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12 de enero de 2011

Base económica estructural y realidad social

Hoy 1351 / ¿Un país para 15 millones?

Para la economía política científica, en la opinión de Carlos Marx, el método de análisis de la sociedad contemporánea debe adoptar un plan que tenga en cuenta principalmente “las categorías que constituyen la estructura interna de la sociedad burguesa y sobre las cuales reposan las clases fundamentales. Capital, trabajo asalariado, propiedad de la tierra. Sus relaciones recíprocas. Ciudad y campo. Las tres grandes clases sociales. El intercambio entre ellas. Circulación. Crédito (privado)”. (Introducción a la crítica de la economía política. Buenos Aires. Ediciones Estudio. 1973).
En un momento en la Argentina, donde abundan los economistas y opinólogos del sistema, cuyos estudios se concentran en destacar y comparar el crecimiento de la economía con la de algunos países de los llamados “emergentes” y eluden referirse a las causas estructurales de la desocupación y la pobreza, bien vale la pena recordar esta cuestión básica de metodología, a efectos de hacer un repaso muy sintético de algunos datos de la realidad que nos toca vivir.

Las empresas
En el año 1997 las 200 más grandes empresas de la Argentina facturaban el 11,2% del Producto Bruto Interno (PBI); 104 de ellas eran de capital imperialista. En el año 2007 esas 200 empresas facturaron el 21,6% del PBI y las extranjeras pasaron a ser 128, lo cual evidencia que al calor de los últimos años, incluidos cuatro de gobierno kirchnerista, lo que avanzó fue la concentración monopólica de la producción y la extranjerización de la industria. En el año 2009 en concepto de intereses, utilidades y dividendos, regalías y beneficios empresariales, se remitieron al extranjero 15.060 millones de dólares. Resulta llamativo que la recaudación total por impuesto a las ganancias del año 2009, que incluye a pequeños y medianos empresarios nacionales y hasta trabajadores asalariados haya ascendido a 13.812 millones de dólares.

Los trabajadores
Según la medición del Indec para el tercer trimestre del año 2010, la población económicamente activa (PEA) de nuestro país en los 31 aglomerados urbanos era de 11.436.000 personas sobre una población de 24.887.000 habitantes. Teniendo en cuenta que el cálculo se hace con una tasa de actividad del 46% para esos 31 aglomerados, si hacemos extensiva la medición a los 40 millones de habitantes que dio el Censo 2010, con una tasa de actividad promedio del 40%, la PEA total sería de 16 millones de personas. El problema consiste en que de este total, según cifras de la Anses trabajan en blanco aportando a la seguridad social aproximadamente 8 millones de trabajadores, privados y públicos, y otros 4 millones están en negro. La diferencia de 4 millones para llegar a la hipótesis de una PEA de 16 millones son en su inmensa mayoría trabajadores desocupados, productores agropecuarios, comerciantes, trabajadores informales y profesionales. En estas condiciones la seguridad social se cubre parcialmente y los beneficios dependen por ahora del Fondo de Garantía derivado de los recursos recuperados, en buena hora, de las jubilaciones privadas que estaban en manos de las AFJP.
La tierra
De las 170 millones de hectáreas con aptitud agrícola-ganadera-forestal de nuestro país, 74,3 millones están en manos de 4 mil grandes terratenientes, con superficies de más de 5 mil hectáreas, es decir el 1,5% de los propietarios poseen el 43% de la tierra y entre ellos un puñado de extranjeros son dueños de 18 millones de hectáreas. En la otra punta 272.581 explotaciones que quedaban (en 1969 eran 509.000) poseen el 57% restante. En 1987, bajo la dirección de Carlos Prunotto, Federación Agraria Argentina publicó un folleto sobre uso y tenencia de la tierra donde se consigna que la Argentina tiene “116 millones de hectáreas (…) sobre la isoyeta de 500 mm (de lluvia), lo que garantiza que las mismas son potencialmente agrícolas a secano”. El Censo Nacional Agropecuario de 2008 registró que la superficie implantada total en primera ocupación fue de 26.926.895 hectáreas. Sobre esta superficie lo que avanzó fue el cultivo de la soja y disminuyó el cultivo de cereales, legumbres, hortalizas y pasturas.

La urbanización
La evolución del fenómeno de la urbanización en la Argentina tiene como base la estructura de la propiedad de la tierra que hemos señalado. En el año 1970 la población rural era el 21,5% del total; en el Censo del año 2001 la población rural había descendido al 10,7%. Los datos preliminares del Censo 2010 indican que la población rural sigue en descenso y el éxodo del campo a la ciudad continúa y se agrava. La lucha de los pueblos originarios de Formosa que sufrieron la represión y el asesinato del compañero Roberto López, al igual que la del conjunto de los originarios de la Argentina y la multitudinaria ocupación del Parque Indoamericano de Soldati, tienen como causa de fondo la cuestión de la propiedad de la tierra rural y urbana.
Son estos los problemas básicos a tener en cuenta cuando se analiza el momento económico y la realidad social que vive nuestro país. Desde el segundo semestre del año 2002, excepto el año 2009, la economía crece a tasas elevadas. El crecimiento relativo incluye a lo sumo a 15 millones de argentinos que disfrutan en diversos grados de los beneficios de la reanimación económica, en tanto que los otros 25 millones sobreviven en condiciones precarias y con capacidad adquisitiva en descenso por el flagelo de la inflación. También hay que decir que la casi totalidad de los economistas, o consultoras, aceptan sin chistar el engaño metodológico del Indec que solo considera desocupados a los que han buscado trabajo la última semana (antes era el último mes) e incluye como ocupados a los desocupados que reciben cualquier tipo de subsidios. La falsedad del discurso de la inclusión social “para todos” quedó en evidencia en estos días y será imposible solucionar el drama de millones de argentinos y lograr la independencia y la grandeza nacional si no se modifica la raíz estructural de la economía, que ha constituido siempre el soporte del andamiaje legal y político de la Argentina y sobre el que se apoya y avanza el poder económico del kirchnerismo.