Noticias

30 de marzo de 2011


La guerra de Malvinas

Hoy 1362 / Del libro de Santiago Pacheco

¿Cuál fue la posición de los comunistas revolucionarios ante la Guerra de Malvinas? En primer lugar, nosotros dijimos que esta era una guerra justa. Los comunistas no estamos contra de todas las guerras, pensamos que hay guerras justas y guerras injustas. La guerra entre Paraguay y Bolivia, guerra entre dos países oprimidos, fue una guerra injusta. La Primera Guerra Mundial, guerra entre países imperialistas era una guerra injusta. La guerra de cualquier país oprimido contra un país opresor, independientemente de quien la inicie, es una guerra justa. La cuestión fundamental para definir el carácter de la guerra no es quién la empieza, ni que la conduzca un general borracho. La guerra de cualquier país oprimido contra un país opresor, para los comunistas, es una guerra justa. Eso lo dijo Lenin.
Lenin sostiene que hay guerras justas e injustas. Dice: “Si, por ejemplo, mañana Marruecos declarase la guerra a Francia, la India a Inglaterra, Persia o China a Rusia, etc. esas guerras serían ‘justas’, ‘defensivas’, independientemente de quien atacara primero, y todo socialista simpatizaría con la victoria de los Estados oprimidos, dependientes, menoscabados en sus derechos, sobre las grandes potencias opresoras, esclavistas y expoliadoras” (Lenin, Los principios del socialismo y la Guerra de 1914-15). (…) Los marxistas-leninistas-maoístas pensamos que la de Malvinas era una guerra justa, para la Nación Argentina, y era, al mismo tiempo, una guerra injusta, para el imperialismo inglés.
La segunda cuestión que nosotros evaluamos es cual era en esos momentos la contradicción principal. La contradicción principal para nosotros, hasta el momento de la guerra, era la contradicción dictadura-pueblo. A partir de la guerra de Malvinas, se hace principal otra contradicción, que es la contradicción de la Nación Argentina con el imperialismo inglés. Esto no quiere decir que había desaparecido la contradicción dictadura-pueblo, sino que se subordinaba a la anterior, por lo tanto el centro del ataque del pueblo pasó a ser al imperialismo inglés. Por eso propusimos una serie de medidas de golpe económico al imperialismo inglés, unidas a cuestiones democráticas como la libertad de los presos, la aparición con vida de los desaparecidos, etc., y unidas, también, a una propuesta sobre el tipo de guerra necesario para triunfar: popular y prolongada.

 

La reflexión de Otto Vargas
Sintetizando esta experiencia, Otto Vargas señaló: “El poder estaba en manos de una dictadura oligárquica y proimperialista, y los argentinos tuvimos que decidir en una situación semejante a la de 1806 y 1807 cuando las invasiones inglesas. Vivíamos oprimidos entonces por el virreinato colonial español y el pueblo tuvo que decidir en ese momento cuál era su enemigo principal, por encima del carácter tiránico del gobierno de turno. En plena guerra, el Comité Central del PCR, el 29 de mayo, alertó que ‘ni desde la Junta Militar, ni desde la mayoría de las direcciones sindicales y políticas se empuja realmente la organización de las masas para la guerra. Además, la quintacolumna proyanqui y prorrusa bloquea esa organización. Si la resistencia solo es sostenida por las Fuerzas Armadas con el apoyo pasivo del pueblo fracasará, porque el enemigo es muy poderoso’. Y frente a una propuesta de carácter oportunista de Montoneros, del PC y de Vanguardia Comunista que planteaba un gobierno de emergencia, dejando difusa la cuestión de la lucha contra la agresión inglesa, nosotros planteamos que estábamos dispuestos a ‘compartir las responsabilidades de un gobierno de Frente Unico Antiinglés que asegure el triunfo de la guerra en curso. Sobre la base de un ascenso del movimiento patriótico de masas y una crisis política que rompa el frente dictatorial de las clases dominantes, creemos que puede ser posible un tal tipo de Gobierno de Emergencia Nacional’. Y aprobamos un documento con diez puntos para ganar la guerra antiinglesa. (…) Nuestros militantes se enrolaron como voluntarios y tratamos de movilizar a fondo durante aquellos días”.
Y agrega: “El pueblo tuvo primero una actitud cautelosa; porque veníamos de la lucha del 30 de marzo y había un odio muy grande acumulado contra la dictadura, pero después se volcó a un apoyo total que estremeció a la Argentina. Yo verdaderamente no conozco y creo que nadie puede haber conocido una movilización mayor que la que se vivió con motivo de la Guerra de Malvinas, que conmovió desde los colegios de primer grado hasta a los ancianos. (…) A partir de ese momento comenzó el principio del fin de la dictadura, pero no porque ésta sufrió un colapso como resultado de la derrota bélica o por causa de sus contradicciones internas, sino porque el pueblo que protagonizó esa guerra ya no abandonó más las calles y las plazas de la República. Se generó una oleada que creó las condiciones para el retiro de la dictadura. Después del golpe del 15 de junio de 1982 se juega el turno dictatorial de Bignone-Reston, quienes negociaron una salida electoral acordada con sectores de la Multipartidaria, etc., pero ya los acontecimientos siguieron un rumbo imparable” (¿Ha muerto el comunismo? El maoísmo en la Argentina. Conversaciones con Otto Vargas. Ed. Agora).