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01 de diciembre de 2010

El avance de los monopolios imperialistas

Hoy 1446 / Una consecuencia de la política neodesarrollista

La política económica del gobierno kirchnerista es definida como neodesarrollista ya que basa el crecimiento en los sectores dominantes de la economía, lo que en los países dependientes implica un reforzamiento de los monopolios imperialistas. Esto se manifiesta en la llamada concentración y extranjerización de la economía.

La política económica del gobierno kirchnerista es definida como neodesarrollista ya que basa el crecimiento en los sectores dominantes de la economía, lo que en los países dependientes implica un reforzamiento de los monopolios imperialistas. Esto se manifiesta en la llamada concentración y extranjerización de la economía.
En nuestro caso, puede ejemplificarse con lo sucedido con las 200 empresas más grandes del país. En 1997 sus ventas representaban el 11,2% del PBI y 104 de ellas eran extranjeras. En 2007, las ventas de esas 200 empresas representaron el 21,6% del PBI. Es decir, casi el doble, y con un PBI incrementado. En tanto, las empresas extranjeras pasaron a ser de 104 a 128, de esas 200 grandes empresas.
Como hemos observado al publicar las 50 principales empresas del ranking que publica anualmente la revista Mercado, en el mes de junio (hoy, número 1320: “Con los K crecen los imperialistas”), entre esos monopolios imperialistas tenemos los que controlan y sacan la mayor tajada de la industrialización y comercialización de los productos del campo, como la estadounidense Cargill (principal monopolio del mundo en granos y carnes), la franco-suiza Dreyfus, la belga-alemana Bunge, la francesa Nidera, la norteamericana ADM y la suiza Glencore, que además está en la minería. También los monopolios del automotor, que son la niña mimada de este “modelo”, entre ellos las alemanas Volkswagen y Mercedes Benz, la italiana Fiat, las norteamericanas Ford y General Motors, las francesas Peugeot y Renault y la japonesa Toyota. Otros beneficiarios son los grandes monopolios petroleros, como la española Repsol-YPF, la brasileña Petrobras, la norteamericana Esso, la inglesa Shell y la hoy ruso-china Pan American. Además en ese grupo de principales beneficiarios de la política kirchnerista econtramos a la italiana Techint, a la española Telefónica (que con la absorción de la italiana Telecom, mediante los oficios del gobierno, se ha convertido en la tercera principal empresa del país en cuanto ventas), y a los grandes monopolios hipermercadistas, como la chilena-alemana Paullman (Jumbo, Vea y Disco) y la francesa Carrefour.
Como un resultado de la política neodesarrollista aplicada por el kirchnerismo todos estos años, observando las cuentas del balance de pagos del país podemos ver como ha crecido el drenaje de fondos hacia el exterior, en particular por remesas de utilidades y dividendos que se llevan los monopolios imperialistas, en una cifra que en el año 2009, el año en que más afectó la crisis, duplicó los pagos por intereses. También podemos ver cómo han crecido los pagos por regalías y servicios empresariales, profesionales y técnicos, vinculados principalmente a ese “crecimiento” de los monopolios imperialistas en el país.
En conclusión, la política neodesarrollista de ninguna manera es una política liberadora. Es una política de la gran burguesía intermediaria que profundiza la concentración a favor de los monopolios imperialistas que se disputan el dominio del país, con la lógica consecuencia de una mayor dependencia económica, política y cultural del país.