Las últimas luchas de la clase obrera, y diversos pronunciamientos y manifestaciones de carácter antidictatorial, han demostrado como justas las conclusiones del Comité Central de nuestro Partido sobre el estado de ánimo de las masas obreras y populares. El CC planteó que el retroceso transitorio que debió dar el movimiento obrero y popular con posterioridad al 24 de marzo se producía en el marco del ciclo de ascenso revolucionario abierto con el Cordobazo y las grandes luchas del año 1969; y que este ciclo, pese a las difíciles circunstancias actuales, aún no se había cerrado.
Se ha reactivado nuevamente el movimiento popular, y se han producido grandes movilizaciones obreras. Solamente en el Gran Buenos Aires se han movilizado, a través de distintas formas de luchas (paros parciales, trabajo a reglamento, etc.), decenas de miles de obreros, que han demostrado, en primer lugar, que es posible luchar contra la dictadura, y en segundo lugar que es posible triunfar en la lucha reivindicativa contra ella. Entre estas luchas es necesario remarcar la de los obreros de General Motors de la planta Barracas, que llegó a conmover al movimiento obrero, y terminó con un triunfo de los obreros que conquistaron un aumento de 450.000 a 500.000 pesos, la reincorporación de los obreros despedidos y la vuelta a la semana completa de trabajo. Al mismo tiempo en esta lucha promovieron una amplísima democracia de masas (llegaron a hacerse hasta 3 asambleas en un día) y lograron la reorganización del cuerpo de delegados.
Simultáneamente han conseguido triunfos en su lucha por aumento de salarios los obreros de Mercedes Benz, que conquistaron 600.000 pesos; los obreros de Ika Renault, que conquistaron 300.000 pesos y estaban luchando por conseguir un nuevo aumento para octubre; Cerámica Verbano en Rosario, que consiguió 1.000.000 de pesos; $ 300.000 en Ford y habían prometido un posible aumento posterior; $ 1.000.000 en Standard; pesos 1.200.000 en FIAT' (Caseros); y luego de una lucha que se unió a la defensa de la empresa contra la privatización los obreros de Cantábrica consiguieron 350.000 pesos y reorganizaron el cuerpo de delegados.
Hay que tener en cuenta que estos triunfos se producen a 6 meses de instalada la dictadura militar, y es conveniente recordar, para ubicar la justeza de lo señalado por el CC cuando planteó que al retroceso del movimiento había que entenderlo como transitorio, que con la dictadura de Onganía recién se pudo romper la congelación salarial con la lucha de los obreros de los Talleres Municipales de la Capital en el mes de enero de 1970.
Al mismo tiempo, estas luchas, como planteó la patronal de una importante empresa metalúrgica de la Capital Federal, son expresión de algo “muy profundo” que está sucediendo en el proletariado. En la empresa en cuestión el día del metalúrgico trabajaron solo 11 obreros. La patronal promovió una discusión entre los jefes de sección para tratar de averiguar cuál era la razón de esto. Anteriormente, cuando se producían paros en esa fábrica se los atribuía a los “matones de la UOM”; y era evidente que en este caso los obreros habían parado sin la presencia de los llamados “matones de la UOM”. En esa reunión el representante del directorio señaló, con disgusto, que había que averiguar “qué era lo que estaba pasando”; que estaba pasando “algo muy serio” entre los obreros.
Hay que señalar que en el proceso de General Motors los obreros utilizaron métodos correctos de lucha y, a través de ellos, lograron impedir la maniobra del P“C” revisionista que pretendía prestigiar a Liendo y, en definitiva, postergar la reivindicación salarial de los obreros; y al calor de la lucha, reorganizaron el cuerpo de delegados al igual que en otras empresas de la Capital y del interior del país. Inclusive en empresas, donde el cuerpo de delegados fue duramente golpeado por el proceso de renuncia de los activistas montoneros, ERP y del P“C” revisionista, y por las indemnizaciones y despidos con los que a1gunas patronales trataron de destrozar a esas organizaciones de lucha, como es el caso de la empresa Santa Rosa. Aquí, después del día del Metalúrgico (durante el cual en esa empresa se trabajó ) se comenzó una lucha por aumento de salarios, donde volvió a repetirse una modalidad que ya se había aplicado en otras empresas. ¿Quiénes llevaron el petitorio? El petitorio lo llevan todos, para impedir que se identifique, se aísle y se golpee, a los obreros más combativos de la sección. ¿Quiénes hablan? Hablan los más viejos. Aquellos obreros que nunca han hablado o representado a la masa en conflicto con la patronal y entonces se moviliza toda una sección que va a pedir aumento; cuando esa sección vuelve se moviliza otra; y así sucesivamente. Es decir: en la práctica, durante horas se paralizan secciones enteras de la fábrica y en la práctica se paraliza la propia fábrica. También allí al calor de esta lucha, se plantea la reorganización del cuerpo de delegados. En general las organizaciones del Partido han tratado en las luchas que se han desarrollado de plantear a fondo este problema de la reorganización de los cuerpos de delegados, entendiendo que lo importante no es simplemente la agitación, o la lucha económica en sí, sino que tan importante como eso es garantizar la reorganización del proletariado para los grandes combates que deberá librar hasta lograr el derrocamiento de la dictadura.
En esta línea se ha debido enfrentar la posición divisionista, “izquierdista”, de sectores de la pequeña burguesía en el movimiento obrero, como es el caso de los Montoneros, que plantean el paralelismo y el clandestinismo sindical. Plantean la organización de cuerpos de delegados y comisiones internas clandestinas, adheridas a sindicatos y a una CGT fantasma, designada a dedo por esa organización, para “encabezar” la lucha contra la dictadura. Por otro lado también ha habido que enfrentar la línea conciliadora de sectores peronistas que concilian en este problema de los delegados; y la línea colaboracionista del P“C” revisionista que trata de diluir el problema de la organización de base del movimiento obrero por cuanto plantean un proceso de reorganización “gradual” del movimiento obrero que permita que lo controle la dictadura, y se realice por etapas: primero habría una renovación de comisiones internas y cuerpos de delegados por elecciones con listas, posteriormente la renovación de directivas de sindicatos y luego de la CGT (todo esto “controlado” por los militares interventores en la CGT). Por lo tanto en torno a este punto de los cuerpos de delegados se vuelve a dar en el movimiento obrero argentino, como sucedió anteriormente, especialmente después del Cordoba-zo, uno de los puntos fundamentales de debate entre las líneas reformistas, pequeñoburguesas, y revolucionaria en el seno del proletariado. Todas estas luchas han sido demostrativas de las profundas reservas revolucionarias que atesora el proletariado. Ejemplo: la lucha de Santa Isabel en el SMATA Córdoba, donde perseguida y detenida la directiva del sindicato, barridos posteriormente los cuerpos de delegados, liquidada la tercera o cuarta línea de activistas del movimiento obrero la lucha por aumento de salario fue encabezada por una comisión de 18 obreros, que volvió a tomar las banderas que habían levantado, anteriormente, los obreros perseguidos y despedidos, y encabezó la lucha que consiguió aumentos de salarios. Inclusive hubo una agitación generalizada en la empresa con motivo de la llegada a Córdoba del general Liendo y de la entrega que se le hizo al mismo, por parte de varios sindicatos, de un petitorio levantando reivindicaciones salariales y políticas del movimiento obrero. Estamos refiriéndonos, solamente, a alguna de las luchas. Hubo también una movilización de más de cien obreros en Somisa, que rodearon amenazantes a tres generales, entre ellos al general Rivera, que recorría la empresa, exigiendo diversas reivindicaciones que la dictadura ha arrancado a los obreros de Somisa, obligando a que los generales allí presentes se comprometieran a tener en cuenta el pedido de los obreros.
