La jornada de lucha del miércoles 12 y el paro nacional activo del jueves 13 sacudieron la política nacional. Confluyeron los obreros industriales y trabajadores ocupados, con los desocupados y los jubilados, y tambiénconfluyeron el conjunto del movimiento obrero con la amplísima masa de cuentapropistas, pequeños y medianos comerciantes y productores de la ciudad y el campo. Esta confluencia en actos, movilizaciones, cacerolazo, corte de ruta y toma de edificios públicos colocó al país más cerca de lo que jamás se estuvo de un “argentinazo”, según la evaluación hecha por ciertos “servicios” (que lo hicieron trascender en medios como CVN). El canciller Rodríguez Giavarini voló a Estados Unidos a “informar” sobre esta situación “alarmante”.
La clase obrera y el pueblo dieron un durísimo golpe al plan de las clases dominantes de imponer un nuevo “ajuste” a través del presupuesto para el año 2002. Y dijeron este nuevo paso golpeando junto a un abanico amplísimo de fuerzas muy heterogéneas.
Hundirnos o salir
La política de De la Rúa y Cavallo de “ bancarizar” la economía y “congelar” los depósitos produjo lo inevitable: el congelamiento de la economía real. Cayeron la producción y las ventas; la desocupación trepó en noviembre al 18,3%, y supera el 20% ahora, pero sumada a la subocupación, es más del 40% en muchas ciudades. Cayó la recaudación del Estado agravando el déficit fiscal.
El gobierno corrió a pedir auxilio al FMI. El Fondo condicionó su apoyo a un acuerdo político del gobierno con el peronismo para aprobar el presupuesto para el 2002. Cavallo robó los depósitos de los aportistas a las AFJP y metió mano a las reservas monetarias, pata pagarle a los usureros.
Así, para pagar la deuda externa y salvar a un puñado de bancos y monopolios amigos, el gobierno, violando la Constitución y sus propias leyes, confiscó, robo, congeló o manoteó 25.000 millones de fuga de depósitos( de los grandes capitales a os que les dieron tiempo para retirar sus fondos), congeló 70.000 millones de los depósitos en plazos fijos, robó parte de los fondos depositados en las AFJP y rebajó los encajes bancarios. La suma supera largamente los 100.000 millones.
Esto significa: 1) que hay plata, pero la están usando para “honrar” a los usureros y “salvar” a los amigos; 2) que consideran “ilícito” confiscar, robar, congelar y manotear, es decir, hacer todo lo que decían que no se podía cuando de les planteó solucionar el hambre y la crisis; 3) con esa plata, respetando a las pequeños ahorristas y usando con los usureros los métodos que usa el gobierno con el pueblo, se puede salir del hambre y la crisis en un mes, como lo viene sosteniendo el PCR.
El presupuesto en el centro
L a cuestión del presupuesto está hoy en el centro de la política nacional. El gobierno busca desesperadamente alianzas para imponerlo.
El gobierno se arrodilló ante la exigencia del FMI de negociar con el PJ un acuerdo para la aprobación del presupuesto para el año 2002. El proyecto inicial, ya tenía un “ajuste” de 4.000 millones, pero el Fondo exige un recorte adicional de 1500 millones. Cavallo quiere hacer ese ajuste eliminando el aguinaldo o aumentando los recortes salariales del 13% al 21%. Los bloques de diputados del PJ, y de la UCR dijeron que no lo aprobarán en esas condiciones; entonces Colombo y otros ministros plantean hacer el ajuste en educación (arancelando las universidades), y el campo y el transporte (aumento del gasoil al precio que hoy tiene la nafta).
Esto se da en una situación en la que el sistema financiero está quebrado. Por arriba, ya nadie cree que todavía haya un dólar por cada peso. Esto es, aproximadamente, 14.000 millones en reservas y otro tanto circulante, cajas de ahorro y cuentas corrientes. Pero si los hubiera, esto no resuelve el problema de los cerca de 70.000 millones en plazos fijos, que van fugando de a 1.000 millones semanales, y que, si el gobierno cumpliera con su descongelamiento a los 90 días, provocarían una corrida bancaria peor que la del viernes negro.
