Las palabras
Las palabras
“Por un lado, la polifónica voz de las multitudes entrando en la escena a anunciar su decisión de tomar en sus manos la vida política argentina, y por el otro los disparos”. Para Carta Abierta Formosa, Barracas, el Indoamericano serían “los disparos”, contrapuestos a “en las calles y plazas y centros de reunión, la afirmación vital y desenfadada de un país a la medida de los sueños de quienes los habitan y la voluntad de sostener y llevar adelante un rumbo”, tal la interpretación que asigna a la significativa movilización de despedida y homenaje a Néstor Kirchner tras su muerte.
“Contrapunto áspero y extraño” –señala-, ”momento histórico” al que no puede dejar de reconocerse como “efecto, ante todo, de una larga trama de necesidades populares y luchas por resolver esas necesidades”, pero al que postula incomprensible …sin asociarlas estrechamente a la lucidez con que fueron reconocidas necesidades y luchas y a la audacia con que se les buscaron soluciones”. Por eso manifiesta: “no podemos dejar de decir nuestra palabra, ante los tiempos graves y cargados de posibilidades que se manifiestan en estos días, en los que la convicción de avanzar hacia un país más justo es amenazada por las fuerzas de la destitución y de la regresión conservadora”.
Coincidimos en la gravedad del momento, efecto, como señalan, de esa” larga trama de necesidades populares y luchas por resolver esas necesidades”, y ciertamente es múltiple la evidencia de miles de compatriotas en movimiento por dar vuelta sus condiciones oprobiosas de vida en pos de otro país. Diferimos, en cambio, en la pretensión de que esa movilización haya eclosionado hoy y, más aún, en la caracterización de Néstor -y Cristina- Kirchner como dadores de sentido y programa a esa movilización. Por el contrario, entendemos que tanto los Kirchner, así como su oposición oligárquica – la tradicionalmente considerada “derecha” -, constituyen el obstáculo cuyo brazo hay que torcer para que ese persistente proceso de lucha popular en busca de resolver aquella antigua trama de necesidades – que Carta Abierta acierta en reconocer -, encuentre el cauce para su resolución definitiva..
Como ha sido reconocido por propios y extraños, Néstor Kirchner llegó al gobierno del Estado – y junto con él al ejercicio del poder – para “recomponer la autoridad presidencial deteriorada por la megacrisis del año 2001”1. Vale decir, como una de las partes constitutivas del bloque de las clases dominantes del actual Estado oligárquico-imperialista , preocupadas en su conjunto por sacar la gente de las calles y recrear las condiciones de gobernabilidad, resolviendo así la “crisis de hegemonía” abierta tras el Argentinazo. Por eso Duhalde nunca consideró un demérito considerarse el “bombero” que contribuyó a apagar las llamas del incendio, y Kirchner siempre se ocupó de recordar que se trataba de “salir del infierno”.
Por consiguiente, lejos de ser un emergente de las fuerzas populares instituyentes del Argentinazo –que parieron el “que se vayan todos”-, Kirchner fue ungido como un representante de los poderes instituidos del Estado para reconstituir su gobernabilidad, frente a las brasas aún encendidas del Argentinazo.
Kirchner no llegó a la política en el 2003. Una versión –hagiográfica – que comienza a elaborarse en estos días- dice que, tras el golpe militar de 1976, se refugió en su provincia natal, “donde se dedicó a su trabajo profesional”2. Otros testimonios, menos complacientes, aún vigentes en el lugar, aseguran que comenzó a amasar dinero junto a su padre, en Santa Cruz, comprando a precio de remate casas hipotecadas que la gente perdió tras la resolución 1050 de Martínez de Hoz. La versión hagiográfica describe asépticamente que: “Volvió a la política en 1983 con la instauración de la democracia y fue titular de la Caja de Previsión social de la provincia (…) Pero lentamente fue tejiendo su propio poder hasta obtener la intendencia de Río Gallegos en 1987. Su gestión lo catapultó a la gobernación y tras un solo período como intendente ganó las elecciones de 1991 con el 61% de los votos. Fue reelecto en 1995 con el 66,5% y en 1999 por un porcentaje similar”3.
