La historia de los sistemas electorales argentinos refleja, en última instancia, las luchas por los cambios de hegemonía dentro de las clases dominantes.
Luego de la gloriosa insurrección de mayo de 1810, en las pocas oportunidades en que se vota, siempre en forma local, el voto estuvo restringido a los propietarios inscriptos.
La historia de los sistemas electorales argentinos refleja, en última instancia, las luchas por los cambios de hegemonía dentro de las clases dominantes.
Luego de la gloriosa insurrección de mayo de 1810, en las pocas oportunidades en que se vota, siempre en forma local, el voto estuvo restringido a los propietarios inscriptos.
Dictada la Constitución en 1853, la primera ley electoral viene con voto cantado, es decir, el que votaba debía escribir su voto; si no sabía escribir, debía decir en alta voz el nombre y la autoridad de mesa lo escribía; se votaba en las iglesias.
Este sistema, con pequeñas modificaciones rigió hasta 1912, siendo el que permitió desde 1880 el acople del país al naciente imperialismo.
En 1912, con el pacto entre Yrigoyen y Sáenz Peña, se dejan de lado las insurrecciones cívicas que el radicalismo venía protagonizando, encaminándose hacia la conciliación con la oligarquía y el imperialismo. El pueblo consigue el voto secreto, universal y obligatorio, pero sólo para los hombres nativos, quedando excluidos las mujeres y los extranjeros. Aún así la aplicación de la ley electoral Sáenz Peña, es interrumpida en 1930 por el golpe de Estado. Iniciándose 10 años de fraude patriótico.
La ley Sáenz Peña fue útil el 24 de febrero de 1946, quedando demostrado que lo que en última instancia define siempre es la política.
No podemos tratar acá, todos los sistemas electorales; de la dictadura se salió con un pacto electoral, que evitó el desmembramiento de la legalidad dictatorial, y luego el Pacto de Olivos armó la reforma de 1994.
Producido el 2001, las clases dominantes manipularon los sistemas electorales: en el 2002 promulgaron la ley de internas abiertas, luego Duhalde las suspendió para las elecciones del 2003, y para el 2005, Néstor K. las volvió a suspender, derogándolas en el año 2006.
Tras las elecciones del 2009, las reflotaron por ley y la intentan aplicar el próximo 14 de agosto del 2011.
Ley electoral, y construcción o mantenimiento de hegemonía política van de la mano en la historia argentina.
