciembre de 1978, consolidando su hegemonía en el XII Congreso de setiembre de 1982.
La restauración capitalista en China no invalida sino que realza los aportes revolucionarios de Mao Tsetung.
En 1974, sintetizando la realidad objetiva de la lucha de clases a escala mundial, Mao formuló la teoría de los Tres Mundos, defendiendo y desarrollando también las tesis fundamentales del marxismo-leninismo.
La Teoría de los Tres Mundos se basa en la teoría de Lenin que afirma: 1) la nuestra es la época del imperialismo y de la revolución proletaria; 2) el desarrollo desigual del imperialismo y la inevitabilidad de que los países imperialistas recurran a la guerra para repartirse de nuevo el mundo y 3) el imperialismo ha dividido al mundo en naciones opresoras y naciones oprimidas, el proletariado internacional lucha al lado de estas últimas y las revoluciones de liberación nacional confluyen con revolución proletaria mundial.
La década del 70 fue una década de expansión agresiva, desenfrenada, de la URSS.
En la década del 80, los Estados Unidos logran revertir parcialmente la situación, y se estableció lo que nuestro Quinto Congreso definió como un “equilibrio inestable y precario de las dos superpotencias”. Este equilibrio favoreció el avance de otras potencias imperialistas como Alemania Federal, Japón, Italia, Inglaterra, en “Occidente”, y tendencias separatistas en el Este europeo y dio alas independentistas a los países del Tercer Mundo.
A la vez el Este europeo y la propia URSS han sido conmovidos por un gigantesco estallido de masas contra los regímenes socialfascistas y por la independencia nacional.
La actual situación política internacional está enmarcada por el período de distensión abierto entre las dos superpotencias. Tanto la URSS como Estados Unidos necesitan en forma apremiante este período de distensión. Necesitan ganar tiempo para mejorar su situación económica y modernizar su industria bélica.
Esta distensión es relativa, porque lo fundamental entre las dos superpotencias sigue siendo la disputa por el control del mundo.
Asistimos a un momento de gran reagrupamiento de fuerzas a escala mundial. Reagrupamiento que determinará en el futuro quién se aliará con quién y contra quién, en un proceso semejante al que precedió a las dos guerras mundiales de este siglo, cuya característica fue la alineación en dos bloques, dos trincheras.
El centro de la disputa sigue siendo Europa. Es el teatro principal de las rivalidades político-militares de los países de la OTAN y el Pacto de Varsovia. Pero los países de Europa también son protagonistas crecientes. Se ha producido un desarrollo desigual y a saltos y aparecen como imperialismos en ascenso Japón y, en Europa, particularmente Alemania. Sin embargo Estados Unidos y la URSS siguen siendo los enemigos principales, los principales opresores.
La historia de este siglo demuestra que el reagrupamiento de fuerzas actual va a terminar fortaleciendo los factores de guerra a escala mundial. La lucha contra la guerra imperialista sigue siendo una gran tarea revolucionaria de la clase obrera. Incluso la lucha para aplazar su estallido creará mejores condiciones para enfrentarla cuando ésta se desate y continuar el combate por la revolución en cualquier circunstancia. Es necesario pugnar por la unidad de la clase obrera mundial y los pueblos del Tercer Mundo, para enfrentar y desenmascarar el hegemonismo y derrotar las provocaciones de guerra y el expansionismo de las dos superpotencias.
Mediante la solidaridad activa en el combate antihegemonista y antiimperialista, la lucha por la paz se entrelaza con la lucha de los pueblos del Tercer Mundo por su liberación.
Una posición activa por la paz requiere la movilización por el desarme atómico y la destrucción del arsenal atómico mundial. La exigencia del retiro de todas las bases y tropas militares en el extranjero, respetando el derecho soberano de todas las naciones, sean ellas grandes o pequeñas.
Está abierto un período preñado de conflictos y de luchas de los explotados y oprimidos, que se entrelazan con el crecimiento de los factores de guerra. La lucha por la liberación nacional y la lucha revolucionaria de la clase obrera y de los pueblos oprimidos, sigue desarrollándose en todo el mundo.
Los países, pueblos y naciones del Tercer Mundo son la fuerza antiimperialista principal del mundo actual y lo seguirán siendo por un tiempo prolongado. Juzgando la situación en su conjunto, siguen existiendo condiciones favorables para el desarrollo y fortalecimiento de las fuerzas revolucionarias antiimperialistas del Tercer Mundo y es muy difícil para las superpotencias aplastar este movimiento, porque sus fuerzas represivas son limitadas para enfrentarlo, existen conflictos entre las superpotencias y las fuerzas imperialistas del Segundo Mundo, y la lucha por la hegemonía en Europa consume lo principal de sus energías.