El jueves 18/2, después de una semana de lucha y 15 días de conciliación obligatoria, los sindicatos que tienen afiliados trabajando dentro de los puertos de la zona norte de Rosario firmaron acuerdos salariales con las respectivas cámaras patronales, que hacen subir los salarios de los trabajadores a sumas que van desde 3.800 hasta 5.000 pesos.
En porcentajes, esto equivale a aumentos que van desde el 10 al 100% para los distintos sindicatos y categorías.
El jueves 18/2, después de una semana de lucha y 15 días de conciliación obligatoria, los sindicatos que tienen afiliados trabajando dentro de los puertos de la zona norte de Rosario firmaron acuerdos salariales con las respectivas cámaras patronales, que hacen subir los salarios de los trabajadores a sumas que van desde 3.800 hasta 5.000 pesos.
En porcentajes, esto equivale a aumentos que van desde el 10 al 100% para los distintos sindicatos y categorías.
Es un gran triunfo para los trabajadores de la zona, pero tiene además una inmensa importancia nacional en momentos en que comienzan a armarse las discusiones paritarias de los principales gremios de todo el país.
Este triunfo se logró con una paralización total de la actividad aceitera y portuaria en las 17 plantas de las empresas que monopolizan el principal rubro de exportación del país: la semilla, el aceite y el expeller de soja. En su gran mayoría extranjeras.
Conviene recordar que este conflicto afectó a distintos gremios: Urgara, Uocra, SOMU, SUPA, que exigieron la equiparación de los trabajadores de sus gremios que trabajan en esas plantas, con el mínimo de convenio de $5.000 obtenido por el Sindicato de Aceiteros (mayoritario) en una gran lucha del mes de diciembre.
Este conflicto se desarrolló también en una aguda disputa entre la nueva CGT San Lorenzo (adscripta al moyanismo) y otro sector sindical liderado por el Sindicato de Aceiteros.
El gobierno nacional no intervino durante una semana, ya que tiene una disputa con algunos de los monopolios, particularmente los yanquis, por quién controla la principal fuente de divisas del país, apoyándose en que el poder de compra es casi totalmente de los chinos que ya han abierto dos inmensas plantas propias en la zona.
Pero la continuidad de la lucha y su repercusión en todo el país, obligaron a Cristina a desenmascararse y llamar abierta y públicamente a terminar con las luchas y los cortes, metiendo con todo al Ministerio de Trabajo a forzar este acuerdo, pero pudiendo solo limitar parcialmente el triunfo obrero.
Un factor en contra de la lucha es que hay gremios involucrados como Uocra, que en aras de su recaudación son un factor decisivo para permitir la tercerización y la división de los trabajadores. Y otros como el SUPA, subordinado a una oscura Cooperativa de Trabajo Portuario (Hermes Juárez), que contrata la mano de obra, y acumula fortunas incalculables, al recortarle una parte de los ingresos de los trabajadores.
Una lección a estudiar en todos sus detalles y contradicciones, para preparar lugar por lugar, la lucha por paritarias democráticas y aumentos que impidan el designio kirchnerista de descargar los efectos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y de todo el pueblo.
Y para avanzar en la recuperación de los cuerpos de delegados de las grandes empresas, que impidan que lo que se consigue con la lucha sea negociado por las direcciones propatronales y progubernamentales.