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21 de febrero de 2011

Dos años atrás, Tartagal, perteneciente al departamento San Martín, era noticia por el terrible alud en el que murieron dos personas. Ahora lo es por las muertes por desnutrición de más de 5 niños, algunos de ellos pertenecientes a la etnia wichí.

El hambre en el norte

Hoy 1356 / Mueren más chicos desnutridos en Salta

Estas muertes no son por problemas culturales, como manifestaba el gobernador Urtubey, sino consecuencia de faltas de políticas del Estado que den respuesta a las necesidades del pueblo salteño. Sobre todo a la población del norte, que después de las privatizaciones del gas y el petróleo se ve sumida en la desocupación, que sobrepasa el 40%.

Estas muertes no son por problemas culturales, como manifestaba el gobernador Urtubey, sino consecuencia de faltas de políticas del Estado que den respuesta a las necesidades del pueblo salteño. Sobre todo a la población del norte, que después de las privatizaciones del gas y el petróleo se ve sumida en la desocupación, que sobrepasa el 40%.
El avance de la sojización, el crecimiento de los latifundios y desmontes, desplazan día a día a los pueblos originarios a tierras cada vez más pobres en recursos naturales, lo que disminuye sus posibilidades de autosustento mediante la caza y la pesca. La producción actual basada en la soja, en Departamento San Martín y sur de Orán, en donde se desmonta mecánicamente -con tractores y cadenas que arrasan con el monte-, y se contratan empresas para cubrir el ciclo productivo, no genera mano de obra para la comunidad, como ocurría antes con la producción de poroto y los desmontes a machete y hacha.
Sin tierras propias, sin trabajo y hambreados, los que pueden llegar al Hospital, después de caminar varias horas, deben esperar otras horas más para ser atendidos. Porque el personal que trabaja allí es insuficiente para cubrir toda la demanda. Ya en el mes de octubre de 2010, el médico clínico César Oviedo, del Hospital de Tartagal Juan Domingo Perón, cabecera del departamento San Martín (156.678 habitantes según el Censo 2010), realizó una huelga de hambre, para denunciar la falta de insumos y de recursos humanos.
En una entrevista realizada por un diario local señalaba que “lo que hace falta es presupuesto. El Hospital de Orán (138.018 habitantes según Censo 2010) que tiene la misma categoría que el nuestro, tiene un presupuesto estimado en $40 millones y el de Tartagal de $19 millones, con el agravante que ellos tienen mucho más instrumental, muchos más insumos, médicos de guardia; hay dos de adultos y dos de pediatría, además de que cuenta con todo el plantel de residentes. Nuestro hospital tiene las mismas camas que el hospital de Orán; la médica pediatra que estuvo todo el día ayer, atendió a 180 pacientes, y es una sola pediatra, solamente en la guardia, porque además tiene 30 pacientes internados en el sector de pediatría que también son responsabilidad de ella”. (El Intransigente, 07/10/10, edición digital).

 

Falta presupuesto
La Asistencia Primaria de la Salud (APS) de San Martín, que controla atención en los centros de salud, con el seguimiento de los niños hasta los seis años y las embarazadas, se ve obstaculizada también por la falta de medios. Y los agentes sanitarios difícilmente pueden llegar a las zonas rurales y a las comunidades más afectadas; actualmente tienen que cubrir tareas para contrarrestar el dengue, la gripe, lesmaniasis y antavirus. Mientras se incrementa el número de las fuerzas de la policía y de gendarmería, que cuentan además con más elementos y vehículos, que les permiten ingresar a todas las zonas.
Los comedores comunitarios carecen del presupuesto suficiente para cubrir las calorías necesarias que requieren los niños que están en riesgo nutricional, recién después de tres semanas el comedor de la comunidad Sachapera recibió de la nación $1.156, monto mensual que no se actualiza desde hace dos años, previsto para 52 niños, que ahora llegan a 80, lo que significa menos de 80 centavos por niño. Y el refuerzo que recibían en bolsones está sujeto a la voluntad de los punteros políticos afines al gobierno nacional y provincial.
El hambre, la opresión y la exclusión que padecen los pueblos del norte no forman parte de su tradición ni de su cultura, es la consecuencia de décadas de saqueo y privatización de sus recursos naturales, de siglos de violación de los derechos a la tierra de las comunidades originarias, y de concentración de territorio y riquezas cada vez en menos manos. Es un problema histórico, social y político, en donde a los políticos del sistema sólo les interesa seguir llenando sus bolsillos, mientras continúan las muertes por desnutrición en una provincia rica en producción y recursos naturales.
Esto no va a cambiar si no es el mismo pueblo el que tome en sus manos la decisión y las acciones necesarias para que, siguiendo el ejemplo del pueblo egipcio, el hambre, la desocupación y la opresión del pueblo pasen a formar parte de su historia.