Pero la lucha que ha conmovido al país, y a vuelto a poner en el centro de la escena política al proletariado, ha sido la lucha de los obreros y empleados de Luz y Fuerza. Se ha vuelto a demostrar que es posible luchar. No solo luchar sino también enfrentar el terror de la dictadura, que para aplastar el movimiento de protesta de los obreros y empleados de Luz y Fuerza secuestró a tres activistas a los que la intensificación del movimiento obligó a hacer aparecer.
La lucha de Luz y Fuerza que se extendió a numerosas ciudades y locali-dades del interior, se ha mantenido durante semanas, pese a los despidos, pese a la represión, pese a las amenazas, pese a los comunicados militares, demostrando el vigor del movimiento obrero. Es una lucha que quedará inscripta en la historia del movimiento obrero. Una lucha de envergadura histórica en el enfrentamiento a la dictadura que desenmascaró el carácter antiobrero y antipopular de esta, y la esencia antipopular de la supuesta contradicción subversión-antisubversion que plantea. Todo esto en momentos en que la dictadura “tantea” con diversas medidas a los gremios estatales para lanzar, con posterioridad, con toda fuerza, el plan de prescindibilidad.
En este momento han salido también a la lucha los obreros del puerto de Buenos Aires.
También es de destacar la reorganización del cuerpo de delegados del gremio de telefónicos en la Capital y Gran Buenos Aires. Reorganización realizada desde abajo, a través de la unidad más amplia de todas las tendencias y fuerzas, y que coincide con el inicio de la lucha en este gremio. En estos gremios ha habido que enfrentar la tendencia que trataba que la lucha se desarrollara exclusivamente con medidas de sabotaje porque no había confianza en la combatividad de los obreros y empleados para protagonizar medidas de acción directa. La lucha de Segba demostró, posteriormente, que aparte de los sabotajes existen condiciones para que los obreros y empleados combatan, pese al terror y a la situación general de represión creada por la dictadura. Y abrió el debate, en la enorme masa de trabajadores estatales sobre cómo organizarse y luchar para derrotar los planes de “racionalizacion” y privatización de la dictadura.
Han sido precisamente estas luchas las que nos permiten afirmar que se van creando las condiciones para generalizar e intensificar la resistencia obrera y popular a la dictadura, creando las condiciones para un paro nacional activo de 36 horas con movilización, que permita al pueblo pasar a la contraofensiva, en el camino del derrocamiento revolucionario de la dictadura.
Las luchas que comentamos han vuelto a demostrar la importancia decisiva que tiene la unidad del proletariado para el triunfo de sus luchas. En todas esas luchas las masas impusieron la más sólida unidad como requisito para combatir y como condición necesaria para triunfar. Hay que aprender de esos ejemplos y trabajar más pacientemente que nunca por el frente único proletario, en cada empresa y gremio.
La unidad peronista-comunista revolucionario es la clave de esa unidad. Hemos avanzado últimamente en acuerdos de lucha con las agrupaciones peronistas en varios gremios, y mejoran las relaciones unitarias entre las agrupaciones Primero de Mayo y las agrupaciones de las “62 Organizaciones”. Pero debemos ser conscientes que el camino de unidad con los compañeros peronistas es un camino largo, difícil, y sembrado de escollos. Esa unidad debe forjarse, fundamentalmente, al calor de la lucha, y en el seno de las grandes empresas de concentración proletaria para que llegue a ser indestructible.
Las Agrupaciones Clasistas Primero de Mayo acaban de publicar una propuesta programática y de plan de lucha para el movimiento obrero que debe ser tenida como guía e instrumento organizativo, y agitada en el movimiento obrero.
Se ha abierto un profundo debate político en las masas obreras y populares, principalmente entre los obreros peronistas, que han hecho una experiencia muy importante a través de casi tres años de gobierno peronista y del golpe posterior. Surgen decenas de miles de nuevos combatientes obreros y populares. Hay que profundizar este debate político del proletariado. Nosotros afirmamos nuestra voluntad de ser vanguardia en la lucha antidictatorial y para ello tenemos que colocarnos a la vanguardia de ese poderoso movimiento que surge en las entrañas del proletariado, y ganar a miles de nuevos combatientes para el Partido. Esta nueva oleada de luchas obreras ha demostrado las grandes posibilidades que existen para el desarrollo y el éxito de la lucha antidictatorial y al mismo tiempo para el fortalecimiento del Partido.
Estas posibilidades están en contradicción con la debilidad y la fragilidad actual del Partido. Estamos ante una perspectiva luminosa, pero la afrontamos en un momento de gran represión, con una dictadura terrorista, y con una fragilidad grande del Partido.
El Congreso de la Federación Agraria y la situación del movimiento campesino
Se ha realizado el Congreso de la Federación Agraria Argentina. En representación de aproximadamente 160.000 afiliados agrupados en 744 organizaciones de base de primer grado; de 103 centros juveniles; y de 56 organizaciones adheridas (entre las que se encuentran organizaciones de la importancia de la UGIT que agrupa a los cañeros independientes de la provincia de Tucumán).
El Congreso de la Federación Agraria, ha permitido comprobar el estado de ánimo y los cambios que se han producido en el campesinado con posterioridad al golpe; fundamentalmente entre el campesinado medio y una parte del campesinado rico de la Pampa Húmeda que es a quienes representa prioritariamente la Federación Agraria. Hay que tener en cuenta, simultáneamente, que tiene una gran importancia la participación juvenil en este Congreso. Las organizaciones juveniles de la Federación Agraria habían sido prácticamente diezmadas por la infiltración que procuró liquidarlas. Esta infiltración fue instrumentada por los servidores del socialimperialismo soviético con la careta de organizaciones revolucionarias de la pequeña burguesía.
El Congreso de la FAA demostró una contradicción entre el tono conciliador del discurso de apertura de Volando y muchas intervenciones de los delegados, especialmente de los delegados jóvenes, que tuvieron un contenido marcadamente combativo. Más de cien mil jóvenes se han anotado en una lista que ha abierto la FAA para los jóvenes que piden tierra para trabajar; lo que demuestra una vez más que el problema de la tierra es el problema fundamental en el campo, no solamente para los campesinos pobres sino también para una parte importante de los campesinos medios y fundamentalmente para la juventud agraria.
Los campesinos están muy descontentos con el proyecto de reformas a la Ley de Arrendamiento y Aparcerías Rurales, y con la aplicación del impuesto del 4 por ciento a la producción, que es un impuesto que se descarga fundamentalmente sobre los campesinos pobres y la capa inferior de los campesinos medios que no pagaban el impuesto a las ganancias.
