“El plan de recortes y privatizaciones se aplicará ¡con o sin consenso!”, ladró el viernes 28 el primer ministro socialdemócrata de Grecia Giorgos Papandreu. Se refería al rechazo de la oposición griega al redoblado plan “de austeridad” que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea, con la complicidad del gobierno, le imponen a Grecia, ahogada de deudas, como condición previa para entregar un nuevo tramo del “rescate” financiero.
“El plan de recortes y privatizaciones se aplicará ¡con o sin consenso!”, ladró el viernes 28 el primer ministro socialdemócrata de Grecia Giorgos Papandreu. Se refería al rechazo de la oposición griega al redoblado plan “de austeridad” que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea, con la complicidad del gobierno, le imponen a Grecia, ahogada de deudas, como condición previa para entregar un nuevo tramo del “rescate” financiero.
El FMI y la UE habían exigido a los políticos griegos que “mostraran unidad” en la aprobación y aplicación del brutal ajustazo antinacional y antipopular, como requisito para aportar más fondos (es decir, les reclamaron que se arrodillaran juntos ante los dioses de las finanzas imperialistas, que son los responsables últimos del endeudamiento). Pero los partidos opositores esta vez dijeron No porque se vieron ante el abismo: los dos días anteriores toda Grecia había vuelto a incendiarse en repudio al nuevo plan de recortes y privatizaciones de Papandreu.
Que se vayan todos
El mundo árabe, Madrid, y ahora Atenas. El miércoles 26, miles de personas, en su mayoría jóvenes comunicados por Facebook, manifestaron por segunda noche consecutiva en la Plaza Syntagma (Constitución), frente al Parlamento griego. Más de 10.000 personas corearon “¡Ladrones, ladrones!”, haciendo gestos obscenos con la mano desde detrás de los policías antidisturbios a los legisladores escondidos en el Parlamento. Otros 5.000 aproximadamente se reunieron en el centro de Tesalónica.
Lo que probablemente asustó más a los políticos fue el carácter espontáneo de la manifestación: es una rareza en Grecia, al haber pasado de hecho por encima de los partidos y sindicatos que suelen ser sus organizadores.
“¿Qué hora es? ¡Hora de que se vayan!”, decían algunas pancartas. Además de Atenas, hubo protestas también en Salónica, Patras, Larissa, Volos, Rethymno y Hania. A partir de allí el movimiento creció como una bola de nieve: el domingo 29 ya eran una 40.000 las personas que colmaban la plaza frente al Parlamento.
La lucha de los jóvenes griegos adoptó el nombre del movimiento español: los grupos impulsores se denominan “Los indignados de la plaza Syntagma” o “Indignados de la Torre Blanca”, en referencia a Salónica.
El “socialista” Papandreu está dispuesto a llevar el ajuste antipopular hasta las últimas consecuencias. No hay que olvidar que su correligionario De la Rúa no vaciló en coimear a legisladores y hasta asesinar a decenas de manifestantes para hacer pasar la misma receta fondomonetarista, descargando la crisis sobre el pueblo y no sobre sus responsables. Papandreu se dispone a hacer lo mismo, si antes no lo voltea el pueblo.