Ahora bien, ¿Qué alianzas de poder lo sostuvieron? El biógrafo prefiere no interrogarse sobre ello. Pero es público que los Kirchner apoyaron la privatización de YPF por el menemismo, e hicieron de Santa Cruz el paraíso –desde entonces hasta ahora- de terratenientes como Benetton (900 mil has), Braun, Menéndez, de las mineras de Cerro Vanguardia, de pesqueras como Conarpesa. Por lo demás, no existe registro que hayan organizado un sólo acto en repudio del 24 de marzo de 1976 en esa época, y sí, por el contrario, del envío de patotas a disuadir a la gente que manifestaba con sus cacerolas frente a la Casa de Gobierno provincial, en diciembre de 2001.
Más pragmático, el biógrafo prefiere consignar que: “ Rápidamente se desalineó del por entonces presidente Carlos Menem , lanzó su primera formación política…Y un tiempo después, su núcleo duro, el Grupo Calafate rodeó a Eduardo Duhalde, por entonces líder interno ya alejado del presidente riojano. La debacle de 2001 obligó a barajar y dar de nuevo en la Argentina. La llegada de Duhalde al gobierno parecía estabilizar al país, pero los crímenes de M. Kostecki y D. Santillán echaron por tierra la ilusión …Un intento fallido por instalar a Carlos Reutemann y a José M. de la Sota, dejó como único candidato sólido… a Kirchner. No lo desaprovechó”.4
¿Cómo derivar de este relato -que no es más que la descripción de la ascensión de un candidato surgido de la pugna de poder de los grupos del Estado hegemónicos de turno- la imagen de un Kirchner caudillo de intereses y demandas populares, en ebullición en el 2003, cuya política haya expresado y deba por consiguiente profundizarse?
Carta Abierta atribuye al kirchnerismo la “hasta entonces inédita decisión de hacer del rechazo a la represión a protestas o reclamos políticos y sociales un principio básico e irrenunciable” Y responsabiliza en cambio del “despliegue de brutalidad que se llevó las vidas (sic) de Mariano Ferreyra, Roberto López, Rosemary Churupaña, Bernardo Salgueiro y Juan Castañeda Quispe (a) la falta de reparos con que se lanzan a recuperar sus privilegios el viejo orden neoliberal y quienes fueron sus beneficiarios. No extinguido del todo sino todavía operante en las estructuras de la sociedad, e incluso incrustado en el Estado mismo, el orden neoliberal”. Desde esa posición, trata de explicar: “Si la tentativa destituyente de las patronales agromediáticas no logró concretar su objetivo a través del triunfo de 2009, y si la decisión de doblar la apuesta que eligieron como respuesta Néstor Kirchner y Cristina Fernández produjo una eclosión de la política y la participación popular que resultaban inimaginables hasta poco antes, la actual carencia de perspectiva electoral lleva a que la fuerza destituyente pase por la violencia, además de la inflación y del ininterrumpido trabajo de erosión del gran empresariado mediático”.
Pero frente a la perspectiva cierta de que los datos proporcionados por la realidad aporten otra evidencia –la de la relación de las fuerzas policiales y parapoliciales represoras con el kirchnerismo- como se manifesta en los asesinatos de Barracas, Formosa y el Indoamericano-, Carta Abierta debe avanzar -desde el impresionismo deliberadamente ambiguo con el que decidiera presentar los hechos ( “los disparos”)-. hacia una explicación de naturaleza más teórica: “Nunca dejó de estar el recurso de la violencia en el mapa de lo posible, pero esta nueva irrupción lleva a interrogarnos por las condiciones que le sirven de base (…): como ningún otro presidente antes en la Argentina, fue Cristina Kirchner quien hizo notar que gobierno del Estado y poder real no son sinónimos. Cuanto más crece la brecha entre ambos más conflictividad”. Y, desde allí, interpreta: “La persistencia de esas condiciones –lo que cruje y lo que reacciona- aparece expresada en los hechos de Villa Soldati, Formosa o Barracas, pero también en otros tramos de una cadena de la que forman parte los desalojos de los campesinos del Mocase en Santiago del Estero, el asesinato de jóvenes movilizados en Bariloche, las persecuciones a campesinos en otras provincias del Norte como consecuencia de la “conquista del desierto de baja intensidad” que están provocando quienes bregan por profundizar un modelo de especialización sojera de carácter excluyente, tendiente a reincidir en una inserción subordinada de Argentina en el mundo globalizado, en las antípodas del proyecto de autonomía nacional y de liquidación de las relaciones económicas asimétricas inaugurado por Néstor Kirchner”.