Demostrando su contenido de clase la dictadura hizo numerosas maniobras para impedir la realización del Congreso de la FAA, y cuando no lo logró impuso a éste que no eligiera autoridades, de acuerdo con lo que exige uno de los tantos decretos represivos de la dictadura. Pero sucede que simultáneamente con el Congreso de la FAA, se realizó el Congreso de la Sociedad Rural, que representa a 1.400 terratenientes y capitalistas agrarios que se autodenominan “productores”, y este congreso sí tuvo derecho a elegir autoridades, lo que provocó mucho repudio en el Congreso de la FAA, por cuanto es demostrativo del contenido de clase de la dictadura. Los oligarcas sí pueden elegir autoridades de su organización.
El descontento que primó en el Congreso frente a la política de la dictadura tiene mucha importancia porque las dificultades ya conocidas que enfrentan los campesinos pobres y medios (los pobres muy golpeados por la carestía de la vida; por el precio de los elementos de subsistencia; la falta de tierras y desde ya de créditos y por los precios no retributivos) se agravan ahora por la situación creada por la estrepitosa caída del precio del trigo en el mercado internacional. A los campesinos se los ilusionó en la siembra del trigo con la perspectiva de que se les iba a pagar el precio del producto en el mercado internacional, y se encuentran, ahora, con que dada la caída del precio internacional del trigo van a tener que conformarse con el precio sostén que ha fijado el gobierno. Y los campesinos presienten, con razón, que la dictadura, por la vía de una nueva desvalorización del peso les va a sacar lo fundamental de lo que reciban por la cosecha.
También ha tenido un carácter combativo, de protesta contra la política agraria de la dictadura, el reciente congreso de la FACA seccional Chaco (Federación Argentina de Cooperativas Agrarias). En el Chaco se les pagó a los campesinos 3.500.000 pesos la tonelada de algodón (tonelada que contiene un 80 por ciento de semilla) y ahora, al comprar la semilla para sembrar, han tenido que pagar siete millones de pesos la tonelada.
Aun las organizaciones partidarias de las principales zonas agrarias del país no toman el trabajo campesino. Esta es la expresión más concreta (junto con la subestimación del trabajo femenino) de la subsistencia en el Partido de lastres trozquizantes respecto del carácter de la revolución en la Argentina. Inclusive donde se trabaja en el campo se trabaja sólo con los obreros rurales.
Desde ya nosotros privilegiamos el trabajo con los obreros rurales, que son el brazo del proletariado en el campo, y la parte fundamental de la población activa del mismo. Pero esto debe facilitar, y no entorpecer, nuestro trabajo con el campesinado pobre y medio, a partir de nuestra línea de apoyarnos en los campesinos pobres, aliarnos con los campesinos medios y neutralizar a los campesinos ricos.
El Partido, y las organizaciones de obreros rurales, deben ser los abanderados de la lucha antiterrateniente, antiimperialista y antimonopolista en el campo. Y esto exige levantar la bandera de la reforma agraria, levantar la lucha por la tierra, y contra los resabios semifeudales que quedan en el campo disfrazados en las cláusulas de contrato de medieros; tamberos medieros; tanteros; puesteros; contratistas de viñas; modalidades del arrendamiento o incluso del contrato del asalariado que conservan esos resabios, etc.
Aún las organizaciones del Partido en el campo no “despanzurran el gorrión” al analizar las clases sociales y, por eso, muchas veces, no se ve a los campesinos semiproletarios, y campesinos pobres, ya que estos no frecuentan comúnmente las ciudades más importantes de la región, ni los lugares de diversión y encuentro comunes a la pequeña burguesía urbana y a una parte de la pequeña burguesía rural de esas ciudades. A partir de conocer bien al campesinado pobre, sus reivindicaciones y aspiraciones, debemos diferenciar las diferentes capas de campesinos medios (propietarios; arrendatarios; que ocupan o no mano de obra transitoria y en qué ocasiones; de origen campesino o de origen obrero rural; etc., etc.) ; y las diferentes capas de campesinos ricos de cada lugar (que a más de explotar mano de obra asalariada aún trabaja o no la tierra; que arrienda tierra o que es propietario; que incluso él da algo de tierra en arriendo y en qué ocasiones lo hace; que trabaja con contratistas o con otras modalidades; de origen campesino, o de origen urbano que compró tierra, etc., etc.) y de capitalistas agrarios y terratenientes para incluso poder dividir entre estos, y reducir el radio del golpe principal a los terratenientes más odiados (o porque conservan formas semifeudales de trabajo; o porque trabajan en forma atrasada; o porque son el principal obstáculo para resolver el problema de la tierra en un lugar; o porque están íntimamente asociados al imperialismo o al monopolio bodeguero, galpones de empaque, etc.).
La actual caída de los precios internacionales de la carne, el trigo y el azúcar, junto a los grandes stocks de lana, vinos y otros productos, preanuncia tormentas en el campo. Enriquecido por la experiencia de los últimos años, el movimiento campesino librará con seguridad grandes batallas cuyo aporte a la lucha por el derrocamiento revolucionario de la dictadura dependerá en gran medida del trabajo del Partido.
El movimiento juvenil, femenino y de otros sectores populares
La dictadura da gran importancia al trabajo entre la juventud. Con la ayuda de los agentes del socialimperialismo, principalmente de la camarilla dirigente del P“C” revisionista, agita planes de un “proyecto juvenil” y realiza un activo trabajo hacia los colegios secundarios y organizaciones juveniles para que el movimiento juvenil apoye la acción de asesinos fascistas como la que está realizando el general Bussi en Tucumán. La revista Vamos de la FJC es el portavoz principal de este “proyecto” que prepara nuevos operativos Dorrego “con jóvenes seleccionados”, y que aprovecha el apoyo de radios que controla el socialimperialismo, como Radio Rivadavia o Radio del Plata, y el monopolio comercial de actividades folklóricas y artísticas, para organizar actividades deportivas y artísticas con unidades militares y sectores juveniles. La demagogia fascista de este “proyecto juvenil” queda clara si se tiene en cuenta que el sector del pueblo más golpeado por la desocupación, los bajos salarios, la represión y la política limitacionista en la educación es la juventud.
Pero en la juventud crece un poderoso odio y se incuban los gérmenes de grandes explosiones de rebeldía antidictatorial. Esto se expresa en una tendencia muy marcada de la juventud a unirse, y buscar caminos de lucha junto al movimiento obrero y popular, como lo demuestran acciones solidarias con la lucha de los obreros de SEGBA y otras realizadas en colegios secundarios; la participación juvenil en el Congreso de la FAA; la creciente rebeldía juvenil en las empresas.
La JCR ha analizado últimamente la situación del movimiento juvenil en una reunión de su Comité Ejecutivo. Las conclusiones de esa reunión deben ser tenidas en cuenta por el Partido a partir de considerar que la responsabilidad del trabajo con las masas juveniles de cada lugar corresponden a la respectiva organización partidaria y debe merecer toda su atención.
También se ha logrado ir organizando el trabajo femenino en barrios y localidades del Gran Buenos Aires y el interior. Las mujeres son parte fundamental, indispensable, en la lucha por la solidaridad y la libertad de los presos y en las luchas por la salud popular, la vivienda, la movilización, contra los operativos militares en los barrios, etc.
