Fueron panelistas de la charla: Luciano Nardulli, coordinador de la CCC de Soldati; Beatriz Pedro, arquitecta; Gustavo Funes, miembro del Comité Central del PCR; y Juan Carlos Alderete, coordinador del Movimiento de Desocupados de la CCC. Fueron presentados por el compañero Derli Prada.
Fueron panelistas de la charla: Luciano Nardulli, coordinador de la CCC de Soldati; Beatriz Pedro, arquitecta; Gustavo Funes, miembro del Comité Central del PCR; y Juan Carlos Alderete, coordinador del Movimiento de Desocupados de la CCC. Fueron presentados por el compañero Derli Prada.
Durante cerca de dos horas, se desarrollaron los últimos acontecimientos de las ocupaciones en la Capital Federal, su historia, los problemas estructurales del déficit de vivienda en la ciudad y en el país, y las propuestas concretas de reagrupamiento para la lucha por tierra y vivienda. Luego de las exposiciones, se armó un animado intercambio con los presentes –entre ellos delegados de la ocupación-, que colmaron las instalaciones del Centro Cultural, y sobrellevaron un corte de luz que duró casi toda la charla debate.
“Estuvimos en el centro de la ocupación”
El primer expositor, Luciano “Tano” Nardulli, detalló cómo fue el proceso de la ocupación en Soldati, “la que si bien veníamos preparando, cuando se dio los compañeros ocuparon sin pedirle permiso a nadie”. Recordó que el problema de la vivienda en la Capital es viejo, y como hace ya tres años, en un acto de campaña electoral de la Capital Federal, había planteado que éste es un drama que afecta a los más empobrecidos, y que se agravó con la crisis, afligiendo también a sectores de capas medias.
Nardulli historió el proceso de lucha que llevó a la toma de los predios que están entre las vías del Belgrano Sur y el parque Indoamericano donde “hasta que los compañeros lo ocuparon los únicos habitantes eran las ratas. Nosotros ya veníamos planteando que ante la falta de respuestas de los gobiernos, lo único que se podía hacer era organizarse, unirse, ocupar, construir y resistir”.
Nardulli describió a la toma como “la ocupación más grande que conozco en mis 50 años de militancia. Fueron miles y miles de personas que no le pidieron permiso a nadie, porque lo que necesitan es un pedazo de tierra para hacer su vivienda”. Contó cómo fue la represión el martes 7 de diciembre, que cobró las primeras dos vidas, las negociaciones posteriores con el gobierno, y la maniobra que montaron para forzar el desalojo (ver hoy 1349).
Reflexionando sobre los hechos, dijo Nardulli que la CCC estuvo metida de pies a cabeza. “Nosotros no dirigimos la ocupación, estuvimos en el centro de la ocupación” y que Salvatierra, “que se debería llamar Matatierra”, fue puesto por el kirchnerismo para operar en el desalojo. Destacó que junto a la andanada xenófoba de Macri, estuvo Shoklender diciendo que los ocupantes eran todos narcos, y reclamando el desalojo, describiendo cómo muchos de los que operaron en la represión tienen “estrechas vinculaciones con Shoklender”, quien mancillando a un sector de las Madres de Plaza de Mayo, a partir de la construcción de viviendas contrató a los jefes de las mafias en cada villa, asociados al narcotráfico.
Nardulli finalizó afirmando que “las tomas van a seguir, porque la gente está cansada de chácharas, y tenemos que ver las propuestas concretas”.
Emergencia habitacional
La compañera Beatriz Pedro planteó que forma parte de una corriente de arquitectos y profesionales que desde hace mucho tiempo trabaja para poner la profesión al servicio de los intereses populares. Hizo primero referencias más generales a un problema, el de la vivienda “que recorre la historia de la humanidad y que signa esa relación contradictoria entre la ciudad y el campo”.
Brindó Pedro una gran cantidad de datos, demostrativos de la situación de emergencia habitacional. Dijo por ejemplo que en el Gran Buenos Aires, el 23% de las 13 millones de personas que allí viven, están en condiciones de vivienda deficitarias. Hay mil villas y asentamientos en el GBA, de las cuales 630 son posteriores al 2001. Detalló que en la Ciudad de Buenos Aires hay 16 villas en las que viven 220.000 personas. 180 mil personas en ocupaciones “ilegales”. 150 mil en conventillos, y 3.000 viven en la calle según datos del 2008.
Detalló además la arquitecta las diferencias siderales entre los salarios y el costo de las viviendas, destacando que estamos en una ciudad en situación de emergencia habitacional y ambiental. Destacó las experiencias de “tomar el tema de la vivienda en sus manos por parte del pueblo”, refiriéndose a la huelga de inquilinos de 1907, y al proceso de asentamientos en el Gran Buenos Aires de los años ’80.