Las cosas
Está comprobada la participación de Pedraza y sus cómplices de la dirección de la Unión Ferroviaria, de la cúpula de Ferrobaires y de la Secretaría de Transportes,en la organización de la patota que disolvió la movilización de los ferroviarios tercerizados del Roca y tendió, con la participación de la Policía Federal, que liberó la zona, la cobarde emboscada en la cual fue asesinado Mariano Ferreyra.
Pedraza, la dirección de la Unión Ferroviaria, las concesionarias ferroviarias y la Secretaría de Transporte del gobierno kirchnerista están implicados en una trama de negocios que mueve miles de millones de pesos. Los subsidios del gobierno alimentan a concesionarias, de patronales amigas del gobierno (Cirigliano, Roggio, y otras). Dichas empresas tercerizan el trabajo del ferrocarril a una red de cooperativas que pagan salarios en negro, que son la tercera parte del que cobran los ferroviarios. Una de ellas, el Belgrano Cargas –de la que son socios Franco Macri y Moyano- está gerenciada por la esposa de Pedraza, Elsa Coria. Ferrobaires –la que estaba en conflicto por la lucha contra los despidos y el reconocimiento como ferroviarios de los trabajadores tercerizados – tiene entre sus dueños a Maximiliano Pedraza, hijo del jerarca de la UF.
Luego de acusar inicialmente a Duhalde, los Kirchner demoraron días en hacer comparecer ante la Justicia a algunos integrantes de la patota de Pedraza, presionados por la masiva movilización de repudio y el escándalo público generado por la publicación de fotos que demostraban la “simpatía” de uno de los implicados directos hacia altos funcionarios del gobierno. Néstor Kirchner tomó cartas personales en el asunto Y no deja de ser significativo que la fiscal del caso sea una discípula del procurador Esteban Righi, cuyo estudio jurídico –aunque temporalmente dirigido por su hijo- es el estudio de Pedraza y la Unión Ferroviaria.
El asesinato de Mariano Ferreyra – y la grave situación que afronta Elsa Rodríguez, que aún lucha por su vida tras ser alcanzada por un balazo en la cabeza- tornó así indisimulable la política de tercerización de la represión implementada por el kirchnerismo, para poner freno a las luchas. Por eso desveló a Kirchner, según dicen, hasta su muerte.
No se corresponde con la verdad –nos referimos a la objetividad de los hechos- atribuir a Kirchner “la hasta entonces inédita decisión de hacer del rechazo a la represión a protestas o reclamos políticos o sociales un principio básico e irrenunciable”, como afirma Carta Abierta. Aunque tal vez no sea sino la consecuencia de haberlo postulado, originariamente, como el lúcido intérprete de las necesidades y luchas populares cuya resolución habría iniciado con audacia en el 2003. Por el contrario, lúcido interprete de la necesidad de las clases dominantes frente al cambio de reglas para gobernar impuesto por el Argentinazo -tras los asesinatos de Kostecki y Santillán-, profundizó el camino de la judicialización y criminalización de las protestas populares, utilizó patotas –como en Santa Cruz-, o a las policías provinciales –como ocurrió con el asesinato de Fuentealba, o la brutal represión de Kraft – y sólo cuando fue imprescindible fuerzas federales (represión en el Casino, rebelión agraria, estudiantes de la FUBA).
Como expresara Liberpueblo, “contra esta política represiva que mata a nuestros compañeros es que el pueblo argentino se movilizó masivamente en octubre de 2010 en todo el país, repudiando este brutal asesinato y exigiendo juicio y castigo a los responsables políticos y materiales del crimen”
La represión sobre los vecinos de Soldati fue obra mancomunada de la Policía Federal junto con la Metropolitana, junto a grupos mafiosos. Carta Abierta manifiesta que “la decisión de crear un Ministerio de Seguridad y confiarlo a la conducción de Nilda Garré va en la dirección de dar la cara a lo pendiente”. Pero si la primera medida de Garré fue echar a toda la plana mayor de la Policía Federal – señal inequívoca de que la Federal reprimió -, y la Federal actuó por años bajo la dirección del Jefe de Gabinete Aníbal Fernández., ¿en qué pruebas se basa Carta Abierta para decir que no fue el gobierno quien reprimió? Y aún si fuera que esos jefes policiales expresaran esos “vigorosos poderes fácticos beneficiarios del orden neoliberal” que postula Carta Abierta, en los años “de transformación” que van del 2003 hasta hoy, ¿quién los promovió?.