El movimiento femenino tiene hoy, al igual que todo el movimiento popular, un objetivo común que es la lucha contra la dictadura. La clave de su desarrollo y fortalecimiento está en la unidad de las mujeres peronistas con las comunistas revolucionarias. Es sumamente importante para estas luchas la posición de las fuerzas católicas, sumamente influyentes en el movimiento femenino.
Aún el trabajo femenino es en el Partido, como producto de profundas concepciones, tarea de unas pocas activistas y no responsabilidad del conjunto de las organizaciones partidarias. A causa de esto somos sumamente débiles en grandes empresas en las que predominan las mujeres (cuyas reivindicaciones específicas y características particulares son ignoradas o despreciadas), y el trabajo en las barriadas populares carece de profundidad y estabilidad. Esto se manifiesta, incluso, en la escasa promoción de mujeres a la dirección de las organizaciones vecinales y sindicales que dirige, o en las que participa el Partido. Aun más grave es este lastre para poder resolver, a fondo, el trabajo entre las masas pobres del campo. El ejemplo de algunos lugares del interior, en donde el Partido ha sabido trabajar y promover a puestos de responsabilidad a compañeras obreras rurales y trabajadoras, nos ayuda a encontrar el camino correcto.
En otro orden son prueba de la política de la dictadura las cesantías de médicos en servicios hospitalarios y desmantelamiento de algunos de ellos, la falta de garantías para el trabajo de los abogados en la defensa de obreros en conflictos y de presos políticos, la reducción de planteles de ingenieros de empresas del Estado, como en YPF, SEGBA, etc., el desmantelamiento de importantes grupos de investigadores como en la CNEGH, INTI, INTA, CONICET, Comisión de Energía Atómica, todos apuntando a la privatización de servicios esenciales en manos del Estado para subordinarlos a empresas imperialistas que abonan mejores salarios en relación a los escasos sueldos oficiales, o que llevan a emigrar a otros países. La censura en radios, TV y publicaciones de toda expresión antidictatorial o expresión cultural o artística que enjuicie al videlismo es también expresión de la opresión contra el pueblo.
En cuanto al movimiento universitario si bien no ha protagonizado últimamente luchas importantes se destaca el crecimiento del repudio a la dictadura que ha impuesto el más aberrante régimen represivo y limitacionista. Miles de estudiantes de origen popular deberán abandonar los estudios si la movilización estudiantil y democrática no le “para la mano” a los “reorganizadores videlistas”. Más que en ningún otro sector es fundamental aquí el rol del Partido ya que las diferentes fuerzas pequeñoburguesas siembran el escepticismo y abandonan el campo de batalla, al tiempo que las fuerzas del P“C” revisionistas actúan como fieles colaboracionistas de la dictadura (aunque esto es resistido por las bases de la FJC). El Partido, en la universidad, debe y puede desatar y organizar las luchas estudiantiles, y esto es clave para desgastar, acosar, y en definitiva liquidar, a la dictadura.
La oposición de la Iglesia
Ha tenido una repercusión muy grande la manifestation realizada por los católicos a Luján. Esta se transformó en una verdadera manifestación de protesta, donde participaron cerca de cien mil personas, fundamentalmente jóvenes. Esta manifestación ha sido demostrativa de la radicalización y oposición a la dictadura que está creciendo entre las fuerzas católicas. Oposición creciente, por cuanto la Conferencia Episcopal que designó a Primatesta, Zaspe y Aramburu al frente de la Iglesia tuvo una relación conciliadora con la dictadura, expresada en la declaración de esa Conferencia. Pero, posteriormente a los crímenes de los monjes palotinos, al asesinato de los sacerdotes en La Rioja, y al dudoso “accidente” en el que perdió la vida el obispo Angelelli, y a la detención, secuestro y tortura de numerosos sacerdotes, la posición combativa de las bases de la Iglesia y la posición dura frente a la dictadura videlista del Vaticano, han contribuido a endurecer las posiciones de la Iglesia Argentina.
La actitud poco común del Papa al recibir las cartas credenciales del embajador argentino en el Vaticano, en cuya ocasión señaló su repudio a hechos de violencia sucedidos en la Argentina que todavía no habían recibido la explicación solicitada al gobierno argentino, fue una bofetada para la dictadura.
Otras manifestaciones de descontento ante la dictadura
Tampoco ha podido utilizar a su favor la dictadura las reuniones que ella misma convocó con dirigentes sindicales, como la reunión con los “21”. Es conocido que en esta comisión de los 21 predominan fundamentalmente los elementos prosovieticos que tuvieron una activa participación en los preparativos del golpe del 24/3 (como los sectores aliados a Calabró) y cuya posición puede ser definida como colaboracionista. Pese a esto la reunión de esta comisión de los 21 gremialistas con el interventor de la CGT, Porcile, se transformó en una requisitoria contra la dictadura, a la que se le reprochó, en primer lugar, los secuestros y desapariciones de obreros y dirigentes sindicales secuestrados hace meses y de los cuales no se conoce nada. En segundo lugar se planteó el problema de los salarios. Un dirigente sindical preguntó a Porcile si él creía que podría vivir, mantener una familia y educar a sus hijos con el salario que gana actualmente un obrero. Y, en tercer lugar, se señaló que esta política es conocida desde hace mucho en el movimiento obrero: es la política de todos los gobiernos militares y terminó siempre en un fracaso.
También tiene mucha importancia para la lucha antidictatorial la actitud digna y combativa de Isabel Perón, frente a los intentos fallidos de la dictadura de tratar de ensuciar su nombre con los llamados “juicios” por el cheque y otras acusaciones. Juicios que, dicho sea de paso, han obligado a la dictadura a vulnerar los más antiguos principios del derecho burgués, como el principio de la cosa juzgada. La actitud de Isabel tiene mucha importancia, porque lo fundamental del peronismo reconoce en Isabel a la jefa del movimiento. Al decir lo fundamental nos referimos tanto al sector político, donde participa Bittel, Camus, Menem, y otros ex gobernadores, como al sector sindical que encabeza Miguel, es decir a las “62”, y a los llamados “sectores duros” (la rama femenina; los sectores que apoyan a Roca y otros dirigentes “ortodoxos”; y sectores juveniles y populares del peronismo).
Por un lado, como decimos, Isabel es reconocida como dirigente por el conjunto de estas fuerzas; por otro lado, un sector del peronismo, el sector más combativo, más popular, reconoce en Isabel no solamente a la “conductora” formal, sino también a la dirigente real del peronismo, adhiriendo a sus actuales posiciones más combativas frente a la dictadura, y más nítidamente tercermundistas y nacionalistas que la de otros sectores del peronismo. También ha habido toma de posición en el sector sindical que encabeza Miguel, que se diferencia de los sectores colaboracionistas por sostener una línea más dura frente a la dictadura. Junto con esto se han reforzado las posiciones tercermundistas en el seno de esta corriente, y, relativamente, se va abriendo camino una posición favorable a realizar acuerdos de colaboración, en cierto grado y en determinadas ocasiones, con los obreros clasistas y comunistas revolucionarios. Los sectores más avanzados de las “62” hacen autocrítica del período anterior, señalando que la consigna “ni yanquis ni marxistas” era una consigna equivocada, que pretendiendo golpear a la infiltración prosoviética, golpeaba a la Republica Popular China que es parte del Tercer Mundo frente a las dos superpotencias, y golpeaba a los verdaderos marxistas, pretendiendo englobar a los prosoviéticos que, en realidad, no son marxistas.
