Hasta ahora se estudió muy poco las cifras del censo nacional de octubre del 2010. La limitación está dada, en principio, porque sólo se ha difundido oficialmente los resultados provisionales correspondientes al total general del país.
Hasta ahora se estudió muy poco las cifras del censo nacional de octubre del 2010. La limitación está dada, en principio, porque sólo se ha difundido oficialmente los resultados provisionales correspondientes al total general del país.
La información pública dice que somos 40.091.359 las personas que habitamos la República Argentina. Se define como el objetivo fundamental del Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda recoger y compilar datos sobre los aspectos demográficos, sociales y habitacionales de la población. No obstante es conveniente avanzar también en una primera lectura de los datos relacionándolos con algunos aspectos de la realidad y la política económica de los últimos diez años, lo que se llama el período intercensal que va desde el año 2001 al 2010.
Han trascendido objeciones a las cifras provisorias, principalmente referidas al verdadero alcance del relevamiento, debido a que existen numerosos testimonios de que los censistas no pasaron por determinados lugares o que no volvieron para recoger planillas. En algunas provincias los responsables de su ejecución reconocen porcentajes de no cobertura que oscilan entre el 3 y el 5% de la población. Por esta razón nos atenemos con reservas a las cifras difundidas.
Un crecimiento desparejo
La población de la Argentina ha crecido en promedio un 1,17% anual. En el anterior periodo intercensal 1991-2001 el crecimiento anual había sido del 1,12%, en general no hay variación significativa. El crecimiento es similar al que se registra al final de la primera década del siglo 21 en Brasil y Chile y muy inferior al de Paraguay, Bolivia, Venezuela y Colombia, que oscilan entre el 1,4% y el 1,8% anual.
El primer problema a tener en cuenta es que se agudiza la extraordinaria concentración de la población en un porcentaje ínfimo del territorio nacional, a saber: entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los 24 partidos que componen el Gran Buenos Aires, en total 4.725 kilómetros cuadrados, suman el 32% del total de la población del país. Si a este espacio le sumamos las ciudades de Córdoba, Rosario, Santa Fe y La Plata en aproximadamente 6.000 kilómetros cuadrados, o sea el 2,1% de la superficie continental de la Argentina, vive el 41% de su población. Esta enorme deformación demográfica continúa en avance, tal como surge de los datos provisorios del Censo 2010. Veamos.
Excluyendo la región de la Patagonia, cuyo crecimiento demográfico se ubica muy por arriba del promedio, se puede comprobar el retroceso porcentual de la población de las regiones del noroeste y noreste argentino y llamativamente también el de una provincia considerada pampeana como la de Entre Ríos.
La causa económica del crecimiento poblacional intercensal de Santa Cruz, 38,4%, Tierra del Fuego, 24,8% y Chubut, 22,6%, obedece principalmente a los regímenes de promoción industrial y a remesas de fondos de coparticipación federal de impuestos o de fondos discrecionales per cápita superiores al resto de las provincias. Por debajo de estos porcentajes de crecimiento de la población, y como excepción, se ubican las provincias de San Luís, 17,3% y Neuquén, 16,1%.
Migración interna e inmigración
El problema mayor es lo que está ocurriendo con provincias como La Pampa, 5,9%, Corrientes, 6,7%, Entre Ríos, 6,7%, Chaco, 7,0%, Formosa, 8,5%, o Jujuy, 9,9%, en donde se verifican caídas del crecimiento intercensal de la población respecto a censos anteriores. En algunas de estas provincias el crecimiento intercensal entre el año 1991 y 2001 había sido superior al 20%. En el estudio del crecimiento vegetativo de la población de estas provincias se observa que se mantiene el promedio del índice de natalidad y de mortalidad, razón por la cual es aleatoria la pregunta: ¿Por qué entonces crecen menos que la zona del Gran Buenos Aires, que registró un crecimiento del 14,1%? La causa no es otra que la migración interna de una parte importante de la población, principalmente de jóvenes que son expulsados de sus lugares de origen hacia el centro del país en donde la radicación de industrias es predominante y por lo tanto las oportunidades de empleo son mayores, tal como ocurrió en esta fase de reanimación relativa de la economía argentina entre el segundo semestre del año 2002 y el 2010, con excepción del retroceso del año 2009.
A esta migración interna se suma la inmigración de trabajadores de los países limítrofes hermanos como Paraguay y Bolivia, la inmensa mayoría de ellos sometidos a condiciones de trabajo esclavo, como se está denunciando en estos días, tanto en el trabajo agrario como en algunos talleres urbanos. Este tipo de trabajo se suma a la población desocupada que sigue presionando a los salarios a la baja, recurso que a lo largo de la historia los capitalistas urbanos y rurales utilizaron para aumentar o mantener sus ganancias.
Cuando se difundan más detalles censales el fenómeno de migración interna también se podrá estudiar en cada provincia, para conocer como fue el traslado de la población campesina hacia los centros urbanos de cada localidad, como resultado de la desaparición de varios miles de explotaciones agropecuarias que estaban a cargo de pequeños y medianos productores y que fueron desplazados por la concentración del uso y la propiedad de la tierra en manos de mega explotaciones.
Causas profundas
Este fenómeno de malformación demográfica tiene sus causas más profundas en el tipo de país que organizaron las clases dominantes de la Argentina, oligárquicas y proimperialistas, con centro en la producción pampeana agroexportadora dependiente del comprador extranjero y de localización industrial limitada, en áreas muy restringidas del territorio. En tanto el gobierno kirchnerista continúe de hecho estas directrices estratégicas de política económica y no se planifique nada para crear y recrear centenares de miles de chacras (el proyecto de nueva ley de arrendamiento que impulsa la Federación Agraria Argentina está prácticamente cajoneado en la Cámara de Diputados), y para diversificar la radicación industrial con pequeñas y medianas empresas para el conjunto del país, el cuadro hacia el próximo censo será aún más grave, a menos que ocurran cambios políticos de envergadura.