Luego de varios meses de conflicto se firmó un acuerdo en dos tramos: 20% de enero a abril, los tres primeros meses no remunerativo, más un 9% de mayo a diciembre (total 29%). Dentro de ese último tramo se detalla una cláusula que reconoce un 1,5% en concepto de complemento personal por reintegro de impuesto a las ganancias, y el mínimo inicial se fijó en $5.800.
Luego de varios meses de conflicto se firmó un acuerdo en dos tramos: 20% de enero a abril, los tres primeros meses no remunerativo, más un 9% de mayo a diciembre (total 29%). Dentro de ese último tramo se detalla una cláusula que reconoce un 1,5% en concepto de complemento personal por reintegro de impuesto a las ganancias, y el mínimo inicial se fijó en $5.800.
Las asambleas en todo el país –con paros en las últimas horas de atención al público– y el paro nacional del 28 de abril hicieron retroceder a las cámaras empresariales y principalmente al gobierno nacional, que nos quería imponer el techo salarial fijado con Moyano del 24%, no obstante las ganancias extraordinarias que obtuvieron los Bancos durante 2010, 49% más que el año anterior, y la pérdida de poder adquisitivo sufrida producto de la inflación.
La contundencia del paro y las movilizaciones en todo el país rompieron la presión de las patronales y el Ministerio de Trabajo –que había decretado la conciliación obligatoria–, y demostraron la disposición de lucha que había en todo el gremio.
Fue muy importante el protagonismo durante el conflicto de las comisiones internas del Banco Nación, Ciudad, Provincia, Credicoop y Cabal, que se movilizaron en conjunto e instalaron la exigencia de un 35% de aumento salarial y el reintegro del impuesto a las ganancias, cuando la conducción de la Bancaria todavía no había hecho pública la negociación ni cuánto pedía.
Lo principal del balance es que el gobierno, a pesar del enojo de la presidenta por el paro de los bancarios, no pudo imponer el techo salarial establecido y tuvo que retroceder.
No obstante, muchos aspectos de la negociación siguen siendo insuficientes y muestran los condicionamientos que tiene la conducción de la Bancaria enchastrada por la causa de la mafia de los medicamentos: faltó una cláusula de revisión inflacionaria, sigue pendiente la situación de los bancarios tercerizados en los call centers y otras empresas vinculadas de los bancos, como Nación Servicios y Grupo Bapro; y principalmente una solución al impuesto a las ganancias que castiga a más del 90% de los trabajadores bancarios.
Nos preparamos para continuar la pelea, apostando a la reorganización de los cuerpos de delegados de base en todo el gremio, que son la garantía del protagonismo de los trabajadores.