También tiene importancia en el deterioro de las posiciones de la dictadura la actitud de la dirección del radicalismo encabezada por Balbín, y del sector que él acaudilla. Balbín definió con posterioridad al golpe su posición diciendo: “en la vereda de enfrente sin tirar piedras”. Muchos quisieran que tirase piedras; pero también hay que reconocer que muchos quisieran, y quieren, que cambie de vereda. Balbín ha resistido llamar a todos los partidos “legales” para formar una “corriente”, señalando con eso su resistencia a ser utilizado por los sectores prosovieticos para presionar a favor de la corriente videlista en el seno de la dictadura. Y también, con posterioridad a la reunión de partidos socialdemócratas realizada en Caracas, ha señalado que el problema de países como el nuestro es la política de países como los EE.UU. y la Unión Soviética; pero que contra estos dos grandes se está alzando una corriente que va surgiendo y creciendo en el mundo.
También ha tenido repercusión el repudio masivo contra la dictadura expresado en los estribillos coreados en las canchas de fútbol. La repercusión de esto ha sido muy grande, sobre todo en las Fuerzas Armadas, porque ha demostrado que a 6 meses del golpe de Estado, la mayoría del pueblo es opositora a la dictadura videlista.
También crece el aislamiento internacional de la dictadura por la posición del Vaticano, por la posición de los principales líderes de los países europeos del Segundo Mundo, y por el enjuiciamiento que ha sufrido en el Senado norteamericano por parte de la comisión que investiga la situación de los derechos humanos en nuestro país. Hay que señalar la contradicción con estas posiciones de la posición de los soviéticos, que critican la violación de los derechos humanos en Uruguay y en Chile, pero no hacen lo mismo con los crímenes, las torturas, los secuestros, realizados a diario por fuerzas gubernamentales en la Argentina. Ha sido motivo de comentarios en la prensa extranjera que el delegado soviético en las Naciones Unidas, y los delegados de los países satélites, en tanto aplaudieron entusiasmados la intervención del ministro de Relaciones Exteriores argentino, Guzzetti, se retiraron luego de la intervención de éste, antes de la intervención del delegado chileno. El apoyo del socialimperialismo soviético a la dictadura videlista (que hegemonizan los sectores militares prosoviéticos) se evidencia también por la llegada de una delegación económica integrada por 65 funcionarios de 27 áreas económicas diferentes encabezada por el viceministro de Comercio Exterior Manzhulo.
Pero el desprestigiado apoyo de los socialfascistas soviéticos no ha contribuido al prestigio internacional de la dictadura sino que ésta, como decíamos antes, se encuentra cada día más aislada también en el plano internacional. Sólo el receso del Senado norteamericano por las elecciones impidió que éste se pronunciara en repudio a la violación de los derechos humanos en la Argentina.
Interna o internacionalmente el aislamiento de la dictadura se agrava por el fracaso de su plan económico. Han recorrido el mundo mendigando créditos para postergar el pago de la deuda externa y procurando inversiones. Están entregando todo lo entregable a los testaferros rusos y a los monopolios yanquis y extranjeros. Pero la inestabilidad política se mantiene (incluso el presidente de la Junta Militar escapó milagrosamente a un atentado contra su vida hecho en una guarnición militar) y ningún capitalista quiere, en estas condiciones, hacer inversiones a largo plazo. El costo de la vida crece incontenible, y el deterioro del salario es cada día mayor. Continúa cayendo el Producto Bruto Interno y se sigue acumulando stocks por la retracción del consumo. Continúa la emisión monetaria a altísimos niveles y la inflación es estimulada por las alzas de tarifas, etc. Se avecina una nueva devaluación del peso para permitir al gobierno esquilmar a los campesinos la ganancia de sus cosechas.
Todo esto contribuye al aislamiento creciente de la dictadura y crea las condiciones para intensificar y generalizar la resistencia, que permita organizar un paro nacional de 36 horas y pasar a la contraofensiva popular, en el camino del derrocamiento revolucionario de la dictadura. Intensificar y generalizar la resistencia es el objetivo táctico actual de nuestra lucha. Teniendo claro que la lucha del Partido y de la clase obrera no es para lograr que un sector dictatorial más blando, o más conciliador, se imponga sobre otro sector; o para lograr que la dictadura “abra” un proceso condicionado de elecciones, o de ciertas concesiones democráticas manteniendo la esencia del Estado y de la política actual.
La política del proletariado apunta al derrocamiento revolucionario de la dictadura. Por lo tanto el Partido tiene que pensar y actuar como vanguardia del proceso de lucha antidictatorial trabajando por el derrocamiento revolucionario de la dictadura. Para esto lo primero es querer ser vanguardia. Por lo tanto el Partido tiene que pensar y actuar empresa por empresa, gremio por gremio, y sector por sector de las fuerzas populares, procurando ser en un año, dos años, o en x tiempo, o en una situación revolucionaria favorable si es que esta situación se adelantase, procurando ser, repetimos, la principal fuerza en esa empresa, gremio u organizaciones populares, o una de las principales fuerzas a partir de dirigir tal empresa, tal sección, tal sector del campesinado, del estudiantado, de las fuerzas populares, creando las condiciones para que, en una situación revolucionaria, podamos dirigir al proletariado y éste pueda hegemonizar el proceso revolucionario.
Desde este punto de vista las perspectivas de nuestra lucha son extremadamente favorables. El Partido ha avanzado en su relación con las masas obreras y trabajadoras y mantiene actualmente contactos fluidos con las principales fuerzas políticas populares.
Todo nuestro trabajo de frente único parte de nuestra concepción insurreccional de la revolución argentina. Manteniendo esta guía –es decir, privilegiando la unidad con las fuerzas que acuerden en el camino revolucionario, armado, de derrocamiento de la dictadura– hoy debemos procurar, minuciosamente, con paciencia y amplitud, la más diversa variedad de acuerdos que permitan intensificar y generalizar la resistencia contra la dictadura en todos los terrenos. Existen para ello óptimas condiciones.
En nuestra política unitaria seguimos privilegiando la unidad con las fuerzas patrióticas y tercermundistas a las que caracterizamos como la Tercera Fuerza. Haciéndolo así es posible hoy atraer a vastos sectores influenciados por las fuerzas prosoviéticas que comprenden, crecientemente, que han sido usados en una trinchera antinacional.
Por otro lado debemos acelerar nuestra preparación en todos los terrenos. El camino de acumulación para esta salida revolucionaria, por el cual luchamos, no será un camino recto.
La claudicación de la dictadura ante el Fondo Monetario Internacional y su política de entrega (fundamentalmente al socialimperialismo soviético y sus testaferros nacionales y extranjeros, pero también a otros imperialismos) en la actual situación internacional agudiza la disputa por la Argentina entre las superpotencias. Eso acrecienta la inestabilidad política.
