Las olas del tsunami popular siguen estremeciendo a numerosos países, en la vasta franja que abarca el norte de África, la península arábiga, el Mar Rojo, Medio Oriente y el Golfo Pérsico.
Las olas del tsunami popular siguen estremeciendo a numerosos países, en la vasta franja que abarca el norte de África, la península arábiga, el Mar Rojo, Medio Oriente y el Golfo Pérsico.
No se recuerda una movilización simultánea tan masiva, tan vasta y tan predominantemente juvenil como ésta, incluso en las décadas de los ’60 y ’70, cuando el sentimiento panárabe frente a la opresión de los imperialismos inglés y yanqui, y la causa del pueblo palestino frente a los fascistas israelíes respaldados por aquellos imperialismos, cohesionaba a las amplias masas populares de la región volcándolas a la lucha política y armada.
Alentadas por las impresionantes movilizaciones que lograron derrocar feroces dictaduras antipopulares enquistadas en el poder durante décadas como la de Ben Alí en Túnez y la de Mubarak en Egipto, la movilización democrática y antiimperialista crece enfrentando bestiales represiones como las que la semana anterior ensangrentaron a Libia, Bahrein y Yemen.
Turquía
Diversas organizaciones sindicales protestaron en Estambul contra la ley que debate el Parlamento turco y que eliminaría derechos laborales, abriendo camino a la tercerización y la flexibilización laboral.
Los trabajadores, que formaron una cadena humana alrededor del Parlamento, fueron reprimidos por una multitud de policías con gases lacrimógenos y carros hidrantes.
En son de burla contra el primer ministro Tayip Erdogan los trabajadores coreaban: “El fin de Tayip será sagrado” (la palabra turca para “sagrado” es mubarek, igual que el nombre del dictador egipcio derrocado Mubarak). Saludando a los pueblos de Egipto y Túnez también cantaban: “Tayip, ahora te toca a vos”.
Libia
Al cierre de esta edición de hoy reinaba en toda Libia un clima de guerra civil. La brutal represión desencadenada por el régimen de más de cuatro décadas de Muammar Gadafy a través de la policía, “servicios”, “comités revolucionarios” del partido oficialista y “mercenarios africanos” había provocado no menos de 300 muertos e innumerables heridos. Las manifestaciones reclamando la caída de Gadafy se multiplicaban en muchas ciudades del país, principalmente en Bengasi (al este sobre el Mediterráneo), y habían comenzado a producirse en la capital Trípoli. Varias de las matanzas fueron dirigidas contras las procesiones que acompañaban a los asesinados en días anteriores.
Pese a la sangrienta represión, decenas de miles de personas volvieron a ganar la calle el domingo 20 en Bengasi, Trípoli, Musrata, Zuia y otras ciudades.
Rumores daban cuenta de sectores del ejército pasándose al lado de los manifestantes y grupos de la población enfrentando con armas la represión oficial. “Fuerzas leales a Khadafy están todavía peleando desesperadamente para retomar el control, y la gente los combate calle por calle”, dijo un joven de Bengasi a la BBC el fin de semana. Uno de los hijos del dictador declaró que en esa ciudad el ejército perdió tanques, fusiles y municiones a manos de los manifestantes.
Gadafy, de origen militar, llegó al gobierno en 1969 mediante un golpe de Estado que, de manera similar al movimiento nasserista de 1952 en Egipto, derrocó la monarquía y adoptó medidas antiimperialistas como la eliminación de las bases militares inglesas y francesas y la nacionalización del petróleo. La penetración e influencia de la URSS ya socialimperialista lo embarcó del lado de Moscú durante el período de la disputa hegemónica entre las dos superpotencias. Siempre mantuvo fuertes relaciones económicas con Italia –la ex dominadora colonialista de Libia–, donde hace pocos meses fue recibido por el premier Berlusconi. Su estilo tiránico de gobierno –reforzado tras el derrumbe de la URSS y bajo la ofensiva mundial y regional del imperialismo yanqui en las décadas de 1990 y 2000– es enfrentado hoy por un movimiento opositor que reclama cambios democráticos.
Argelia
En el fin de semana, el régimen militar de Buteflika saturó con 30 mil policías la capital Argel, cortando calles y cercando, golpeando y arrestando a cientos de manifestantes. Hubo otra concentración en la ciudad occidental de Orán.
El gobierno anunció que “pronto” suavizaría las medidas de “emergencia” que rigen desde hace 18 años, y prometió mejorar las condiciones de empleo y vivienda. En enero, la represión a las movilizaciones contra la inflación, la miseria y la desocupación dejó 5 muertos y 800 heridos.
Bahrein
El ejército baleó a mansalva, el viernes 18, a miles de personas que manifestaban contra el régimen monárquico reaccionario en la plaza La Perla de la capital Manama (el símil de la plaza Liberación en Egipto). El día anterior la represión oficial había causado un muerto y más de 200 heridos. El viernes las fuerzas oficiales dejaron otro saldo de muertos y heridos entre los manifestantes que conmemoraban al activista asesinado el día anterior. Y el sábado volvieron a ametrallar a los asistentes al funeral de los asesinados, matando a decenas de personas. “La pesada mano de Arabia Saudita tal vez no está lejos”, escribe Robert Fisk (The Independent, 19/2).
Bahrein, un reino-isla del Golfo Pérsico, es una dependencia de hecho de Arabia Saudita y del imperialismo norteamericano, y sede de la 5ª Flota yanqui, que custodia las rutas del petróleo que sale del Golfo. Al igual que en Arabia la minoría gobernante pertenece al islamismo sunita, pero aquí la gran mayoría de la población es extranjera y de la rama chiíta, y reclama una nueva constitución que garantice la no discriminación.
El sábado, miles de manifestantes ocuparon la plaza central de Manama.
Yemen
Miles de manifestantes que reclamaban, por séptimo día consecutivo, la renuncia del presidente Saleh que gobierna desde hace 32 años, sufrieron una brutal represión policial en la sureña ciudad de Adén, con un saldo de cuatro muertos.
En la capital Saná, otros 4.000 manifestantes fueron atacados por la policía y matones del régimen, aliado fundamental de Washington por su posición estratégica a las puertas del Mar Rojo.
Marruecos
Finalmente la ola de masas llegó a este país del África noroccidental, ubicado frente a su ex dominadora colonialista España sobre el estrecho de Gibraltar, en las puertas del Mediterráneo.
Más de 20.000 personas manifestaron el domingo 20 en la capital Rabat y en Marrakech, Tánger (sobre el estrecho) y Casablanca exigiendo derechos democráticos. Algunas imágenes muestran escenas muy parecidas a las de nuestro Argentinazo: multitudes de jóvenes enfrentando la represión del régimen monárquico reaccionario con piedras y barricando las calles con autos incendiados.