Después de la convertibilidad
La convertibilidad murió. Las clases dominantes están divididas en cómo enterrarla. Menem y su banda, los bancos y las empresas privatizadas empujan la dolarización. El “núcleo nacional” (UIA, CRA, Duhaldismo, Alfonsinismo, etc.) Ruckauf, De la sota, y otros quieren una devaluación (ver pág. 3)
La dolarización significa la pérdida de la soberanía monetaria, convirtiéndonos en apéndices del sistema financiero yanqui ( o de un puñado de bancos imperialistas). Además, va unida–sí o sí- a la total flexibilización laboral que permitía liquidar los convenios colectivos y rebajar los salarios (como explica el menemista Jorge Castro al fundamentar el “Acuerdo Patriótico” que propone Menem).
La devaluación – cualquiera sea su forma- significa una poda de los salarios como ya conoció el pueblo durante el período de hiperinflación.
Tanto una dolarización como una devaluación golpearíanduramente al pueblo, y provocarían un bajón de la producción, como ya se vió en los países del Sudeste Asiático que devaluaron, o en Ecuador que dolarizó. Por eso, ya se habla de que en el año 2002, habrá una caída de la producción, entre el 3% y el 10%: más hambre, más desocupación, más quiebra de la producción nacional.
Hace falta, si, un nuevo peso, como dice Ruckauf. También hace falta “pesificar”, como dice De la Sota. Pero para que esas medidas no sean un castigo para el pueblo mediante la devaluación, deben ser parte de una reforma monetaria que vuelque las finanzas nacionales a acabar con el hambre, la desocupación y la quiebra de la producción nacional. Para eso, debe ir unida a la decisión de no pagar la deuda externa ilegítima y fraudulenta, reestatizar el sistema provisional, y garantizar tierras, condonación de deudas y precios sostén en origen para la producción agropecuaria
Revuelto
La política del gobierno tiene hoy un apoyo del 0,7% algo nunca visto en la historia de la argentina. El gobierno es un fantasma, pero el embajador de Estados Unidos, James Walsh, amenazó a los dirigentes peronistas: su país no tolerará “desprolijidades” (es decir, un golpe institucional a De la Rúa).
De la Rúa se entrevistó con Menem, con la presidencia de Cavallo. Los tres máximos responsables del hambre y el vaciamiento del país hicieron un acuerdo contra la devaluación, y abrieron una negociación hacia la dolarización, cuyo primer paso ya se dio con la incorporación de Kiguel (ver pág. 3).
Por otra parte, el lunes 17 –al cierre de esta edición-, una reunión de 14 gobernadores peronistas se reunían para definir una propuesta económica opuesta para la dolarización, a favor de “pesificar”.
Entretanto, la cuestión de la Asamblea Legislativa (que puede echar a De la Rúa) “tiene cada vez más fuerza”, dijo la senadora santafesina Roxana Latorre, muy cercana a Reutemann. “Lole”, igual que los demás ganadores peronistas, están embroncados porque el gobierno no les gira los fondos de la coparticipación. El peronismo avanzó un paso al autoconvocar el Congreso Nacional a “sesiones ordinarias”, rompiendo el juego del gobierno que primero intentó gobernar por decreto aprovechando el receso del Congreso, y luego convocó a “extraordinarias” (en las que solo pueden discutirse los proyectos que envía el gobierno). Entre los decretos que están en la picota del Congreso autoconvocado, está el de “superpoderes” y el de “bancarización”. Estos decretos, si son anulados por una ley, le darían un golpe mortal a Cavallo; golpe que arrastraría al gobierno. El peronismo está en deliberación: se siente muy cerca de llegar al gobierno, pero teme que la crisis termine arrastrándolo; y teme, también, las amenazas de los yanquis.
Duhalde, por su parte, se ofrece para completar el mandato de De la Rúa (y autoproscribirse como candidato para el 2003; o para ser jefe de gabinete de un gobierno de “unidad nacional”, que podría tener a Rozas, el gobernador chaqueño que preside a la UCR, en el sillón que ocupa hoy De la Rúa.
Todo está muy revuelto. Así se tensa la contradicción entre la política hambreadora y entreguista de De la Rúa y Cavallo y los sectores que esa política golpea, también se tensan numerosas contradicciones secundarias, muchas de las cuales también pueden hacer detonar la situación.