Es posible que haya, es muy posible que haya enfrentamientos entre distintos sectores de la dictadura, o entre las propias clases dominantes y las fuerzas que la expresan. En tales casos tenemos que estar en condiciones de poder terciar en esos probables enfrentamientos. O de aprovecharlos. Terciar, ya que a lo mejor el proletariado y nosotros estamos en condiciones de hacerlo, interviniendo en la lucha entre diversos sectores, en beneficio de los intereses revolucionarios del pueblo. O aprovechar porque, en todo caso, tenemos que estar en condiciones de poder aprovechar la lucha entre los de arriba en favor del pueblo aunque no existan condiciones para terciar activamente en la misma. Para todo esto, el Partido tiene que estar preparado. Y esta preparación tiene que hacerse a partir de tener en cuenta que la perspectiva mundial es la perspectiva de un acrecentamiento de las tendencias revolucionarias, y una agudización, al mismo tiempo, de los factores que van generando la inevitabilidad de una tercera guerra mundial. Tercera guerra mundial de la cual la Argentina, por su posición estratégica, y por sus riquezas, será inevitablemente parte activa. Cuando hablamos de la posición estratégica de la Argentina nos referimos, fundamentalmente, a la importancia que en una próxima guerra ha de tener el Atlántico Sur.
La lucha democrática
En esa dirección es fundamental que el Partido sea la vanguardia en la lucha democrática. La lucha democrática ataca lo esencial de la política de la dictadura, ya que ésta está obligada a aplicar una política represiva y terrorista, como condición para mantener unidas a las fuerzas reaccionarias y poder aplicar su plan económico de entrega y de hambre. En este sentido tiene importancia el hecho de haberse realizado la primera movilización, aunque pequeña, de familiares de desaparecidos y de detenidos. Al mismo tiempo el Partido debe discutir a fondo el por qué de la debilidad en tomar esta tarea, y el por qué del retraso en encararla y de la falta de apoyo a los familiares y a los compañeros que trabajan por la movilización de los familiares de los presos, siendo ésta la tarea de las tareas en el momento actual. Y es necesario hacer esta discusión con fuerte espíritu critico y autocrítico para crear las condiciones para que el Partido pueda verdaderamente colocarse a la cabeza en la lucha por la aparición de la lista de desaparecidos y detenidos, por el mejoramiento de las condiciones de detención de los miles y miles de presos políticos, en la lucha contra las torturas, los secuestros, los asesinatos, en la lucha por la libertad de los presos políticos y gremiales, lucha que tiene que irse intensificando con el objetivo de generar hacia el mes de diciembre grandes luchas por la libertad de los presos políticos con la consigna de Navidad sin presos políticos y sociales. La bandera de lucha por la aparición con vida y por la libertad de los compañeros César Gody Álvarez, Salamanca, Romero, Manfredi, Norma Nassif, Rafael Gigli, Mónica Busto, Luis Márquez, Raúl Molina, Horacio Micucci, Olivera, Julio Kaplan y demás presos políticos y gremiales, junto a la lucha por la libertad de Isabel Perón, Lorenzo Miguel, y demás presos peronistas y de otras fuerzas populares, debe ser bandera de lucha de todo el pueblo argentino. Esta es la tarea de las tareas en el momento actual para intensificar y generalizar la resistencia a la dictadura.
La lucha por las reivindicaciones económicas de la clase obrera y el pueblo
Además de la lucha salarial, que se ha convertido en el eslabón clave para arrancar luchas y acosar a la dictadura, debemos convertirnos en los animadores de la lucha por las adjudicaciones de las viviendas populares, ya que se han anulado los decretos que entregaban la titularidad de esas viviendas a miles de trabajadores, y organizar el combate contra la nueva ley de alquileres y sus disposiciones tremendamente opresivas para los sectores populares; promover la lucha contra las tarifas de los servicios públicos, especialmente la luz y el gas. En cuanto a las masas campesinas estimular la lucha por mejores precios, créditos, por la tierra, etc.
La lucha antiimperialista
Tenemos también que ser la vanguardia en la lucha contra la entrega del patrimonio nacional a los imperialistas. Toda la política de la dictadura está signada por los compromisos que ésta ha adoptado con el Fondo Monetario Internacional para obtener los dólares que le permitan un “respiro” económico postergando los vencimientos de la deuda externa. En esto coinciden los prosoviéticos y los proyanquis. La política para la crisis de Martínez de Hoz, es una política en la que en algunos aspectos parciales existen discrepancias en el seno de la dictadura, como se reflejó, por ejemplo, en las polémicas con Alemann, o en las discrepancias reales o aparentes que hay entre el sector de Alemann y el de Fragio-Podestá, etc. Pero en la esencia de esa política coinciden tanto prosoviéticos como proyanquis. En cuanto a los soviéticos esta política tiene el mismo contenido que la política de austeridad y “privatizaciones” que ellos han recomendado a los polacos y a los cubanos. En cuanto a los proyanquis es conocido desde hace muchos años que ésta es la política que siempre recomendó el Fondo Monetario Internacional, para que la crisis de los países dependientes beneficie a los monopolios y a los terratenientes, y la paguen las masas obreras y trabajadoras. Por eso la entrega del patrimonio nacional al imperialismo es también un signo característico que marca a todas las alas de la dictadura. Así como practican la represión fascista “blandos” y “duros”, la entrega engloba también a proyanquis y prosoviéticos. Porque ambos coinciden en la política de entrega del petróleo nacional para facilitar la cual han transformado a YPF en una sociedad anónima. Y hay que decir que entre los primeros beneficiarios de esa entrega se encuentra una compañía estrechamente asociada a testaferros soviéticos: la compañía ASTRA.
Coinciden además prorrusos y proyanquis en la política de entrega de los inmensos recursos pesqueros y petroleros del Atlántico Sur; en la política de privatización y entrega de importantes empresas nacionales que podrían ser la base de un desarrollo industrial autónomo y autosostenido, como en el caso de los frigoríficos intervenidos, talleres ferroviarios, Standard Electric y Siemens, SIAM, Cantábrica, entre otras. La lucha antiimperialista exige que el proletariado se coloque a la cabeza de los sectores democráticos y nacionalistas del pueblo, incluida la burguesía nacional, contra la política entreguista de la dictadura.
La clase obrera debe ser la vanguardia de la lucha en defensa del patrimonio nacional. La burguesía y el revisionismo abandonan esa bandera pero el ejemplo de la Cantábrica y el del Swift demuestra que el proletariado debe y puede hacerse cargo de ella.
Agravamiento de las contradicciones en el seno de la dictadura
El aislamiento y las crecientes dificultades que encuentra la política de la dictadura han ido agudizando las contradicciones en el seno de la misma y las divisiones en las Fuerzas Armadas. Se multiplican en las mismas los grupos y subgrupos.
