La semana pasada, la “renuncia” de Sergio Schoklender a la Fundación de Madres de Plaza de Mayo, sonó contundente, salpicó podrido, y seguirá salpicando el poder kirchnerista.
La semana pasada, la “renuncia” de Sergio Schoklender a la Fundación de Madres de Plaza de Mayo, sonó contundente, salpicó podrido, y seguirá salpicando el poder kirchnerista.
Saltó el lavado de dinero proveniente del Estado para la construcción de viviendas populares, compra de terrenos, una excéntrica casa en José C. Paz, dos aviones, un yate de más de 400 mil dólares, apuestas millonarias en el casino de Puerto Madero, nada menos que por parte del “niño mimado” de Hebe de Bonafini.
Ante este escándalo, la Asociación de Madres de Plaza de Mayo respondió en un comunicado argumentando que Schoklender se retiraba para continuar con sus proyectos personales. En tanto el gobierno nacional, se mantuvo con un mutismo como si no le afectara ¿Estrategia de hacerse el distraído para no quedar manchado con tanta evidencia? Se debe a que los fondos con los que se financiaron la construcción de 5.000 viviendas por casi 300 millones de dólares, provienen del Ministerio de Planificación, y tenían como destinatario la Fundación Sueños compartidos que administraba el abogado “defensor” de derechos humanos.
Según La Nación “Hubo obras que se realizaron sin licitación, otras con dudosos concursos, y se habría incurrido en irregularidades, como la entrega de fondos sin que se presentaran los certificados de obra correspondientes. En la construcción intervino la empresa Meldorek, que comparte domicilio fiscal con Schoklender y es la propietaria de dos aviones que suelen utilizar Schoklender y Hebe de Bonafini”.
Durante el fin de semana, Sergio Schoklender dio una entrevista exclusiva a Clarín, donde se dedicó a desmentir los dichos, a “justificar” cómo hace plata fácil, y a “salvar la ropa” a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Concluyó que la acusación se debe a una campaña para ensuciar el proyecto kirchnerista.
Estas denuncias de corrupción que estallan en las manos de Schoklender no son nuevas. Como hemos denunciado desde estas páginas, cuando la lucha por tierra y vivienda en el Parque Indoamericano, el administrador de Sueños Compartidos fue quien pidió públicamente el desalojo de las familias ocupantes con la policía federal. Así es como utiliza la bandera de los derechos humanos, pidiendo represión, porque el reclamo de vivienda por miles se cruzaba con sus intereses y sus negocios en el barrio.
Con su disfraz de cordero, pero con práctica mafiosa, Schoklender es el que comanda punteros de la Villa 20 y los “dilers” de la falopa que aprieta a familias de desocupados en la zona suroeste de la Capital Federal. Es el que en el barrio extorsiona a las familias para que suban al micro para el acto de Cristina o cuando Hebe se lo solicita. Es el que manda a los más pesados a provocar en el barrio a nuestros compañeros, cuando denuncian incumplimientos de los pagos a los compañeros de la construcción. Schoklender, todo un modelo de nuevo empresario de la era K.