En nuestro país el tema del gas es complejo, los monopolios petroleros han desarrollado una complicada ingeniería de engaños que nos tiene prisioneros de su negocio. El “descubrimiento” de este megayacimiento de gas anunciado por Eskenazi y la Presidenta es el broche de oro de esta trama.
En nuestro país el tema del gas es complejo, los monopolios petroleros han desarrollado una complicada ingeniería de engaños que nos tiene prisioneros de su negocio. El “descubrimiento” de este megayacimiento de gas anunciado por Eskenazi y la Presidenta es el broche de oro de esta trama.
Volviendo al anuncio, se sabe que en Argentina existen recursos gasíferos “no convencionales” desde los años ’70, al mismo tiempo que se descubrieron en EEUU. La clase de rocas que tienen nuestras cuencas son equivalentes a las que producen en otras cuencas del mundo. Incluso las consultoras y especialistas ya sabían el valor potencial de los recursos “no convencionales” existentes en nuestras cuencas al momento de privatizar YPF.
Hasta ahora en nuestro país no tenían valor comercial, por lo tanto las empresas no lo podían contar como reservas para sus activos. En la medida que el Estado les vaya concediendo el precio que ellas pretendan podrían sacarlo y venderlo, entonces las contabilizarán como reservas y aumentarán los activos de las empresas, sin haber hecho ningún esfuerzo exploratorio. Sin embargo este momento todavía no ha llegado en nuestro país, todavía no están sacando ese gas más caro y falta un buen rato para eso.
El gran aumento de precio al gas que acaba de otorgar el gobierno es un triunfo del lobby petrolero que produjo una deliberada escasez de gas, obligando a la importación a muy altos costos. Con los nuevos precios pondrán a producir pozos y yacimientos que tenían sin desarrollar o “tapados”, no necesariamente de los reservorios “no convencionales”.
La gran caída de producción y reservas de gas comenzó en el 2006, y se agudiza ahora por el chantaje de las empresas.
Los mayores precios conseguidos seguramente serán aplicados sobre la producción de gas convencional y caerá sin remedio sobre las espaldas del pueblo y la producción nacional. Sería muy difícil controlar la procedencia del gas que producen las empresas aún si hubiese voluntad política de los gobiernos en hacerlo, y no la hay.
El desarrollo de esos reservorios requiere la perforación de miles de pozos para desarrollar los yacimientos y una tecnología que al ser importada por las petroleras privadas será muy costosa. Por nuestra tradición petrolera y conocimientos, los argentinos podríamos explotar todos nuestros yacimientos, incluyendo estos “no convencionales” cuando fuese necesario, sin duda a costos mucho menores. Como lo supimos hacer con YPF y GdE hasta 1990, con pleno autoabastecimiento.
Por ello no hay que llevarse a engaño, este anuncio es un fraude que cuenta con la complicidad del gobierno de Cristina Kirchner y Sapag. Además el anuncio se hace justo cuando YPF SA pondrá en venta el 15% de las acciones que serán revaluadas con esta noticia. Pero lo más importante es que lograron imponer un aumento en el precio del gas que tiende a igualarse con los precios de importación.
Hay que tener en cuenta el gran negocio que significa en nuestro país el consumo de gas. Somos uno de los países con mayor consumo per cápita del mundo gracias a la matriz energética de nuestro país que depende en un 90% de los hidrocarburos.
Producto de las privatizaciones de los ‘90 y de la profundización de esa política en la actualidad hemos perdido el autoabastecimiento, somos importadores de gas y hay un mercado cautivo a merced de estos monopolios.
El gobernador Sapag ha sido un lobbysta de esta política, primero con las prórrogas petroleras y luego reclamando el aumento del precio en boca de pozo. Violando incluso la constitución de nuestra provincia que prohíbe que la explotación hidrocarburífera no sea estatal.
Mientras tanto los verdaderos patriotas y antiimperialistas seguimos luchando por la recuperación de nuestros recursos energéticos y por una empresa federal de hidrocarburos para volver al camino de la YPF de Mosconi, que es la única manera de que esta enorme renta se pueda poner al servicio de los trabajadores, el pueblo y nuestro país.