Los sectores prosoviéticos que encabeza Videla (Videla es parte de la corriente prosoviética a la que en su momento hemos llamado el “lanussismo”, una corriente con afluentes liberales, desarrollistas, nacionalistas, etc.; que encabezó en su momento Lanusse, y que hoy se perpetúa a través de la corriente que formalmente encabeza Videla), han trabajado para poder ir aislando, de a uno, a los sectores que se le oponen en el seno del Ejército y las Fuerzas Armadas. El grupo lanussista prosoviético es pequeño, pero sumamente audaz y aventurero. Al irse agravando las contradicciones económicas y políticas de la dictadura, la situación ha ido dándose al revés de cómo la concibieron los estrategas del lanussismo; los distintos sectores que tienen diferencias con las fuerzas prosoviéticas han ido coincidiendo en sus críticas al videlismo y en el tono cada vez más fuerte de éstas. Hasta el punto que los sectores videlistas hablan de que se está produciendo en el Ejército uno “portugalización al revés”. Ellos quieren decir con “portugalizacion al revés” que se está produciendo una situación de anarquía cada vez más inclinada a la “derecha” en el Ejército. Pero para entender esto a cabalidad, hay que decir que en realidad se está produciendo una creciente anarquía en el Ejército y en las Fuerzas Armadas que cada día es menos favorable para los planes del sector videlista y prosoviético. En ese marco el sector videlista ha debido retroceder, como ha hecho en la universidad con la renuncia de Constantini, y ha debido dar apoyo total a la política de Martínez de Hoz, haciendo de la política de éste la política del videlismo, y debiendo abandonar la imagen, según la cual, la política de Martínez de Hoz no era compartida por los prosoviéticos por ser “proyanqui” (siendo que siempre compartieron esa política, y Martínez de Hoz es socio, desde hace años, en los principales negocios del lanussismo y los testaferros rusos en la Argentina). También debieron retroceder en los planes originales de modificaciones en la cúpula de las Fuerzas Armadas, que implicaban la creación de un segundo comandante, y una serie de ascensos y traslados favorables a este sector.
¿Qué otras razones, aparte de las ya señaladas, han incidido para que los sectores prosoviéticos, que hace unos meses parecían tan seguros de sí mismos hablen ahora de “tratar de llegar a marzo del año que viene”, y de la necesidad de abrir un “compás de espera” en los cambios que pensaban introducir en las instituciones y en una serie de aspectos de la política de la dictadura?
Ha influido en esto, en primer lugar, la orientación política fundamental de los sectores prosoviéticos que hegemonizan la dictadura a través de una serie de alianzas, y que se agrupan tras Videla. Estos planes estratégicos apuntan a una alianza sólida con un sector de los terratenientes y la gran burguesía argentina, y por lo tanto obligan a los prosoviéticos a una política que se ha expresado, inclusive, en las alzas de las acciones cuyo valor se ha privilegiado últimamente en la Bolsa de Buenos Aires (las acciones de aquellos grupos y de aquellas empresas que expresan esta alianza, como Celulosa, Fabril, Astra, Acindar, Alpargatas, Nougues, la Banca Tornquist, Bonafide, el Banco Shaw, las empresas del grupo Garovaglio y Zorraquin, la llamada “trenza del acero” de Gurmendi, Lanusse, Gelbard, Grassi; y el grupo de Capozzolo-Gelbard-Hirsch, que monopoliza lo fundamental de la industria privada de la carne, etc.). Esto genera grandes dificultades a estos sectores prosoviéticos para unificar y hegemonizar a las fuerzas burguesas y nacionales pequeñoburguesas a las que anteriormente pudieron movilizar a través de su demagogia y máscara “antiyanqui”, “democrática” y “progresista”.
En segundo lugar se han producido, o están por producirse, uno serie de acontecimientos a escala mundial que obligan al socialimperialismo a acompasar sus pasos; a medir sus pasos en el Cono Sur y América Latina. Entre estos acontecimientos tenemos que señalar las próximas elecciones norteamericanas; el creciente desprestigio de la política de “distensión” llevada adelante por el gobierno norteamericano respecto a la Unión Soviética; la agudización de la lucha por el control de Europa que ha hecho pasar a un primer plano la situación en Alemania Federal, en Italia, y particularmente en España y en Yugoslavia, en donde se avecinan acontecimientos importantes; la situación difícil que afronta el socialimperialismo en Asia y en el Medio Oriente. Además hay que ubicar el hecho de que estamos en el momento más álgido de la disputa entre las dos superpotencias, para montarse en la lucha revolucionaria de los pueblos africanos y tratar de controlar el Cono Sur de Africa. Simultáneamente la situación en el Cono Sur de América Latina ha cambiado. Si hasta hace pocos años los soviéticos podían empujar aquí una política de “vietnamización”, como ellos decían, es decir: una política de chantajear a los yanquis con crear un Vietnam en el Cono Sur que entretuviese a los yanquis aquí mientras las soviéticos avanzaban en Europa, Asia y África, hoy en día en el Cono Sur de América Latina una política demasiado audaz de los soviéticos podría significarles un golpe del que difícilmente se recuperarían por muchos años en esta parte del mundo. Hoy son los sectores antisoviéticos los que chantajean a éstos con la guerra civil. Junto con esto tiene una importancia particular el proceso que se está operando en Brasil, en donde es visible un distanciamiento de la dictadura brasileña de las posiciones del Departamento de Estado norteamericano.
El creciente malestar y enfrentamiento brasileño con las posiciones del gobierno norteamericano se ha expresado, entre otros hechos, en el pacto atómico entre Brasil y Alemania Federal; en importantes convenios de Brasil con Japón; y se ha expresado también en las críticas públicas de Geisel y el ministro de Relaciones Exteriores a declaraciones de Carter y otros dirigentes del Partido Demócrata norteamericano.
Este distanciamiento progresivo de la burguesía brasileña respecto a los norteamericanos no significa, necesariamente, un acercamiento a la Unión Soviética. En general ese distanciamiento ha estado signado por un rumbo independentista de la burguesía brasilera. Pero ninguna superpotencia que pretenda hacer pie en América del Sur puede dejar de tener en cuenta como un hecho importantísimo todo lo que suceda en Brasil.
Al mismo tiempo los sectores prosoviéticos tropiezan en la Argentina con una creciente oposición de los sectores tercermundistas y nacionalistas de la burguesía; y de los sectores vinculados al Segundo Mundo, que tienen mucha fuerza económica y lazos políticos tradicionales en la Argentina.
De allí que quien observe la situación política argentina verá que estos sectores prosoviéticos, que hegemonizan la dictadura, han debido aceptar una serie de imposiciones de otros sectores en el último período; han debido retroceder. Y la aceptación de estas imposiciones, y estos retrocesos, se ha hecho sin que estos sectores hayan desplegado todo el potencial de las fuerzas que tradicionalmente les son adictas. Esto se debe a que, por la circunstancia de tener que apoyar con toda fuerza la política económica que hemos señalado, y por las condiciones internacionales que están incidiendo en la situación argentina, las fuerzas prosoviéticas se han visto imposibilitadas de levantar una plataforma capaz de unificar a todas las fuerzas que influencian para que estas fuerzas, que son muy importantes (en lo político, en lo sindical, en lo económico) pudiesen golpear, acompasadamente, a favor de los cambios que querían realizar en las Fuerzas Armadas. De allí que los sectores prosoviéticos hablan de “tratar de llegar a marzo”; es decir, tratan de superar este difícil momento que crea la aplicación de los planes económicos para poder pasar a copar totalmente el poder cuando el país salga del pozo de la crisis cíclica en el que se encuentra actualmente, y mejoren las condiciones regionales e internacionales.
