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04 de marzo de 2011


Comentario a la obra “Tratado de Derecho del Trabajo en la Integración Regional” del Dr. Jaime César Lipovetzky

Política y Teoría N° 72 (105) / Marzo - junio de 2011

Acercarse a la obra del a través del Tratado de Derecho del Trabajo en la Integración Regional nos permite, como abogados laboralistas, adentrarnos en una práctica cotidiana de las contradicciones propias de nuestro tiempo: empleadores y trabajadores, que las más de las veces ha sido enfocado desde la doctrina como una cuestión normativa abstracta, según la mayor o menor influencia que ejerciera el sustrato material (económico) limitado al binomio (patrón-obrero) sin convocar los antecedentes históricos de aquél o, aún más grave, intentando nuevas caracterizaciones de las relaciones laborales, y diluyendo la contradicción principal con fórmulas revisionistas; imputando al el centro de gravedad el al resultado (económico) o servicio propiamente dicho.
     Hoy nos permitimos contamos en la doctrina contar con un estudioso del derecho laboral que, seguramente por su amplia trayectoria y ejercicio de la defensa de trabajadores, sindicatos, comisiones internas, etc. nos ofrece un análisis pormenorizado tanto de la legislación de nuestro país como del derecho comparado y de la integración regional, con un claro posicionamiento intelectual y un compromiso profesional que no abunda en nuestro tiempo.    
    
    Para quienes hemos transitado los claustros universitarios en los últimos años y hemos padecido la embestida neoliberal y discursos académicos sustentados en meras afirmaciones dogmáticas que temían por una profundización en los fundamentos esenciales del derecho laboral, hoy se nos permite adentrarnos en el debate y hurgar tanto en los pilares donde se sustenta el derecho laboral en este tipo de sociedad donde existe un Estado(para nada imparcial) entre las relaciones que nacen por un lado de quien sustenta el poder de los medios de producción, como de aquellos que ofrecen, sin libertad alguna sino por su necesidad: la mano de obra cotidiana; como en la defensa por los más débiles.
    Si le sumamos las relaciones intrincadas entre Estados miembros de un mercado común, el objetivo es doble. En este caso asumido con estilo y claridad propia de quienes han hecho de su profesión una herramienta válida para la conquista y conservación de un derecho laboral protectorio. La problemática de la integración regional enfocada desde la disciplina laboralista es tan necesaria como el repaso de los principios fundamentales del  derecho laboral, ambas cosas tratadas en esta obra con lucidez, propias de un intelectual con antecedentes doctrinarios de la talla del Dr. Lipovetzky. 
     Desentrañar la naturaleza misma del derecho laboral nos lleva a indagar las relaciones sociales que determinan al legislador y por ende la norma, producto de una síntesis de aquella contradicción; hurgar en los principios mismos que por su naturaleza económica determina la superestructura legal de la sociedad. Dónde sino en el campo del derecho laboral se ve más claramente – sin olvidar su origen en el derecho civil – la contradicción de clases antagónicas que intenta un tercer actor-instrumento (Estado) interceder para conciliar, aunque nunca escapando al condicionamiento de quienes detentan los medios de producción.
    Si bien el Dr. Lipovetzky indaga en este sentido la naturaleza misma del derecho laboral, no se deja persuadir por quienes aduciendo un “orden público” traducido por el legislador como “nación”, que no es más que el interés de las clases dominantes de hegemonizar sus valores; resalta el origen civilista de esta rama del derecho donde el Estado ha intercedido para equiparar la balanza. Consecuencia directa de la preponderancia no del interés de lo público sino de la detentación misma de los medios de producción tanto por los privados o en ciertos casos por el Estado. Así nos acerca Dr. Lipovetzky con nitidez la diferencia entre el orden público y el derecho público.
    Teniendo en cuenta el proceso de los últimos años en nuestro país se llegó a pensar que el progreso en materia laboral depende de la mayor o menor intervención del Estado en el proceso de producción, dependiendo este a su vez del modelo económico adoptado. Sin embargo, acallar u ocultar “la correlación de fuerzas sociales y la influencia real de los trabajadores y sus organizaciones de bases en las estructuras sindicales…” ha sido un intento infructuoso de impedir dejar al desnudo la naturaleza misma del derecho laboral.
    El abanico de análisis de las relaciones laborales, tanto en el ámbito privado como las prácticas fraudulentas del Estado de los últimos años, entre ellas los regímenes de becarios, pasantes, contratados, etc. son detalles no menores que dan una postura clara y contundente que forma parte de esta excepcional obra.
    Un capítulo vigente de nuestra historia es el trabajo agrario por lo que no podía quedar ausente de esta obra. Sustentado en el cometido intelectual y análisis de la materia en cuestión realizado por Otto Vargas, Lipovetzky cuestiona el régimen de la ley 22.248, caracterizándola como discriminatoria y violatoria al principio de igualdad. También de gran importancia es tratamiento que hace del régimen laboral del servicio doméstico.
    Así como la integración regional nos lleva a un debate sobre las negociaciones y acuerdos pendientes entre los países miembros del MERCOSUR, es materia saldada el estudio pormenorizado del derecho comparado realizado en esta obra. El vasto conocimiento del régimen laboral de Brasil y de los países miembros del MERCOSUR por parte del autor, nos acerca al desafío de los pueblos de Latinoamérica de pensar nuestro futuro en la integración, resolviendo no sólo las contradicciones internas de cada estado entre trabajadores y empresarios, sino también las existentes entre países oprimidos por las potencias extranjeras con afán de dominio sobre los pueblos y sus riquezas.