“La tierra urbana se produce. El valor de la tierra urbana lo da lo que lo rodea. El que maneja las variables permite la valorización de la tierra; los grandes terratenientes urbanos suelen ser las grandes empresas constructoras”, dijo la arquitecta.
Describió la compañera Pedro las grandes transformaciones de la ciudad de Buenos Aires en los últimos 30 años, comenzando por las de la dictadura, con los desalojos masivos de villas, la demolición de miles de casas para la construcción de autopistas, la liquidación de las industrias, y la derogación de la ley de alquileres del año 1947. Y que durante el menemismo se vendieron todas las empresas públicas y de servicios, y con ellas también la tierra. Relató que entre el 2003 y el 2008 se produjo un gran boom inmobiliario, con la construcción de 10 millones de metros cuadrados, de los cuales el 62% es de vivienda suntuaria.
Afirmó que este gobierno, de un objetivo de 92.000 viviendas, construyó 34.000 con el Plan Federal, y que estas viviendas presentan serios problemas porque no están hechas en función de las necesidades populares. A la vez, esto generó grandes expectativas, porque si bien estas viviendas son muy pocas con relación a las necesidades, es lo mismo que se construyó entre el ‘76 y el 2003.
Finalizó destacando la necesidad de que todas las clases interesadas en la liberación articulen un programa de reforma agraria con uno de reforma urbana, para cambiar la estructura deformada que tiene nuestro país. A la vez destacó la experiencia de organizaciones como la CCC, y corrientes de profesionales y estudiantes de Arquitectura, en resolver las situaciones de emergencia.
Reagrupar las fuerzas populares
Gustavo Funes señaló que esta toma marca un momento importante para elaborar propuestas concretas, porque son el emergente de algo muy profundo, y “es un desafío para el Partido estar a la altura de estas necesidades. Si nosotros vamos a ser capaces de unir y entramar a una cantidad de sectores, organizaciones, delegados que han aparecido, no sólo para las urgencias, sino para los cambios de fondo que son necesarios”. También resaltó Funes la importancia de tener una propuesta abarcativa para abordar estas urgencias, y que para eso es muy importante reagrupar a las fuerzas populares, democráticas, patrióticas, antiimperialistas y antiterratenientes. “Tenemos la obligación de unificar mucho más a las fuerzas populares con las que venimos peleando en las calles. Nos colocamos como factor de unidad. Nosotros planteamos como camino el de las ocupaciones, como parte del camino del Argentinazo, la rebelión agraria y las huelgas obreras”, afirmó Funes. Detalló luego cómo el gobierno de Macri achica los presupuestos no sólo en infraestructura, sino también en salud y educación, “sin hablar de cuántos de los que ocuparon son trabajadores de los talleres clandestinos que existen en la ciudad”.
Con respecto a las políticas del gobierno de la ciudad y del nacional, afirmó que es bueno recordar que “empezaron juntos la película, con la represión de la Metropolitana y la Federal, y la terminaron también juntos, como se vio en la conferencia de prensa conjunta de Aníbal Fernández y Rodríguez Larreta”.
“Negociar desde la ocupación”
Juan Carlos Alderete planteó que es un problema de principio homenajear a los compañeros muertos de Formosa, y a los de Soldati. Afirmó que en el asentamiento predominó la línea del gobierno nacional, no la nuestra, y que “los compañeros que resistieron hasta el final entendieron que únicamente se puede negociar manteniendo la ocupación”.
Se refirió Alderete al proceso de lucha por la tierra que lo tuvo como protagonista, partiendo de sus comienzos en la villa Matienzo, de Colegiales, en la Capital Federal, en los ’70. Cómo de ahí aprendieron para los asentamientos en el Gran Buenos Aires en los años ‘82 al ‘87, asentamientos que también costaron vidas. “Allí aprendimos que en honor a los compañeros que mataban, no nos tenían que desalojar, y que teníamos que negociar manteniendo la ocupación”. Esta línea permitió regularizar la situación dominial en esos asentamientos, al cabo de los años. “Por eso nuestra organización, la CCC, debe impulsar las tomas en todo el país”.
Contó Alderete cómo es el proceso en las cooperativas de construcción de viviendas, donde el compañero se construye su propia casa “lo que tiene un valor enorme, más allá de lo económico”, a la vez que demandó un verdadero plan de viviendas populares “porque en los últimos años las viviendas populares que se construyeron fueron con el esfuerzo del pueblo. Las villas y los asentamientos son los verdaderos barrios populares que se han construido”.
Y finalizó planteando la importancia de unificar las propuestas para englobar a todos los que tienen problemas de vivienda. Se desnudó el déficit habitacional que tenían tapado debajo de la alfombra. “Tenemos que juntarnos con todos los que quieren dar vuelta la tortilla, y en lo inmediato ver cómo volvemos a la carga con las ocupaciones”.