Por eso nosotros debemos ser conscientes que los sectores videlistas de la dictadura pueden movilizar una fuerza mayor de la que están movilizando actualmente. También los llamados sectores opositores a la cúpula videlista son conscientes, en general, de esta situación, así, mientras que, por ejemplo, el diario Prensa Libre define al gobierno de Videla como un “interinato administrativo”, que expresa una “paridad de fuerzas”, al mismo tiempo es cauto en las medidas que propone. Es decir: los sectores que se oponen a la cúpula videlista han tratado de aprovechar las dificultades de la misma para ganar posiciones, pero evitando un enfrentamiento abierto anticipado que pueda ser utilizado por el sector de Videla para aislarlos y liquidarlos, como pasó en el año 1956 con el golpe del general Valle; o como pasó en épocas de Lanusse, con el alzamiento de Azul y Olavarría, que permitió a Lanusse contragolpear y pasar a hegemonizar una situación que la era muy difícil en el Ejército. La dificultad de los sectores prosoviéticos proviene del hecho de que los sectores que no aceptan su hegemonía tienen posiciones de importancia en la dirección de los principales cuerpos del Ejército. El sector prosoviético tiene fuerza en la cúpula del ejercito, y tiene fuerza a nivel de brigadas (por eso realizan una gran propaganda para promocionar a generales adictos y amigos, actualmente al frente de las brigadas, como el general Bussi al que presentan como el “líder” o el futuro “líder” del Ejército argentino). Pero tienen, como decíamos, un gran problema a nivel de dirección de cuerpos, y muchos problemas con la oficialidad joven y con la oficialidad subalterna. También tropiezan con dificultades en la Marina, donde se desarrolla una importante fuerza opositora. Fuerza opositora que va adoptando posiciones crecientemente nacionalistas influidas por la preocupación que crea, desde el punto de vista de la defensa de la soberanía nacional, el hecho de que los soviéticos hayan hecho pie en Angola, y por lo tanto hayan hecho pie en el Atlántico Sur, y que los yanquis, frente a esto, presionan para firmar con Brasil, Chile, Uruguay y Sudáfrica, un Pacto del Atlántico Sur. Tropiezan también con una oposición importante en la Aeronáutica, en donde existe un sector nacionalista que, si bien es pequeño, es muy activo, y tiene algunas posiciones de mando. Al mismo tiempo todo esto va unido a una agudización de la lucha por el control de los principales resortes del Estado y de la economía nacional.
Los soviéticos están tratando de empujar a los sectores nacionalistas a que se “desenganchen” como ellos dicen; a que “saquen la cabeza”, para poder tener un pretexto para cortárselas; tropiezan con muchas dificultades para poder librarse de estos sectores sólo con argumentos administrativos, o sanciones burocráticas, por cuanto no han encontrado pretextos suficientes para las mismas. Por lo tanto se ha abierto una situación muy aguda de lucha en la dirección del Ejército y las Fuerzas Armadas entre las distintas corrientes. Situación agudizada por el avance de la corrupción en el seno de la oficialidad. Corrupción institucionalizada y alentada por la cúpula militar, con el fin de poder ganar a la oficialidad media y superior y a la oficialidad subalterna, para sus planes. Agravada por el hecho del creciente repudio y asco a los crímenes a los que son empujados, crecientemente, los oficiales jóvenes y los oficiales y suboficiales nacionalistas y democráticos, con la intención de comprometerlos en la política represiva general de la dictadura. Y agravado por el creciente repudio que las Fuerzas Armadas van encontrando en las calles, en el pueblo, ante el hecho de que están obligadas a intervenir ante conflictos obreros y populares.
Mayor aún es el repudio que crece entre las masas de soldados, testigos de crímenes, atropellos y vejaciones a gente del pueblo, y ante el hecho de tener que estar permanentemente movilizados en la represión antipopular. Por todo esto adquiere gran importancia el trabajo del Partido y del movimiento obrero y popular hacia las Fuerzas Armadas. Es una tarea de todo el movimiento obrero, y de todo el pueblo, que tiene hoy en día una prioridad: el enfrentamiento popular a las operaciones de rastrillo y a los operativos contra las barricadas obreras y populares. Esta tarea es una tarea de todo el Partido y es fundamental en la perspectiva del derrocamiento revolucionario de la dictadura.
Algunas cuestiones sobre el Partido
Mencionamos anteriormente la relativa fragilidad de nuestra organización. Esa fragilidad se basa en la insuficiente clandestinidad de la misma y ésta tiene su origen en ilusiones sobre una próxima “apertura” de la situación política; o en ocultas ilusiones en un rumbo casi pacífico de la revolución. No se comprende que la violencia tiene su dialéctica propia. Así como los grupos de choque del fascismo italiano, o alemán, resultaron a la postre incontrolables para aquellos mismos que los habían creado, así también en la Argentina se ha ido desarrollando un proceso sin retorno. Sólo profundas conmociones sociales y políticas, en un sentido o en otro, revolucionarias o contrarrevolucionarias, pueden cambiar el rumbo de este proceso.
Esto no se contrapone con el trabajo entre las masas. Al contrario. Allí donde el Partido no ha sabido resolver el problema de clandestinidad está frenado para poder abordar en profundidad el trabajo de masas.
La represión fascista de la dictadura videlista es producto de su debilidad y de la debilidad de las clases que representa, más que de su fuerza. Se la puede derrotar. Primero parcialmente; y en determinado momento se la podrá derrocar. Para esto hay que fortalecer política, ideológica y orgánicamente al Partido.
Nuestra fragilidad tiene su origen, también, en la falta de células poderosas que sean capaces de integrar nuestra línea con la práctica revolucionaria de las masas de un lugar determinado. Y esta falta de organización celular tiene su raíz en profundas concepciones reformistas (que no ven la lucha por el poder, y necesariamente armada, como finalidad de todo el trabajo del Partido) y putchistas (que subestiman la dureza y el lapso prolongado de esa lucha). De allí un estilo de trabajo que no entrama, no teje, no construye, no tiene como medida definitoria, como balance de todo trabajo, el grado de crecimiento de la influencia organizada del Partido (en lectores, sostenedores; amigos; células y afiliados).
El eslabón organizativo del que hay que tirar para resolver los problemas actuales es la construcción y fortalecimiento de las células.
La campaña contra el liberalismo, que se ha iniciado en el Partido procura desterrar un mal que traba todo intento de poder abordar el cambio de estilo de trabajo. Hay compañeros que creen que esta campaña no les concierne. Tienen que revisar lo que tienen en la cabeza ya que todo el Partido está enfermo de liberalismo, y si ellos no creen estarlo es porque son de una excepcionalidad increíble, o porque están más enfermas que nadie.
La campaña contra el liberalismo se inscribe en la gran enseñanza extraída por el camarada Mao Tsetung de la lucha interna del Partido; enseñanza condensada en los tres principios: practicar el marxismo y no el revisionismo, trabajar por la unidad y no por la escisión; actuar en forma franca y honrada y no urdir intrigas ni maquinaciones.
La tarea del Mes de Prensa ha ayudado a poner de relieve estas debilidades del trabajo partidario. Hemos avanzado últimamente en esta dirección, mejorando el grado de organización celular del Partido y, relativamente, su nivel de clandestinidad, pero esto es aún insuficiente. También se ha avanzado en el trabajo en relación a los centros proletarios de cada zona. Pero el rasgo predominante sigue siendo el de la fragilidad de nuestra organización y su relativa incapacidad para resolver la preparación y organización de nuestra actividad en todos los terrenos. Debemos encarar, con toda seriedad, la lucha para resolver estas deficiencias.