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08 de junio de 2011


“Sueños compartidos”: usufructo de la impunidad

Hoy 1372 / La política de cooptación del gobierno de los Kirchner

Las noticias aparecidas en las últimas semanas sobre graves hechos que comprometen a las Madres de Plaza de Mayo y que están en las antípodas de su trayectoria ética, nos conmueven y nos demandan un posicionamiento.
Cuando ya es imposible ocultar lo que en realidad es la punta del iceberg del escándalo de los negociados y la corrupción que involucra a la Fundación Madres de Plaza de Mayo y al Gobierno, el montaje oficialista pretende circunscribirlo al ex apoderado de la institución.

Las noticias aparecidas en las últimas semanas sobre graves hechos que comprometen a las Madres de Plaza de Mayo y que están en las antípodas de su trayectoria ética, nos conmueven y nos demandan un posicionamiento.
Cuando ya es imposible ocultar lo que en realidad es la punta del iceberg del escándalo de los negociados y la corrupción que involucra a la Fundación Madres de Plaza de Mayo y al Gobierno, el montaje oficialista pretende circunscribirlo al ex apoderado de la institución.
El “caso Schoklender”, por el contrario, constituye un verdadero analizador que permite acceder a la esencia de la política de cooptación del gobierno de los Kirchner. Este gobierno ha desarrollado dicha estrategia, manipulando las necesidades populares para favorecer a ciertas empresas y negocios y repartir cargos públicos, con fondos del Estado, a cambio de apoyo político.
A los efectos de conformar un escenario que le permitiera legitimarse, puso el foco en los organismos de derechos humanos y muy especialmente, como lo explicita con cinismo José Pablo Feinmann, en Hebe Bonafini. Para garantizarse gobernabilidad y terminar con la histórica experiencia de las asambleas populares surgidas del 2001, Kirchner aterrizó en un movimiento al que siempre había ignorado, utilizó la lucha contra la impunidad y el reconocimiento nacional e internacional de las madres y en esta misma perspectiva, no vaciló en dividir el movimiento de derechos humanos.
El blanqueo del entramado económico entre el gobierno y la Fundación, articulado por millonarios subsidios salidos de los ministerios K, pone en evidencia que la simbiosis Kirchner-Bonafini no es simplemente un acuerdo político sino que la cooptación tiene una base material. En este caso, incorpora, de hecho, a la Fundación Madres de Plaza de Mayo al grupo empresarial que se ha beneficiado durante este período. Esta empresa constructora no dudó en utilizar “la patota”, marca registrada del kirchnerismo, para intimidar a quienes trabajaban en sus obradores.
No subestimamos a Hebe. Cualquiera que la conozca sabe que controla y maneja todo lo que ocurre en el ámbito de su liderazgo.
Nosotros hemos acompañado durante los años duros de la dictadura a las madres. Hemos querido y admirado su férrea lucha sin concesiones por la aparición con vida de los detenidos desaparecidos y por el juicio y castigo a los genocidas. Hemos sido testigos de su proceso de construcción de conciencia política y del anhelo revolucionario producto de la práctica social que desarrollaron. Hemos conocido de cerca su firmeza y su posición ética de sostener los principios.
A partir del comienzo del período constitucional hemos tenido inmensos acuerdos y algunas divergencias. Pero por sobre todo, siempre hemos respetado, no sólo la historia, sino su política independiente de los gobiernos y su papel cuestionador. También el liderazgo de Hebe.
No hemos compartido la consigna de “quien cobra la indemnización se prostituye” pero ¿cómo puede articularse la rigidez de aquella postura con los negociados y la plata negra que hoy se denuncian?
No reconocemos en la Hebe Bonafini actual a aquella en cuyo ejemplo de lucha nos hemos nutrido. Por eso es tan profundo el impacto subjetivo que nos atraviesa, fundado en el deseo de que esto no ocurriera, pero que, muy a pesar nuestro, la realidad nos lo impone una y otra vez.

 

Este viraje nos diferencia, nos duele y produce un profundo daño
Las palabras tienen sentido y significación, un valor simbólico. El pasaje de “Asociación” a “Fundación” marca el clivaje, confirma el cambio cualitativo en las definiciones y los proyectos de las Madres. Por un lado la Fundación pasa a ser la pantalla de una gran empresa, y por otro Hebe operadora de un gobierno. Este viraje nos diferencia y nos duele y produce un profundo daño a la lucha por los derechos humanos.
Por eso es inadmisible que el último jueves, en la histórica Plaza, en presencia de funcionarios del gobierno nacional, de “la Cámpora” con sus jóvenes dirigentes, nuevos yupies; de las huestes de Alicia Kirchner; de la CGT de Moyano, Hebe dijera que ella no iba a hablar de “pelotudeces”.
Nada de nuestra historia nos exime de la responsabilidad sobre los hechos que producimos. Más aún, ella misma nos exige dar cuenta de los mismos. La negativa a hablar de “pelotudeces” es un acto de soberbia y de desprecio hacia nuestro pueblo y hacia todos aquellos que merecemos una explicación, porque hemos luchado siempre y seguimos siendo coherentes con esa lucha y porque también somos dañados por la corrupción y el matonaje que ensombrecen la trayectoria del movimiento de derechos humanos.
En la Plaza de la lucha y la denuncia, Hebe Bonafini ha hecho el jueves usufructo de impunidad. Pocos días después desvinculó de la Fundación a Pablo Schoklender y a 16 ejecutivos “para que todo quede limpio”. Durante el fin de semana sí hizo declaraciones: a Tiempo Argentino y en una entrevista con Víctor Hugo Morales. Probablemente el gobierno y ella hayan evaluado que su actuación del jueves no había sido feliz. Creo que este programa fue un montaje televisivo muy bien preparado. Evidentemente era necesario recuperar la imagen de otrora de Hebe Bonafini y separarla de Sergio y del escándalo de corrupción.
Se presentó un video sobre las “obras” de la empresa constructora, e inmediatamente después Hebe habló sobre las actividades y modalidades de trabajo de las Madres como si nada hubiera ocurrido. Era una escena bucólica. En verdad hubiera deseado que esta presentación respondiera a la realidad.
Luego, con extremo cuidado el periodista introdujo el “tema”. Hebe presentó a Sergio y eventualmente a los recientemente despedidos, como responsables de lo ocurrido. Es decir que Schoklender, orador en el acto del último 24 de marzo realizado por las Madres en el Mercado Central, sería, simplemente, una “anomalía” en un proyecto que funcionaba a las mil maravillas. De hoy en más, extirpada la anomalía todo continuará maravilloso. Ni Hebe ni el gobierno quedarían involucrados y la “obra” tendrá continuidad.
En lo personal, como seguramente le ocurra de diferentes maneras a muchas otras personas en este momento, hubiera deseado no tener que escribir nunca esta nota.


* Diana Kordon, Coordinadora de Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial (EATIP). Miembro de Liberpueblo.