Amalia falleció luego de luchar valerosamente contra una dura enfermedad por más de diez años. Años que le ganó a la muerte, años que transformó en una escuela para todos los que luchan contra el cáncer y que nos dejan una enorme enseñanza de voluntad y coraje. En los últimos meses se agudizó su mal pero nunca bajó los brazos y peleó hasta el final, con el mismo espíritu y las ganas de vivir de siempre.
Amalia falleció luego de luchar valerosamente contra una dura enfermedad por más de diez años. Años que le ganó a la muerte, años que transformó en una escuela para todos los que luchan contra el cáncer y que nos dejan una enorme enseñanza de voluntad y coraje. En los últimos meses se agudizó su mal pero nunca bajó los brazos y peleó hasta el final, con el mismo espíritu y las ganas de vivir de siempre.
Amalia abrazó la causa del comunismo a los 14 años, en medio de revueltas estudiantiles de los secundarios, y desde allí y por más de 50 años dedicó su vida a la revolución y a la construcción del Partido revolucionario. Luego vinieron años de militancia en la universidad: estudió Filosofía, allí se sumó al núcleo rebelde que decidió romper con el Partido Comunista. Fundadora del PCR, tuvo distintas tareas en el mismo, entre los que se destacan muchos y hermosos años de lucha gremial en la docencia de Morón, y luego como secretaria del Partido en la Zona Oeste del Gran Buenos Aires.
En la fría mañana del martes 7 de junio nos juntamos para darle el último adiós a Amalia. Estuvieron sus familiares, sus hijos, sus hermanos; sus amigos personales, muchos vecinos, sus compañeros docentes y cientos de compañeros de militancia: compañeros de los barrios de la zona, estudiantes, dirigentes obreros, militantes políticos. Nos dimos cita para despedir a quien encarnara en su vida y en su historia la sencillez de ser una comunista. Con la tristeza de la despedida se hicieron presente en cada uno de los que tomaron la palabra “pedacitos de Amalia”, como dijeron sus hijos. Entonces se hizo presente vehementemente la maestra que enseñó a niños con pies embarrados, la camarada respetuosa, tierna y firme a la hora de poner sobre la mesa sus opiniones, la compañera llena de horas para escuchar y comprender a quienes necesitaban organizar el sufrimiento y la lucha. Se hizo presente la amiga franca, la madre compañera, la abuela llena de ganas.
La despidieron también compañeros de militancia de las barriadas más humildes de Moreno, Ituzaingó, Hurlingham, Moron, La Matanza. Una delegación del CC del PCR y del CC de la JCR y compañeros de las zonas Norte, Sur, Zárate Campana, Centro y Norte de Capital, Soldati, Barracas, San Nicolás, San Martín, La Matanza, y de comisiones nacionales.
Se hizo presente Edgardo Reynoso del Cuerpo de Delegados de ferroviarios-TBA, Oscar Gutiérrez del PSA de Ituzaingó, y se recibieron condolencias del PCR de Mar del Plata, Mendoza, Rosario, Jujuy, Tucumán, del MST y del Movimiento Proyecto Sur de Moreno, del Suteba de Ituzaingó.
Despidieron a la camarada Amalia las palabras de Beatriz (amiga docente), Luis (del Comité Zonal), María (del Comité Zonal), Gloria (amiga), Arnoldo (del Comité Central), Otto Vargas (secretario general del PCR), y sus hijos Yamila y Maxi.
(Discursos completos en internet)
Las palabras de sus hijos
Yamila: Viejita querida, Babar hermosa, te fuiste, te nos fuiste.
Nunca hablaste de la muerte, siempre de la vida, del porvenir, ese porvenir victorioso al que le dedicaste todos los días de tu vida. Por eso te habrán gustado las palabras de un escritor que decían “lo que importa no es morirse, sino cómo se vivió”; y al escucharla hiciste una sonrisa plácida que mostraba satis facción de haber elegido vivir como lo hiciste.
Porque tu vida no era solo individual, vivías también en los sufrimientos, sentires y victorias del pueblo, y de tus seres queridos. Palpitabas en el corazón de todos, y todos palpitaban en el tuyo. Le hacías honor sin bombos ni platillos al espíritu del hombre nuevo del que hablaba y practicó el Che. Siempre valorabas al que tenías enfrente y tomabas de todos y cada uno lo mejor, partías de las potencialidades que anidan en los hombres, creías en las capacidades colectivas e individuales para transformar la realidad y en la posibilidad de construir el socialismo.
La Vieja siempre te escuchaba y te decía lo que pensaba, pero te acompañaba en cada paso del crecimiento, de una forma sencilla pero firme, te daba seguridad sin dejar de marcar los errores o lo que para ella estaba mal. La Vieja no se callaba en ninguna circunstancia, pero su tono suave para hablar tenía la fuerza de un rugido por el respeto que le teníamos. La Vieja derrochaba amor en todos las que la rodeábamos, no tenía límites para acariciar el alma de distintas maneras. Si de algo no queda duda es que honraste la vida a cabalidad, desde siempre y hasta el último minuto. Tu vida siempre fue un ejemplo para nosotros, es lo que nos dejaste. Anda tranquila Vieja, dejás en los que te amamos miles de herramientas para seguir. Dejás ejemplo de vida, de amor, y una llamita encendida en nuestros corazones. Hasta siempre mamita!”
Maxi: “De chico mamá siempre me pedía que le cantara esta canción. El tiempo fue pasando, me iba haciendo grande, ella me la seguía pidiendo y a mí ya me daba vergüenza. Quería despedirla cantándola con todos los que quieran. La canción es La Paloma, a ella le gustaría que la despidiera así…