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02 de marzo de 2011

Entrevistamos a la compañera Mónica Acosta, dirigente del proceso que consolidó la Cooperativa Renacer, empresa metalúrgica recuperada, tras años de lucha, en Ushuaia, Tierra del Fuego.

Renacer incorporó jóvenes

Hoy 1358 / Cambios en la recuperada de Tierra del Fuego

La compañera Mónica Acosta comienza contando que “Tenemos 136 personas en la Cooperativa. Están los socios más antiguos, alrededor de 80 compañeros, y se incorporaron 34 jóvenes. Además tenemos personal técnico, y jóvenes que están haciendo suplencias por este período de vacaciones, que son hijos de compañeros que están de vacaciones en sus lugares de origen. En la medida que ampliemos nuestra capacidad laboral, podremos incorporar más gente. Aspiramos en algún momento poder meternos en la fabricación de celulares, que es lo que más se está desarrollando en la isla.
“Ahora entendimos el sentido del decreto de impuestos internos que se firmó, y cuál era el producto base. Son los celulares, con una tecnología de punta que ya viene armada, y que acá en la isla lo único que se hace es ponerle una estampilla y mandarla al continente. Estos productos tienen grandes ventajas impositivas. Tributan sólo un 8% frente al 27% o 30% que tenía de impuestos cuando lo traían de Buenos Aires”.
Sobre cómo están el trabajo en la cooperativa, luego de haber obtenido el año pasado los títulos de propiedad de la fábrica y las máquinas, único caso entre las empresas recuperadas, dice Acosta: “Hay que aclarar que si bien la situación de los compañeros de la cooperativa mejoró, no es que estamos nadando en billetes. Tenemos un buen trabajo a terceros que lo defendemos a capa y espada, y vivimos a los palos con la UOM porque ellos nos disputan hasta el último joven. Nosotros tenemos condiciones de trabajo bastante buenas, y ellos quieren meterlos en ese contrato basura que es la ley de primer empleo, por el que le pagan por 8 horas 4.800 pesos, para hacer lo mismo que un trabajador de la categoría peón, la más baja, cobra 7.000 pesos.
“Desde la dirección de la UOM le plantean a los jóvenes que en vez de hacer el trabajo en la Cooperativa, entren a New San para hacerlo, y les dan la condición de afiliados, y la obra social. Tratan de acotar nuestro trabajo.
“Con el contrato de Sanyo fabricamos 800 microondas por día. De los microondas de nuestra propia marca, hacemos algo de producción cada tres meses, que es lo que demoran los insumos. Nos cuesta bastante la venta, y vamos avanzando de a poco. Arrancamos con un subsidio, y fuimos invirtiendo. Cada tres meses, hacemos un conteiner más. Ahora estamos por mandar una nueva partida de microondas marca Renacer: van 800 a una cooperativa obrera con varias sucursales en la Patagonia, otros 800 a un bolsero de Capital Federal, y tenemos otros 1.500 que queremos ver cómo promocionar, para hacer conocer la marca.
“Tenemos un muy buen contrato firmado con Garbarino, para la fabricación de 34.000 equipos, pero que no se ha puesto en práctica aún, porque falta una orden de compra por parte de Garbarino, que es la garantía para liberar los fondos del empréstito”.
En Renacer se ha consolidado una pequeña estructura de trabajo, aunque cuesta bastante. Ahora estamos abordando el tema de los jóvenes que se han incorporado, para la mayoría de los cuales es su primera experiencia laboral, con las características de que acá en la Cooperativa los tratamos de proteger por demás, y eso se vuelve en contra a la hora de tener una disciplina laboral con algunos.
Son debates nuevos, que tienen que ver con cómo llevamos adelante la producción. Bienvenidos sean, porque antes, cuando no teníamos trabajo, los debates eran otros. Se está discutiendo un estatuto interno de la Cooperativa, manteniendo las asambleas, y tanto el Consejo de Administración como el de Producción. Hemos incorporado las asambleas de jóvenes, porque si bien hacemos las generales, este es un espacio donde se sueltan un poco más, nos hacen críticas y vemos cómo podemos corregir. No son tan periódicas como quisiéramos. Cuando tenés un plan de producción riguroso, el centro lo ponemos ahí, y empezamos a hacer agua en otras cosas. Ahí ves que si no te das una política de formación de los compañeros, y vas creciendo de acuerdo a eso.

 

–¿Ha habido radicación de nuevas empresas metalúrgicas?
–Estos nuevos productos se están haciendo con la capacidad instalada que hay en la isla. No ha crecido en forma considerable el parque industrial. Lo que hay más son esos contratos basura que mencioné antes. Es la flexibilización a fondo. En Sanyo, por ejemplo, de los 700 trabajadores que tiene, el porcentaje de efectivos es una ínfima parte.

 

–¿Cuál es la situación de la cooperativa con la UOM?
–La dirección del sindicato nos ve como una amenaza constante, y no nos permite el ingreso a las plantas. Los trabajadores de la cooperativa, que tenemos el monotributo social, optamos por la obra social de la UOM, y ellos no nos aceptan, con el argumento de que no se aceptan a las cooperativas en las obras sociales a nivel nacional. Hay muchos debates sobre la cuestión sindical, y cómo reforzar nuestro proceso. Tenemos un tema con la UOM, que es que sus representantes en la comisión del Área Aduanera Especial, el organismo que determina qué productos salen de la isla, nos ponen constantes trabas. Y el gobierno nacional les da mucha autoridad, a veces por encima de los funcionarios nacionales y provinciales.
Nosotros ahora estamos dando una batalla política para integrar el Área Aduanera Especial, pero también estamos viendo que si no tenemos protección sindical, qué herramienta potencia más la unidad con el resto de los metalúrgicos de Tierra del Fuego. No estamos encasillados.