Vimos en la nota anterior (hoy N°1352), cómo Juan B. Alberdi describió físicamente al libertador, texto que trasluce el respeto que uno de los intelectuales más importantes del siglo 19 sentía por el guerrero retirado.
Es notable cómo el propio Alberdi reconoce que el general, no quería comentarios políticos, y solo conversaba de temas militares. Alberdi lamentablemente no nos contó de qué temas concretos pudieron conversar.
Vimos en la nota anterior (hoy N°1352), cómo Juan B. Alberdi describió físicamente al libertador, texto que trasluce el respeto que uno de los intelectuales más importantes del siglo 19 sentía por el guerrero retirado.
Es notable cómo el propio Alberdi reconoce que el general, no quería comentarios políticos, y solo conversaba de temas militares. Alberdi lamentablemente no nos contó de qué temas concretos pudieron conversar.
Pocos años después, San Martín fue visitado por Sarmiento, quien venía con una carta de recomendación del general Las Heras, y además estaba muy vinculado al gobierno de Chile, donde el general Bulnes, un antiguo guerrero de la independencia, tenía influencia.
Esto transformó a Sarmiento en un interlocutor político de San Martín. Durante la entrevista no se pusieron de acuerdo, y hasta podría inferirse, por el texto de Sarmiento, que terminaron disgustados. El tema de la discordia fue la caracterización de la situación política, y la independencia amenazada, los fantasmas extranjeros, etc.
Sarmiento, despechado, le comenta en carta del 4 de septiembre de 1846 a su amigo Antonio Aberastain: “va Ud. a buscar la opinión de los americanos mismos (en Europa) y por todas partes encuentra la misma incapacidad de juzgar. San Martín es el ariete desmontado ya que sirvió a la destrucción de los españoles; hombre de una pieza; anciano batido y ajado por las revoluciones americanas, ve en Rosas el defensor de la independencia amenazada y su ánimo noble se exalta y ofusca… San Martín era hombre viejo, con debilidades terrenales, con enfermedades de espíritu adquiridas en la vejez; habíamos vuelto a la época presente nombrando a Rosas y su sistema. Aquella inteligencia tan clara en otro tiempo, declina ahora; aquellos ojos tan penetrantes que de una mirada forjaban una página de la historia, estaban ahora turbios y allá en la lejana tierra veía fantasmas extranjeros, todas sus ideas se confundían, los españoles y las potencias extranjeras, la Patria, aquella Patria antigua, la estatua de piedra del antiguo héroe de la independencia, parecía enderezarse sobre el sarcófago para defender la América amenazada” (Soler Cañas Luís).
En la historia oficial, este texto permanece semioculto, a pesar de la importancia que tiene para entender el pensamiento político de quienes en la década de 1860, llegaron al gobierno, y prepararon con la guerra contra el Paraguay y la represión de Cuyo, el camino hacia 1880.
Para estudiar la lucha de clases en concreto, en cada momento histórico, y las ideas políticas que genera esa lucha de clases, debemos reconocer que la superestructura no se corresponde mecánicamente con la base de una sociedad, y que es necesario conocer en concreto cómo se expresaba cada idea política, en cada momento concreto. La tarea no es fácil, porque la historia oficial, ocultó, tergiversó, algunas cosas, pero lo fundamental es comprender que el estudio de la historia de las ideas políticas en Argentina, forma parte de conocimiento y la integración que aspiramos a tener con la sociedad argentina.