En la Argentina, la revolución tiene al proletariado no sólo como la fuerza dirigente sino también como la fuerza principal. Atesora una larga experiencia de luchas sociales y políticas que jalonaron nuestra historia, que golpearon a los enemigos estratégicos de la revolución argentina, que permitieron el avance del conjunto del pueblo y el logro de conquistas importantes; pero no pudo jugar hasta ahora su papel dirigente en la lucha por el poder. En esto incidió la fuerza concreta y la línea del partido marxista, primero, y marxista-leninista, después. Con el surgimiento del PCR se ha abierto en la Argentina la posibilidad de que el proletariado juegue su papel dirigente en la lucha por la revolución democrático-popular, agraria y antiimperialista, en marcha ininterrumpida al socialismo.
El Cordobazo, el Rosariazo, el Correntinazo, Tucumanazo, Mendozazo, Rocazo, etc., y los combates librados por las masas en estos últimos años vuelven a confirmar que el medio de lucha específicamente proletario, la huelga, es el medio principal para poner en movimiento a las masas obreras, campesinas y populares, incluso a sectores del empresariado nacional.
El análisis de la experiencia del proletariado, de la experiencia de los procesos de lucha más avanzados de la clase obrera y el pueblo donde participó el PCR, demostró la importancia de articular correctamente: la lucha económica de masas con la lucha política; el frente único en la clase –que tiene como columna vertebral la unidad de los peronistas con los comunistas revolucionarios– con el frente único antiimperialista y antiterrateniente; y la lucha de masas con una justa política de alianzas y acuerdos con otras fuerzas políticas, que ayude y no se contraponga a los objetivos históricos, estratégicos y tácticos del proletariado.
Así fue en el proceso de recuperación del SMATA Córdoba, en el periodo de la lucha antigolpista (Cuerpo de Delegados de Santa Isabel, rurales, frigorífico de Berisso, etc.), en la resistencia a la dictadura (ferroviarios, carne, Lozadur, Galileo, Madres de Plaza de Mayo, etc.), en la lucha por la paz con Chile, durante la guerra de las Malvinas, y en el periodo alfonsinista, en los distintos procesos con diversas formas de lucha en las que participamos enfrentando su política, en particular la heroica lucha de los obreros de Ford, encabezados por su comisión interna y su Cuerpo de Delegados.
Yendo de lo político a lo sindical y reivindicativo y de lo sindical y reivindicativo a lo político, lo fundamental es la línea del Partido. Cuando logramos llevarla adelante en cada momento político concreto, integrando lo fundamental que es la táctica política con las reivindicaciones específicas de las masas obreras y populares, poniendo el eje en los centros de concentración, practicando el principio maoísta: “de las masas a las masas”, el PCR pudo crecer en fuerza y en influencia.
La constitución del FREJUPO para las elecciones del 14 de mayo, ha sido un paso muy importante en nuestra línea de frente único, a partir de impulsar desde 1986, la confluencia de las luchas obreras, campesinas y populares contra la política alfonsinista articulada con la propuesta del frente opositor. Nosotros tratamos de que no fuese un mero frente electoral, a sabiendas de la oposición que encontrábamos para esto en sectores del peronismo y en otros partidos que adhirieron al FREJUPO. Seguimos considerando correcta esta orientación con la finalidad de impulsar, y concretar, la unidad con las grandes masas influenciadas por el peronismo, para poder incidir positivamente en el nuevo proceso abierto con la derrota electoral del alfonsinismo el 14 de mayo.
La constitución y desarrollo de comités de apoyo al FREJUPO en empresas claves, barrios, universidades, zonas agrarias, etc., ha sido un instrumento decisivo para la derrota del alfonsinismo y para vincular la táctica electoral a la lucha por avanzar en la recuperación de sindicatos, cuerpos de delegados y demás organizaciones de masas en favor de la línea de frente único con hegemonía proletaria, fundamental en la acumulación de fuerzas revolucionarias.
Partiendo siempre de nuestra táctica en cada momento concreto (lo que exige en primer lugar precisar el enemigo principal a golpear), la acumulación de fuerzas revolucionarias pasa principalmente por impulsar la lucha económica, social, política e ideológica de la clase obrera, una justa línea de frente único social y político, y de construcción de Partido. Con el objetivo de cambiar la correlación de fuerzas y recuperar para el clasismo a los cuerpos de delegados, comisiones internas, sindicatos, federaciones, CGT regionales, y CGT nacional. Privilegiando los cuerpos de delegados y comisiones internas de las grandes empresas de concentración del proletariado industrial, lo que creará condiciones, a su vez, para dirigir al conjunto de la clase obrera y para que ésta dirija a las masas populares en la lucha por la revolución. Lo que exige articular correctamente, en cada momento concreto, las diversas formas de lucha y estar preparados para los cambios de situación.
Igualmente, partiendo de nuestra táctica en cada momento concreto, impulsar la lucha, la línea de frente único y de construcción del Partido, para ganar para una línea de hegemonía proletaria a los organismos de masas campesinos, de soldados, de las barriadas populares, de las amas de casa, de los estudiantes, de los técnicos y trabajadores de la cultura, de la pequeñoburguesía urbana y demás sectores populares.
Todo ello para crear las condiciones para que los cuerpos de delegados y demás organizaciones de masas se transformen, bajo la dirección del Partido, en un momento insurreccional, en órganos revolucionarios de doble poder. Instrumentos eficaces de la unidad obrero-campesino-popular con hegemonía de la clase obrera que puedan dirigir la huelga política de masas y la insurrección armada, y que sean base, a su vez, del frente popular de liberación, de los organismos populares de poder, del gobierno provisional revolucionario, de las milicias populares y del Ejército popular de liberación. Posibilidad que bocetó el Cordobazo y los procesos de lucha más avanzados del país.
El camino de la revolución argentina: de la ciudad al campo, insurreccional, dirigido por la clase obrera, determina que éste es el principal camino de acumulación de fuerzas en una perspectiva revolucionaria. Sin embargo, en determinados periodos, el centro del combate político y de clases se desplaza hacia lo electoral; y eso nos obliga a privilegiar todas las tareas conexas a esta forma de lucha (personería electoral, acuerdos electorales, actos y actividades semejantes, etc.). El arte de las direcciones del Partido está en articular las tareas electorales, de tal forma, que nos permitan acumular fuerzas en los lugares decisivos y nos ayuden a intensificar el trabajo para ganar a los cuerpos de delegados y organizaciones de masas para la táctica política y la orientación estratégica fundamental del Partido.