Tras las pérdidas del día anterior por los temores sobre China (ver recuadro), el viernes 21 de enero las bolsas europeas volvieron a caer arrastradas por las norteamericanas ante el anuncio del Bank of America, el segundo en importancia en Estados Unidos, de una pérdida neta de 2.200 millones de dólares en 2010, como consecuencia de un aumento de la mora en los créditos. En Wall Street, el índice industrial Dow Jones perdió el 0,67% y el tecnológico Nasdaq, el 0,76 por ciento. En Europa, las pérdidas fueron encabezadas por el índice Dax de Fráncfort (el –1,50%) y el Ibex de Madrid (el –1,46%).
Los resultados decepcionantes del Bank of America, a los que se sumaron los de General Electric (sus ingresos cayeron un 20%), recordaron a los inversionistas que los negocios y los consumidores siguen teniendo dificultades para pagar deudas, pese a algunos pronósticos optimistas del gobierno sobre la recuperación.
Pérdidas de casas y de empleos
Los pronósticos optimistas sobre la economía yanqui se producen a pesar de un panorama persistentemente negativo para la vivienda. En promedio, los economistas ahora prevén que los precios de las casas caigan en 2011, luego de más de 12 meses de pronosticar modestos avances para este año. A su vez, se conoció que el número de bancarrotas en Estados Unidos había superado el millón en septiembre de 2010, con lo que se espera que alcance su mayor nivel desde que las leyes se hicieran más estrictas en 2005. Según los analistas, lo que está provocando las bancarrotas es el desplome de los precios de las casas y la pérdida de empleos que han dejado a millones de personas profundamente endeudadas y otras tantas sin viviendas.
Mientras tanto, 30 de 56 economistas consultados por el Wall Street Journal –no todos contestaron todas las preguntas– afirman que el alza en los precios de las viviendas no superará la inflación durante al menos los próximos tres años. Se considera que el exceso de oferta de viviendas está manteniendo la construcción en niveles deprimidos. En promedio, los economistas prevén que en 2011 comience la construcción de 700.000 casas, más que en 2009 y 2010, pero muy por debajo de los 1,5 millones de viviendas anuales en promedio entre 1959 y 2007.
“La debilidad del mercado laboral está reprimiendo la recuperación de la vivienda”, sostuvo Sean M. Snaith, de la Universidad Central de Florida.
Es que aun con una recuperación relativa del 3% para 2011 (en relación a la baja performance de 2010), los economistas ahora esperan que Estados Unidos genere unos 180.000 empleos mensuales en promedio este año, casi el doble que la media de 94.000 correspondiente al año pasado. Pero con el persistente crecimiento de la población, esta cifra no es ni de cerca suficiente para reducir rápidamente la tasa de desempleo, actualmente en 9,4%. Para fines de 2011, los economistas, en promedio, prevén que la tasa de desempleo sea de 8,8%.
El “giro” de Obama
En este contexto, tras haber concedido a los republicanos una prórroga a las rebajas de impuestos a los sectores más pudientes que venían de la época de Bush, el presidente Obama les viene reclamando que compartan la responsabilidad por el extraordinario endeudamiento de la potencia, pidiéndoles que aumenten el techo autorizado por el Congreso. Y en cuanto a su propio partido: “Les pido ese gesto antes de que la amenaza del cese de pagos se haga inminente”, escribió el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, en una carta a Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado. Gran parte del endeudamiento yanqui se origina en las guerras de Irak y Afganistán, declaradas durante la gestión de Bush, pero éste se ha agravado con los billones (millones de millones) de dólares destinados al salvataje a los grandes monopolios industriales y financieros.
En lo que para la prensa del sistema fue un giro sorpresivo y revelador de la urgencia que enfrenta, el presidente Obama designó el 6 de enero a un ex ejecutivo de la banca y hombre de confianza de Wall Street como su jefe de gabinete. Se trata de William Daley, quien fuera secretario de Comercio del ex presidente Bill Clinton y después directivo de la banca JP Morgan Chase, detalle que Obama omitió durante el acto en que lo presentó en la Casa Blanca.
El gesto es visto como un desesperado intento de Obama de recomponer lazos con el mundo empresarial y financiero, en momentos en que el desempleo y la mala economía hacen estragos con su popularidad. Gesto que acaba de reforzar la semana pasada con el nombramiento del director general de General Electric Jeffrey Immelt como jefe de su nueva junta de asesores económicos.