Carta Abierta pretende atribuír al kirchnerismo el sentido de la profunda movilización instituyente. Es cierto que en el velorio de Nestor Kirchner se expresó una corriente popular importante, con muchos jóvenes. Pero lo principal de la movilización y lucha de masas viene, en realidad, del Santiagueñazo, tuvo un punto de quiebre en la conciencia de miles con el Argentinazo, y va por más. Razón por la cual no sólo se enfrentó al neoliberalismo si no también, crecientemente, a la política kirchnerista, sin por ello ceder a la propiciada por sus rivales oligárquicos.
De allí la deliberada ambigüedad de su discurso, que sobre la imposibilidad creciente de desmentir la percepción de los hechos, debe hacerlo en su representación. Véase, si no, la manera de referirse, sin identificarla explícitamente, al asesinato de Roberto López en Formosa: “…no caben en nuestro tiempo los despojos de tierras a los campesinos, las muertes, la represión a los reclamos, la desprotección a las víctimas, las desigualdades ante la ley o ante la aplicación de la ley, por parte de la policía o de la justicia. (…) Para sugerir, como corolario, la siguiente interpretación: “No es admisible que un disparo policial, surgido de las marañas políticas insensibles y cómplices (¿de quién? ¿o quiénes?) tienda a desbaratar…la decisión no represiva del Estado Nacional.”
La comunidad qom de La Primavera llevaba más de dos meses de corte de ruta y soportado la diaria provocación de matones de la familia Celia, policías y punteros del gobierno de Gildo Insfran, cuando el 23 de noviembre Roberto López fue fusilado por la espalda, tras la orden de desalojo de un juez servil. ¿Quién lo ordenó? La comunidad enfrentaba el despojo de 609 has, y trataba de defender otras 2.000, al norte de la ruta 86, objeto de un formidable negociado inmobiliario del gobernador tendiente a beneficiar al mejor postor a través de una Ley de Reordenamiento Territorial de reciente creación. ¿Por qué celebró Cristina Kirchner la inauguración de una obra pública junto a Insfran, dos días más tarde, sin siquiera una alusión al asesinato de López?
Como señala un informe de la Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) desde la asunción del gobierno de Néstor Kirchner en mayo de 2003 hasta hoy murieron 1.400 personas víctimas del gatillo fácil o la tortura en cárceles o comisarías. Más de la mitad de las víctimas eran varones menores de 25 años y el 30% tenían 27 años o menos, cifra que indica que una persona es asesinada por día por las fuerzas represivas de nuestro país. El informe también señala que “no hay purga que pare el gatillo fácil”, y que pasados 27 años de gobiernos constitucionales no se puede atribuir la profundización represiva sólo a “resabios de la dictadura”, a “desbordes individuales” o a “planes de estudio inadecuados con poca formación en DDHH”.
Coincidimos con la imagen de Carta Abierta de una “conquista del desierto de baja intensidad”propiciada por “quienes bregan por profundizar un modelo de especialización sojera de carácter excluyente tendiente a reincidir en una inserción subordinada de Argentina en el mundo globalizado”, pero ¿quién la profundizó?.
Como señala el 11º Congreso del PCR5: “El gobierno estimuló la sojización en función de la exportación de ese grano y aceite a China, lo que le ha facilitado la alianza con el núcleo principal de los terratenientes de la Pampa Húmeda, grandes pooles, las aceiteras, las cerealeras y los monopolios vinculados a ese cultivo. Cuando llegó al gobierno Kirchner se sembraban 9 millones de hectáreas de soja, y ahora se siembran más de 16 millones”. Se ha producido una enorme concetración de la producción agropecuaria: el 3,8% de los productores produce el 60% de la soja. Con esa política el kirchnerismo ya había liquidado hace dos años 60.000 campesinos y chacareros, y desplazados del campo a las villas de las grandes ciudades. Esa, y no otra, es la razón del protagonismo de estos sectores en la gran rebelión agraria del 2008, detonada por la indiscriminada política de retenciones del gobierno.
