En el mediodía del martes 12 de abril, un grupo de docentes llevaba a cabo en el ingreso a la ciudad una panfleteada en el marco de medidas de las medidas de fuerza que se estaban realizando en toda la provincia de Santa Cruz, convocadas por ATE–CTA y por la Asociación Docentes de Santa Cruz, quienes vienen peleando desde inicios del mes de marzo por un incremento salarial del 50 por ciento para toda la administración pública.
En el mediodía del martes 12 de abril, un grupo de docentes llevaba a cabo en el ingreso a la ciudad una panfleteada en el marco de medidas de las medidas de fuerza que se estaban realizando en toda la provincia de Santa Cruz, convocadas por ATE–CTA y por la Asociación Docentes de Santa Cruz, quienes vienen peleando desde inicios del mes de marzo por un incremento salarial del 50 por ciento para toda la administración pública.
La actividad, se realizaba con total calma, sin cortar la ruta nacional Nº 40, y con muy buena participación de parte de los vecinos de la zona.
Durante la actividad, un grupo de patoteros, quienes llevaban banderas e identificaciones del sindicato de la Uocra y se dirigían hacia 28 de Noviembre, se detuvo en el lugar de la panfleteada y amenazó a los docentes, muchos de ellos eran mujeres, diciendo frases tales como “donde está la Uocra, manda la Uocra” y amenazando incluso la vida de los compañeros.
Rápidamente, la noticia del apriete comenzó a circular por los medios radiales del lugar, que comenzaron a recepcionar convocatorias y mensajes de apoyo de parte de los vecinos hacia los docentes.
En ese mismo momento, se realizaba en Río Turbio la asamblea convocada por la filial local de Adosac, asamblea que, una vez de conocida la noticia de la presencia de la Uocra en la zona, pasó a un cuarto intermedio, y un grupo de docentes se dirigió hacia el acceso a 28 de Noviembre, para acompañar a los docentes que se encontraban allí.
Por otro lado, también un grupo de afiliados a ATE, se dirigió al lugar para acompañar a los manifestantes.
Es en ese momento, cuando los militantes de la Uocra, encabezados por su delegado normalizador, Carlos García, deciden comenzar con la terrible golpiza que dejaría a una gran cantidad de trabajadores con serias heridas.
García, secundado por Martínez, también de Uocra, hicieron caso omiso a los pedidos de los trabajadores docentes y de la salud, quienes pedían que cesen con la actitud patoteril, y, como se supiera después por los medios de comunicación, tampoco hicieron caso de los pedidos de Atanasio Pérez Osuna, diputado con licencia del Frente para la Victoria, y actual interventor de YCRT.
Atacando con piedras, palos y hierros, los matones de la Uocra no dieron oportunidad a los trabajadores que se manifestaban pacíficamente, y, durante la golpiza, no dejaron de amenazar a hombres y mujeres, recordándoles a todos ellos, en una clara actitud mafiosa que, sabían donde vivían y cuántos hijos tenían, además de afirmar “los vamos a matar a todos si no se van de acá”.
Como saldo de la terrible patoteada, quedaron muchos trabajadores heridos, Carlos Paredes y Luis Díaz de ATE Salud, son los más comprometidos, y debieron ser trasladados al hospital de Río Gallegos, mientras Armando Apaza, dirigente de Adosac y miembro de la CCC, recibió importantes golpes en su rostro, y debió ser hospitalizado en la ciudad de 28 de Noviembre, al igual que los compañeros Eduardo Ordóñez, Lito Paredes, Eduardo Soto y Héctor “Chucu” Rodríguez, quien fuera traslado posteriormente a Río Gallegos, por presentar golpes muy fuertes en la cabeza, que le comprometen en la actualidad parte de la audición, siendo el “Chucu” un gran músico y docente.
Luego de lo sucedido, Armando Apaza, ex secretario general de Adosac Río Turbio, actual congresal y dirigente de la CCC, hizo pública su postura respecto de lo sucedido. Apaza responsabilizó inmediatamente al gobierno provincial, teniendo en cuenta que tanto el gobernador Peralta como parte de su gabinete, se encontraban por esas horas presentes en la Cuenca Carbonífera y afirmó “el gobierno de Peralta ha tercerizado la represión, enviando a estos patoteros y mercenarios a golpear a todo aquel que se oponga a sus políticas de miseria”.
Por otro lado acusó al gobernador de poner en peligro la integridad de los compañeros trabajadores, ya que en conferencia de prensa, fue el propio Daniel Peralta, quien dio nombres de tres trabajadores que habían participado de una asamblea comunitaria. En este contexto Apaza indicó que “lo que hizo el gobernador es una botoneada, es como decirle a sus patoteros a quiénes hay que pegarles”.
Tanto Apaza como el resto de los referentes gremiales exigen la renuncia de Peralta y de José Córdoba, actual ministro de Gobierno de la provincia, y jefe máximo de las fuerzas de seguridad.
En otro tramo de la entrevista, el dirigente manifestó “lo que ocurrió acá no es un hecho aislado, hubo zona liberada y las ambulancias tardaron en llegar, la responsabilidad de todo esto es del gobierno provincial, y del propio gobernador, quien se jacta constantemente de ser acompañado por los patoteros de la Uocra, porque esos no son trabajadores. Los trabajadores de la construcción son gente noble, son los padres de nuestros alumnos que trabajan todos los días, los que nos patotearon a nosotros no son trabajadores, son mercenarios”.
Por otro lado, el “Pata” Apaza reivindicó la lucha por el 50 por ciento de incremento salarial y expresó que “a pesar de estas patoteadas del gobierno, a nosotros no nos van a quebrar, exigimos un aumento del 50 por ciento no solo para los docentes, sino también para toda la administración pública provincial, porque nos pueden pegar, nos pueden acusar de lo que quieran, pero no nos van a sacar de la calle, porque en las calles está la respuesta”.
La patoteada sindical generó en toda la Cuenca Carbonífera primero, y en toda la provincia después, un repudio generalizado al poder político y a la patota sindical, con masivas movilizaciones y la organización de la juventud, que marchó por las calles de toda la provincia, defendiendo a sus profesores y maestros, y reivindicando el derecho a huelga de la clase trabajadora.
El pueblo de la Cuenca y toda la provincia, respondió a la patota sindical y a las políticas de miseria de Peralta con miles de personas movilizadas en las calles, con bronca y solidaridad de todos los sectores de trabajadores, con presentaciones judiciales y participación activa en el fondo de huelga, con carpas en las principales plazas de la provincia y actividades que se están organizando para continuar peleando por el 50 por ciento de aumento salarial.