Noticias

22 de junio de 2011

Coimas, expropiación forzada de tierras y casas, represión, explotación despiadada de decenas de millones de trabajadores “migrantes”. Tales son las bases internas del “milagro chino”. La rebeldía popular estalla por todos lados.

Estallidos sociales en China

Hoy 1374 / La pretendida “sociedad armoniosa”, al desnudo

Durante varias semanas China volvió a ser sacudida por una serie de violentas protestas de obreros, campesinos y vecinos de barriadas populares en diversas ciudades del país. La información se abre apenas paso por entre los intersticios de la censura fascista que ejerce el monopolio mediático oficial, dejando entrever la exasperación creciente de los sectores populares contra el poder de la burguesía monopolista china tanto en el nivel nacional como en los niveles provinciales, distritales y locales.

Durante varias semanas China volvió a ser sacudida por una serie de violentas protestas de obreros, campesinos y vecinos de barriadas populares en diversas ciudades del país. La información se abre apenas paso por entre los intersticios de la censura fascista que ejerce el monopolio mediático oficial, dejando entrever la exasperación creciente de los sectores populares contra el poder de la burguesía monopolista china tanto en el nivel nacional como en los niveles provinciales, distritales y locales.

Ladrillazos  botellazos
El viernes 10 de junio, cientos de personas atacaron a ladrillazos  botellazos a policías que acababan de golpear a una pareja de vendedores ambulantes en Xintang (provincia de Guangdong, capital Cantón, en el sur). Ante la reacción popular la policía desplegó centenares de efectivos y camiones blindados  25 personas fueron detenidas.
Casi sumultáneamente y en la misma provincia sureña de Guangdong –uno de los centros de la industria exportadora china–, el gobierno de la ciudad de Zengcheng movilizó otro fuerte dispositivo represivo el viernes 10, cuando miles de trabajadores migrantes rebelados contra el gobierno local quemaron edificios oficiales y atacaron autos de la policía, en reacción al ataque de agentes de seguridad a una vendedora ambulante embarazada. La trabajadora, de 20 años, cayó al suelo cuando los agentes la empujaron para desalojarla de su puesto en un operativo contra la venta callejera.
Las imágenes de los autos ardiendo se difundieron rápidamente por Internet y desataron la protesta. La policía instaló controles en las calles y patrulló la ciudad. Según el diario español El País los empresarios de Zengcheng recibieron instrucciones del gobierno de vigilar a sus empleados. Los directivos de más de 1.200 empresas de la zona fueron convocados el lunes 13 y recibieron orden de “prestar atención a dónde están sus trabajadores”.
Aproximadamente la mitad de los 800.000 habitantes de Zengcheng son emigrantes de otras provincias, especialmente de Sichuan.
El estallido de bronca sacó a la luz la frustración que alberga gran parte de la población china debido a la profundización de las diferencias sociales, las coimas y robos de bienes públicos, los continuos abusos de poder, y la inflación, especialmente en el precio de los alimentos y de la vivienda.
También en Guangdong, cientos de trabajadores migrantes de una fábrica de cerámica en Chaozhou atacaron edificios del gobierno e incendiaron autos a principios de junio, reclamando que la empresa les pagara los salarios que les debía.

 

Opresión étnica y represión social
En las últimas semanas las protestas sociales –que en China vienen creciendo en número y en intensidad desde hace una década– fueron especialmente turbulentas.
Durante mayo, en la región de Mongolia Interior (norte de China) se produjeron las mayores manifestaciones en veinte años. Allí la protesta se desencadenó por la muerte de un pastor mongol que intentó detener un camión de transporte con carbón proveniente de una mina. Al conocerse la noticia, cientos de mongoles salieron en repudio a la dominación de la etnia han –mayoritaria en China–, a la invasión de tierras sus y a los desastres ambientales sufridos por la minería intensiva que invade sus tradicionales praderas. El gobierno chino proclamó que invertirá millones de yuanes en la construcción de complejos mineros para convertir a esa región en el nuevo proveedor nacional de energía. Pero la mayoría de los mongoles son pastores y la minería arruina su economía nacional.
En la ciudad de Lichuan (provincia de Hubei), miles de personas manifestaron violentamente contra el gobierno local cuando Ran Jianxin, ex director de la oficina anticorrupción local, murió mientras estaba detenido en una comisaría. La policía alegó que Jianxin había sido detenido “por aceptar sobornos”, pero la población lo reconocía como un luchador contra las expropiaciones forzosas y las demoliciones, que había denunciado a otros funcionarios por corrupción en operaciones de expropiación de tierras. La multitud quemó varios patrulleros, y para acallarla se usaron camiones y gases lacrimógenos.

 

Expropiaciones y demoliciones
La disparada de los precios –el gobierno chino anunció la semana anterior que la inflación alcanzó en mayo el 5,5%, la cifra más alta desde 2008– es una de las mayores causas del descontento social ya que golpea de lleno a los campesinos, a los jubilados y a decenas de millones de migrantes que dejan el campo para buscar trabajo en las ciudades. China tiene alrededor de 145 millones de trabajadores migrantes provenientes de zonas rurales.
En abril se declararon en huelga durante varios días los choferes de camiones de Shanghai –el mayor puerto de contenedores del mundo–, en protesta contra la carestía de la vida y por el alza del precio del gasoil.
La “corrupción” y las expropiaciones “ilegales” de tierras y demoliciones de viviendas por autoridades locales, la violencia de funcionarios y patrones contra los trabajadores con la complicidad de las direcciones sindicales oficialistas: todo esto reproducido en decenas de miles de casos se ha convertido en el método habitual de acumulación de riqueza y poder de los empresarios y gobernantes en la China capitalista e imperialista, y desnuda el rostro real de la pretendida “sociedad armoniosa” que proclama el presidente Hu Jintao.