El gobierno de Kirchner no fue, ni es, un gobierno de burguesía nacional, sino de burguesía intermediaria. Representó, desde el inicio, como señala un reciente Informe del PCR, “la hegemonía en el poder del sector petrolero (Pan American y Repsol, especialmente), minero, pesquero, el más poderoso grupo de terratenientes laneros (Benetton, Menéndez Behety, Braun Menéndez, entre otros), el monopolio del juego y la libertad para la fabricación de drogas y su tránsito hacia Europa. A la vez posee un poderoso grupo propio, económico y financiero, que ha ido creciendo en estos años…y asoció a su grupo a los principales pooles de siembra y a los principales establecimientos de cría a corral”(pp.1 y 2). “El kirchnerismo tiene como línea fundamental la asociación estratégica con China, que ha sido durante varios años la principal compradora de aceite de soja y a la que ha hecho concesiones importantes como la mina de hierro de Sierra Grande, en Río Negro, la entrada en la producción petrolera al comprar una parte de Pan American, y el reciente contrato de compra de material ferroviario (factible de ser producido en el país) por más de 9 mil millones de dólares. El kirchnerismo tiene una relación estrecha con Franco Macri, principal testaferro de China para las inversiones en América Latina. A la vez se ha ligado estrechamente con viejos testaferros de la ex URSS, como Esquenazi y Eurnequian. Esto unido a una línea de múltiples acuerdos con los ingleses (Cerro Vanguardia, de capitales ingleses, explotada en sociedad con la provincia de Santa Cruz, entro otros, que exporta por más de 150 millones de dólares al año), con Israel, y de tira y afloje con los yanquis”( pp. 10 y 11), a quienes ha hecho concesiones importantes, como la posición frente a Irán, la participación en maniobras militares conjuntas o el pago de la deuda externa.6 .
La contradicción del kirchnerismo con otros grupos monopolistas – caso de los grupos italianos Techint y FIAT, o el grupo ruso Clarín – y de burguesía rural y terratenientes – representadas en la Sociedad Rural o CARBAP, se manifestaron frente al intento de implementar mayores retenciones por la resolución 125. Ello expresa la pugna y reacomodaniento intraoligárquicos en plena disputa interimperialista por el control de la Argentina, agudizada tras la crisis mundial del capitalismo que estalló en el 2007. Kirchner inició su gobierno con un importante vínculo con Techint – que jugó un rol importante, tanto como Grobocopatel, uno de los “reyes de la soja”, en el relacionamiento con Venezuela – , aunque posteriormente la relación se enfrió por la estatización de Sidor y la aguda rivalidad de Techint con empresas chinas en el mercado mundial. También fue apoyado – y apoyó- al “grupo Clarín”, si bien la relación se fue tensando -tras la salida de Lavagna del gobierno y la ruptura con Duhalde- hasta su virtual ruptura durante el conflicto agrario y, fundamentalmente, cuando se propuso desplazarlo en procura de la formación de un grupo de multimedios de comunicación propio.
Por eso no tiene sustento verdadero la polarización de una “patronal agromediática destituyente” versus un “proyecto de autonomía nacional “kirchnerista, como plantea Carta Abierta. Lo que existe es una fragmentación del bloque de poder dominante, evidenciado en la disputa entre el kirchnerismo y otros sectores de su oposición oligárquica – Clarín, Techint, Sociedad Rural, etc -. Todos, de acuerdo en descargar los efectos de la crisis sobre el pueblo: unos- como el gobierno- a través del actual “ajuste inflacionario” : otros -la oposición oligárquica- a través del clásico ajuste ortodoxo.. Y, frente a ambas perspectivas, esa antigua trama de necesidades y la lucha por resolverlas de un pueblo que no es golpista ni destituyente, que hoy enfrenta la política actual, a la plebeya, con formas de democracia grande, que no está dispuesta a perder las libertades que conquistó con su lucha, y, por el contrario, está dispuesto a avanzar.
1 López, Artemio ,“El mejor presidente”, en Perfil, 28 de noviembre de 2010, p.42
2 Birenza, Hernan, “Ultimo adios al “loco” Kirchner”, en Caras y Caretas, Año 49 Nº2.252, noviembre de 2010, p. 8..
3 A la que habría renunciado, según cita la fuente, por desavenencias con el gobernador de entonces.
4 Brienza, Hernan, op.cit, p.10
5 Resoluciones sobre la situación política nacional.
6 Informe sobre la situación política, Comité Central, 30-y 31 de octubre de 2010.